Un marco anal¨ªtico
El autor analiza la guerra del Golfo desde la perspectiva del 'sistema mundial', teor¨ªa seg¨²n la cual la unidad de an¨¢lisis para el estudio del desarrollo y comportamiento de los pa¨ªses no es la naci¨®n-Estado sino la econom¨ªa mundial capitalista.
En las ¨²ltimas semanas, y especialmente desde el d¨ªa 17 de enero, en que comenz¨® la guerra con los bombardeos de Irak por las llamadas fuerzas aliadas, se han escrito y pronunciado r¨ªos de palabras con las que se ha intentado analizar, interpretar y explicar el conflicto que la invasi¨®n de Kuwait por las fuerzas iraqu¨ªes transform¨® de latente en manifiesto. Sin embargo, no he hallado en los an¨¢lisis y explicaciones con que me he encontrado alusi¨®n alguna a la perspectiva del sistema mundial como marco anal¨ªtico del conflicto, a pesar de ser hoy d¨ªa esta perspectiva, elaborada por Immanuel Wallerstein y otros en el entorno del Centro Fernand Braudel de la SUNY-Binghamton, una de las escuelas dominantes en el estudio del desarrollo y el cambio social. No voy a mantener que la perspectiva del sistema mundial sea capaz de explicar cada uno de los m¨²ltiples matices del conflicto del golfo P¨¦rsico, pero s¨ª que puede ayudarnos a entender el n¨²cleo central y los procesos fundamentales del mismo.La teor¨ªa del sistema mundial sostiene que la unidad de an¨¢lisis apropiada para el estudio del proceso de desarrollo y de los comportamientos de pa¨ªses y sociedades no es la naci¨®n-Estado, sino el sistema mundial. Ello implica que para la comprensi¨®n del conflicto del golfo P¨¦rsico no debemos centrar el an¨¢lisis en Irak y sus problemas, ni en EE UU y los valores que sus gobernantes dicen defender, ni tampoco en la naci¨®n ¨¢rabe o en la causa del pueblo palestino. El an¨¢lisis debe centrarse en la econom¨ªa mundial capitalista, que es, seg¨²n la teor¨ªa, el sistema mundial en el que se encuentran desde el siglo XVI todos los pa¨ªses del mundo, incluidos los socialistas -o de "propiedad estatal de los medios de producci¨®n"-, como m¨¢s adelante veremos.
Otro rasgo metodol¨®gico de la perspectiva es la insistencia en que el an¨¢lisis del sistema mundial debe ser un an¨¢lisis hist¨®rico. Este an¨¢lisis a largo y medio plazo permite descubrir que el proceso de desarrollo de la econom¨ªa mundial capitalista se ha caracterizado en el pasado, y sigue caracterizandose en el presente, por relaciones de intercambio desigual que funcionan sistem¨¢ticamente para crear y perpetuar el desarrollo desigual de unas sociedades y otras. Historiadores y otros estudiosos han recordado en estos d¨ªas la dominaci¨®n occidental sobre el mundo isl¨¢mico desde el siglo XVII, as¨ª como las divisiones geogr¨¢ficas y pol¨ªticas impuestas por el Reino Unido y EE UU en la zona de Oriente Pr¨®ximo en fechas m¨¢s recientes, acompa?adas del apoyo incondicional a Israel. No es casualidad que tres de los cuatro encarnadores del mal identificados por los gobernantes norteamericanos en los ¨²ltimos 15 a?os hayan sido el coronel Muammar el Gaddafi, de Libia; el ayatol¨¢ Jomeini, de Ir¨¢n, y el presidente Sadam Husein, de Irak (el cuarto fue el general Noriega, de Panam¨¢).
Este sistema mundial al que se denomina econom¨ªa mundial capitalista, que contiene m¨²ltiples Estados y m¨²ltiples culturas, es un sistema estructurado de desigualdad basado en una divisi¨®n internacional del trabajo. La posici¨®n de cada pa¨ªs en este sistema de tres estratos -centro, semiperiferia y periferia- est¨¢ en funci¨®n de su papel en la producci¨®n mundial.
Est¨¢ claro que EE UU y la Europa occidental de alto desarrollo (Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, etc¨¦tera), as¨ª como Jap¨®n, son pa¨ªses integrantes del estrato superior, el centro. Se trata de Estados relativamente fuertes -esto es, capaces de movilizar grandes cantidades de recursos cuando se hace necesario- y que poseen el capital, la tecnolog¨ªa y los mercados necesarios para que su desarrollo sea relativamente aut¨®nomo. Tienen econom¨ªas diversificadas y equilibradas, una divisi¨®n del trabajo compleja, una fuerza de trabajo cualificada que recibe salarios relativamente altos y un alto nivel de productividad, .tanto en la industria como en la agricultura. Su comercio internacional se caracteriza por la exportaci¨®n de productos manufacturados (armas, entre otros) y por la importaci¨®n de materias primas (entre otras, el petr¨®leo).
En la semiperiferia
Irak se encuentra en la semiperiferia del sistema mundial. Los rasgos distintivos de su comercio intemacional son la exportaci¨®n de petr¨®leso y la importaci¨®n de maquinaria y bienes de equipo, as¨ª como de otros productos manufacturados, entre los cuales se encuentra el armamento. En la medida en que intercambia productos de bajos salarios (petr¨®leo) por productos de altos salarios, Irak sufre un intercambio desigual -en cuanto que un trabajador iraqu¨ª habr¨¢ de trabajar muchas horas para obtener un producto producido por un trabajador central en una hora- desigualdad que trata de aminorar reduciendo la importaci¨®n de productos manu¨ªacturados y por medio de una pol¨ªtica de industrializaci¨®n. Otra caracter¨ªstica de los pa¨ªses semiperif¨¦nicos aplicable a Irak es que el Estado tiene un inter¨¦s directo e inmediato en controlar el mercado interior, lo cual conduce a la politizaci¨®n de las decisiones econ¨®micas. Mas quiz¨¢ el mejor indicador de que Irak se halla en la semiperiferia -y no en la perifer¨ªa- es su capacidad de movilizaci¨®n de recursos suficientes para enfrentarse, durante alg¨²n tiempo al menos, a EE UU y a las fuerzas aliadas. Tambi¨¦n se encuentran en el estrato intermedio de la semiperiferia la URSS y Espa?a. En el primer caso, la l¨ªnea de argumentaci¨®n de la perspectiva del sistema mundial es que la propiedad estatal no es socialismo; un Estado que es colectivamente propietario de todos los medios de producci¨®n es meramente una empresa capitalista colectiva, dado que sigue siendo un participante en la econom¨ªa mundial capitalista. El colapso del socialismo real y las grandes dificultades econ¨®micas de la URSS en la actualidad refuerzan la adscripci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica al estrato semiperif¨¦rico del sistema mundial. El caso espa?ol es un caso t¨ªpico de movilidad descendente en el sistema de estratificaci¨®n mundial, desde el centro, en el siglo XVII, hasta la semiperiferia, en la actualidad.
Los intereses dominantes en la econom¨ªa mundial capitalista son los intereses de los pa¨ªses que forman el centro del sistema. Pero tales intereses se ven peri¨®dicamente amenazados por aquellos cuyo desarrollo nacional se halla obstaculizado por los t¨¦rminos de intercambio desigual vigentes y que son capaces de movilizar recursos para llevar a cabo el desaf¨ªo. El ¨²ltimo y m¨¢s serio de tales retos es el protagonizado por Irak. De manera que, lejos de la conducta de un supuesto loco, insensato, fan¨¢tico o megal¨®mano, el comportamiento de Sadam Husein es en esta ocasi¨®n un comportamiento racional (y revolucionario) que representa no s¨®lo una amenaza inmediata sobre uno de los recursos energ¨¦ticos m¨¢s valioso para los pa¨ªses centrales -el petr¨®leo-, sino, sobre todo, un ataque a las condiciones vigentes de intercamb¨ªo o, para decirlo en otras palabras, el orden econ¨®mico y pol¨ªtico mundial existente. De acuerdo con esta interpretaci¨®n, no es, pues, sorprendente que el desafio de Irak haya captado la imaginaci¨®n del mundo ¨¢rabe perif¨¦rico, aunque ciertamente no la de sus gobernantes.
Tampoco es sorprendente, de acuerdo con esta interpretaci¨®n, la movilizaci¨®n del centro en defensa de los intereses amenazados. Mas ?d¨®nde puede encontrarse la legitimaci¨®n moral y legal para la iniciaci¨®n de una guerra, con todo lo que ello implica de sufrimiento y de consecuencias de dificil previsi¨®n, particularmente en este caso, dados los m¨¦todos que Sadam Husein ha utilizado en el pasado? Ciertamente no en la defensa de intereses econ¨®micos centrales (es decir, particulares) amenazados, pero s¨ª en la violaci¨®n delictiva del derecho internacional por parte de Irak, en la violaci¨®n de las normas internacionales que establecen la inviolabilidad de las fronteras y de las leyes internacionales que encaman el valor supremo de la convivencia pac¨ªfica entre los pueblos. Apelando a tales muy respetables principios y presionando a unos y a otros es como el Gobierno norteamericano ha conseguido, por un lado, las resoluciones -la ¨²ltima, en forma de ultim¨¢tum- en el Consejo de Seguridad de la ONU, y por otro lado, la formaci¨®n de una fuerza armada multinacional.
Es incuestionable que la invasi¨®n y anexi¨®n de Kuwait por Irak representa una violaci¨®n de las normas del derecho internacional. Pero violaciones similares en los ¨²ltimos 35 a?os por EE UU y la URSS, por Israel y por Sur¨¢frica, no han conducido a similares reacciones ni acarreado similares consecuencias, lo cual ha dado pie a m¨²ltiples recriminaciones de hipocres¨ªa occidental. La perspectiva del sistema mundial sugiere que lo que el caso de Irak tiene de diferencia crucial es que las violaciones anteriores no hab¨ªan llegado a significar un riesgo grave para los intereses dominantes de los pa¨ªses que integran el centro de la econom¨ªa mundial capitalista. El derecho, tambi¨¦n el derecho internacional, es, a la postre, parte de la superestructura social y pol¨ªtica del sistema econ¨®mico existente.
Diferentes reacciones
La perspectiva del sistema mundial tambi¨¦n ayuda a explicar las reacciones de unos y otros Estados ante el conflicto. Su posici¨®n en el estrato central del sistema mundial explica la ausencia de una reacci¨®n espec¨ªfica por parte de los pa¨ªses europeos occidentales de alto desarrollo as¨ª como su apoyo militar y/o financiero a la iniciativa americana; en efecto, sus intereses coinciden con los de Estados Unidos. La oposici¨®n en estrato semiperif¨¦rico del sistema de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y de China explicar¨ªa lo que podemos considerar una postura de inhibici¨®n respecto al conflicto; no son sus intereses los que el comportamiento de Irak amenaza. Por lo que se refiere a Espa?a, el Gobierno sin duda no ha podido resistir la presi¨®n americana para que preste un apoyo militar en buena medida simb¨®lico (los buques de guerra en el golfo P¨¦rsico) y un apoyo log¨ªstico de mucha mayor importancia (las bases de utilizaci¨®n conjunta). La perspectiva del sistema mundial mantiene que hay una fuerte relaci¨®n entre la posici¨®n que se ocupa en la estructura del sistema y el poder de que se dispone: los pa¨ªses centrales -en este caso EE UU- toman las decisiones y otros proporcionan obediencia. En suma, la posici¨®n central dominante permite exigir y obtener la sumisi¨®n pol¨ªtica.
Finalmente, la adhesi¨®n de Gobiernos ¨¢rabes como los de Egipto y Marruecos -pero no la de sus pueblos respectivos, seg¨²n los indicios de que disponemos- a la iniciativa encabezada por EE UU y el Reino Unido ha de ser considerada como una contraprestaci¨®n por el apoyo central que a su vez reciben. La l¨ªnea de argumentaci¨®n de la teor¨ªa del sistema mundial es aqu¨ª la siguiente: los pa¨ªses del centro apoyan a las coaliciones dominantes en los pa¨ªses perif¨¦ricos o semiperif¨¦ricos a cambio de la apertura de estos pa¨ªses al sistema mundial. Estas coaliciones tienden a ser peque?as ¨¦l?tes internacionalizadas, aisladas del resto de la poblaci¨®n, y cuya legitimidad nacional puede estar socavada por sus conexiones con el centro. La hegemon¨ªa ideol¨®gica de la ¨¦lite dominante es a menudo d¨¦bil, y son frecuentes las comientes ideol¨®gicas (por ejemplo, isl¨¢micas fundamentalistas) hostiles al orden social y pol¨ªtico establecido. El resultado tiende a ser un regimen autoritario, caractenzado por la represi¨®n pol¨ªtica, la violaci¨®n de los derechos humanos y la desigualdad.
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