Robert Fisk
El periodista brit¨¢nico, expulsado ayer de Turqu¨ªa
Robert Fisk, corresponsal en Oriente Pr¨®ximo del diario brit¨¢nico The Independent, azote de autoridades y adalid de las v¨ªctimas ordinarias de los conflictos armados, fue expulsado ayer de Turqu¨ªa tras ser detenido la v¨ªspera por sus revelado ras cr¨®nicas de los abusos de los soldados turcos sobre los refugiados kurdos, de cuyo bienestar son, te¨®ricamente, responsables. Estas denuncias fueron consideradas por las autoridades de Ankara como sesgadas, malintencionadas y antiturcas.Robert Fisk fue detenido en su hotel de Diyarbakir, al este de Turqu¨ªa, pasada la media tarde del jueves, y devuelto al hotel de madrugada, tras largas horas de interrogatorio en la comisar¨ªa local en las que, seg¨²n cont¨® luego a Godfrey Hodgson, jefe de internacional del diario londinense, se intent¨® equiparar sus cr¨ªticas a la conducta de los soldados turcos con una traici¨®n y un insulto a la memoria y principios de Kemal Ataturk, el padre de la Turqu¨ªa moderna. En vena t¨ªpica mente suya, Fisk replic¨® a los polic¨ªas que eran los soldados quienes estaban violando esa memoria con su indigna conducta de robar a los despose¨ªdos kurdos acogidos en precarios campos de refugiados.
La detenci¨®n de Robert Fisk no sorprendi¨® del todo a sus colegas de Londres. "Siempre est¨¢ intentando molestar a las autoridades", dec¨ªa ayer uno, que se confesaba su amigo, una especie no muy numerosa. Otros ironizaban sobre el "pobre Robert".
Fisk gusta de trabajar en solitario y busca en las historias aspectos diferentes a los convencionales, muchas veces centrados en las experiencias de las v¨ªctimas de los designios de poderes remotos. Durante la pasada guerra del Golfo fue ¨¦l quien se top¨® con una avanzad¨ªlla de soldados brit¨¢nicos perdidos en medio del desierto kuwait¨ª al tiempo que las informaciones oficiales hablaban de planes perfectamente coordinados y de que todo iba como la seda. En otra ocasi¨®n escribi¨® una cargad¨ªsima cr¨®nica titulada Libres para informar lo que nos cuentan, en la que atacaba la controlada provisi¨®n oficial de informaci¨®n y a los periodistas que la aceptaban sin rechistar. Su personal cobertura de la guerra le singulariz¨® como el m¨¢s le¨ªdo de los enviados especiales brit¨¢nicos y le hizo acreedor del galard¨®n James Carneron (en memoria de otro de los grandes enviados especiales brit¨¢nicos), que recibi¨® en marzo y subray¨® con estas palabras de iconoclasta visceral: "Nuestro trabajo no es seguir lo que otros consideran el inter¨¦s nacional. Cuando olvidamos esto, acabamos Siendo los portavoces de las autoridades y traicionamos a nuestros lectores".
Ese premio era el en¨¦simo que Fisk recib¨ªa a lo largo de su carrera como corresponsal, que inici¨® en 1972, a los 26 a?os, en Irlanda, con The Times. All¨ª estuvo tres tremendos a?os, y en 1976 cambi¨® el horror norirland¨¦s por la devastaci¨®n de L¨ªbano, pa¨ªs que desde entonces nunca ha abandonado. Su tambi¨¦n personal cobertura de la Compleja guerra civil libanesa qued¨® plasmada el a?o pasado en el libro Pity the nation, un incansable, demoledor y apasionado alegato contra la violencia padecida por los seres humanos en L¨ªbano, lo mismo el m¨¦dico liban¨¦s, el soldado israel¨ª o el palestino anciano.
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