Narcisismo malsano
Leyendo las aseveraciones de Abraham Zaleznich, profesor de Harvard Business School, sobre el narcisismo malsano y que denominan la enfermedad del director general, s¨ªndrome inespec¨ªfico que produce tan graves consecuencias en las empresas, no hemos podido evitar el extrapolar este concepto al ¨¢mbito de la pol¨ªtica. Tras breve discusi¨®n sobre el tema, hemos llegado a la unanimidad de opini¨®n al considerar que lo m¨¢s representativo de este s¨ªndrome es el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, y su cocinero, Alfonso Guerra.Resumiendo, la descripci¨®n de Harold S. Greenen sobre el narcisismo malsano dice: "El eg¨®latra puede andar, hablar y sonre¨ªr como cualquier otra persona, y, sin embargo, est¨¢ tan deteriorado por su narcisismo como lo est¨¢ el alcoh¨®lico con sus martinis".
El descanso terap¨¦utico, dicho con sarcasmo y en clave de humor, es un buen indicio. Pero tambi¨¦n lo es el pataleo del cocinero por no disponer de su butaca habitual en el Parlamento y, peor, el servilismo de Clotas y Benegas para remediarlo.
Ser¨ªamos poco realistas al centrar el problema s¨®lo en estos personajes. Hoy, en el ¨¢mbito pol¨ªtico, visto el monopolio que detentan en las instituciones del Estado determinadas oligarqu¨ªas, todos ellos, y cuanto m¨¢s tiempo en el poder m¨¢s todav¨ªa, destaca este narcisismo malsano. Como dec¨ªa recientemente Ton? Negri respecto a Espa?a: "Oportunismo y fragilidad cultural de la clase dirigente".
La mediocridad reina en las instituciones, y con ella, la moral se arrastra por los suelos.-
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