Los 'se?ores del asfalto'

La situaci¨®n es grave. Seg¨²n las estad¨ªsticas de la Consejer¨ªa de Planificaci¨®n Territorial madrile?a y del Ministerio de Infraestructuras, el proceso imparable es el siguiente: la concentraci¨®n de los puestos de trabajo en el centro urbano y en media docena de focos industriales inmediatos empuja progresivamente la ubicaci¨®n de las viviendas de los habitantes de la capital hacia la periferia.Esta circunstancia ha duplicado o triplicado, tan s¨®lo en el ¨²ltimo lustro, la longitud de los trayectos profesionales cotidianos. Siguiendo esta t¨®nica, a mayor distancia vivienda-lugar de trabajo, mayor uso de coches. A mayor n¨²mero de coches, m¨¢s necesidad de accesos mastod¨®nticos ?Hasta d¨®nde va a llegar esta espiral sin soluci¨®n definitiva?, se preguntan urbanistas, ingenieros y ecologistas. Mientras, los planificadores del territorio se llevan las manos a la cabeza al concebir lo que puede ser todo esto, de seguir as¨ª las cosas, en tiempos de la generaci¨®n futura.

Transporte colectivo

Seg¨²n datos de la asociaci¨®n ecologista Aedenat, "la distancia media que diariamente tenemos que recorrer cada madrile?o se habr¨ªa incrementado en m¨¢s de 35 veces desde 1975, habr¨ªa reducido en m¨¢s de un 80% el n¨²mero de desplazamientos que antes efectu¨¢bamos simplemente andando y habr¨ªa disparado los costes de explotaci¨®n de las f¨®rmulas de transporte colectivo de manera alarmante".En consecuencia, los madrile?os nos habr¨ªamos visto empujados hacia un uso "cada vez m¨¢s esclavizante del veh¨ªculo privado". Resultado parad¨®jico: si bien en el interior de la M-30 la velocidad era de 25 kil¨®metros por hora en 1981, en 1991 se ha situado por debajo de los 13 kil¨®metros por hora, no sobrepasando los 10 kil¨®metros por hora en el distrito Centro. A pesar de esta pobre media, 157 personas llegaron a morir por accidente de tr¨¢fico dentro del ¨¢rea de Madrid municipio (50 de ellos por atropello en la M-30). Seg¨²n estad¨ªsticas CE, los madrile?os se contar¨ªan entre los urbanitas europeos que m¨¢s horas de su vida gastan en atascos.

Pero mientras Copenhague, Mil¨¢n, Berl¨ªn o Londres van solucionando parcialmente sus problemas de tr¨¢fico mediante zonas peatonales y carriles-bici, "nuestros organismos p¨²blicos emplean miles de millones de nuestros impuestos en acometer ¨²nicamente ingentes obras viarias, sin atender el tema de los transportes p¨²blicos, que contin¨²an tan mal como siempre", denuncian en Aedenat. "El problema es que por muchos accesos que se construyan, los atascos s¨®lo se trasladar¨¢n, en el mejor de los casos, un poco m¨¢s hacia el centro. Tenemos tantos coches, y una adicci¨®n tan grande por su uso, que lo que pasa es que ya no nos caben en la ciudad".

Seg¨²n c¨¢lculos del informe de Aedenat-FOE, "el coche devora la ciudad". "Los niveles de congesti¨®n alcanzados en Madrid suponen unos 200 millones de pesetas diarios en horas perdidas en atascos". "Una m¨¢quina t¨¦rmica ineficaz", ya que m¨¢s del 80% de la energ¨ªa contenida en el combustible se pierde, hoy por hoy, por fricci¨®n y calentamiento en el motor. Para el a?o 2010, seg¨²n los planteamientos de la CE, los veh¨ªculos homologados en Europa deber¨¢n consumir un 50% menos que los actuales.

Lo cierto es que el autom¨®vil constituye uno de los principales protagonistas del contacto entre los ciudadanos y el medio ambiente: por un lado, ha ampliado las posibilidades de movimiento y exploraci¨®n del entorno rural, a partir de la ciudad, hasta l¨ªmites inconcebibles hace tan s¨®lo una o dos generaciones; por otro lado, ha acarreado un desmesurado coste en vidas humanas, erigi¨¦ndose en uno de los principales cap¨ªtulos de contaminaci¨®n, derroche energ¨¦tico y materias primas del planeta. Si bien la vida actual resulta impensable sin coches, el uso racional de los se?ores del asfalto se impone cada vez con m¨¢s fuerza.

Planta trituradora