Razones para. una elecci¨®n: el Eurofed en Valencia
El autor defiende la candidatura de Valencia como sede del futuro banco central europeo. Argumenta que la falta de organismos comunitarios en Espa?a y la necesidad de que la Administraci¨®n central redistribuya territorialmente los proyectos nacionales e internacionales para evitar que la inversi¨®n se concentre en unas pocas ciudades, hacen de Valencia la mejor candidata.
El pasado 21 de enero, el Consell de la Generalitat Valenciana adopt¨® el acuerdo de solicitar al Gobierno de la naci¨®n la elecci¨®n y defensa ante la CE (en el seno de la Conferencia Intergubernamental sobre la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria) de la candidatura de la ciudad de Valencia como sede del futuro Banco Central Europeo (Eurofed). El acontecimiento reviste una importancia tal que bien merece un comentario, siquiera sea somero, de lo que tal acuerdo implica y entra?a de cara al inmediato futuro.La designaci¨®n de las sedes dentro de la CE siempre ha sido el elemento m¨¢s delicado y conflictivo, y una buena prueba de ello la tenemos en el hecho de que incluso la Comisi¨®n y el Parlamento Europeos est¨¦n ubicados en sedes provisionales. En consecuencia, parece razonable suponer que una decisi¨®n de la envergadura de la localizaci¨®n del Eurofed dif¨ªcilmente llegar¨¢ a asumirse sin resolver algunos o todos los temas que la CE tiene pendientes en este campo. Por tanto, no est¨¢ en juego exclusivamente la sede de una importante instituci¨®n comunitaria, sino la posibilidad de poder optar a otros organismos e instituciones sin adjudicaci¨®n definitiva, y que van desde la Comisi¨®n, Parlamento y el propio Banco Central a toda una serie de proyectos de cierta importancia, como son la oficina de patentes, la Agencia del Medio Ambiente, el futuro Banco del Magreb, el posible banco para la reconstrucci¨®n de Oriente Pr¨®ximo, etc¨¦tera.
Desde esta perspectiva amplia, la elecci¨®n de una u otra ciudad como candidata espa?ola para sede del Eurofed no es una decisi¨®n balad¨ª, sino que puede acabar siendo decisiva. Estas posibilidades cobran un mayor realce si se piensa que el momento presente se caracteriza por una ausencia total de organismos comunitarios en Espa?a y que el criterio l¨®gico de buscar un reequilibrio espacial dentro de la CE (encarnado en lo que podr¨ªa denominarse doctrina del policentrismo) coloca a la candidata espa?ola en la mejor posici¨®n de partida de cara a conseguir la ubicaci¨®n de alg¨²n organismo de importancia.
Esta realidad l¨®gica y elemental se ha traducido en la aparici¨®n de otras solicitudes, todas ellas, por supuesto, respetables. Ahora bien, ?c¨®mo elegir entre una u otra opci¨®n?, ?qu¨¦ criterios parecen m¨¢s oportunos? La respuesta no es f¨¢cil y cualquier aproximaci¨®n resulta subjetiva, controvertida y, desde luego, discutible. Con estas limitaciones, siempre presentes, existe una raz¨®n que parece, cuando menos, necesario exhibir, y que, a mi entender, encaja perfectamente con el sentimiento de la totalidad de los valencianos la necesidad de que a nivel de Gobierno de la naci¨®n se intente distribuir territorialmente los proyectos nacionales o internacionales de importancia y que ¨¦stos no se concentren en unas pocas ciudades o comunidades aut¨®nomas.
Los proyectos de 1992
Por una serie de razones, en Espa?a se han superpuesto toda una serie de proyectos de gran alcance y proyecci¨®n internacional para 1992. La l¨®gica solidaridad nacional y el reto que para la econom¨ªa espa?ola representaban y representan los mismos, exig¨ªa la unificaci¨®n de esfuerzos e inversiones a todos los niveles en dichas iniciativas. Obviamente, la concentraci¨®n de semejante c¨²mulo de inversiones ha tra¨ªdo consigo un efecto inducido de enorme importancia que, si bien ha redundado en beneficio de toda la econom¨ªa espa?ola, no es menos cierto que lo ha hecho en mayor medida, como no pod¨ªa ser de otra forma en los n¨²cleos elegidos.
Tomemos el caso de los Juegos Ol¨ªmpicos estrictamente a t¨ªtulo indicativo. La inversi¨®n directa asociada a tal acontecimiento se acerca al bill¨®n de pesetas (200.000 millones, la Administraci¨®n central; 270.000 millones, las restantes administraciones; 320.000 millones, Telef¨®nica; etc¨¦tera). A su vez, seg¨²n estimaciones realizadas por el propio Ayuntamiento de Barcelona, las inversiones inducidas por el proyecto podr¨ªan ascender a 1,45 billones adicionales, cifra que situar¨ªa la inversi¨®n total generada por el proyecto en casi los 2,5 billones de pesetas, esto es, una inversi¨®n de casi 1.000.000 de pesetas por cada residente en la conurbaci¨®n de Barcelona.
Estas magnitudes se han conseguido, en gran parte, con el esfuerzo de todos los espa?oles, que un¨¢nimemente han redistribuido sus posibilidades inversoras hacia aquellos n¨²cleos que hab¨ªan sido designados como sedes internacionales de acontecimiento singulares, porque entend¨ªan que as¨ª deb¨ªa ser. Ahora bien, la otra cara de la moneda ha sido necesariamente la menor atenci¨®n a otras comunidades aut¨®nomas.
Proyectos tan vitales para Valencia como la autov¨ªa con Madrid, o las actuaciones en materia de depuraci¨®n de aguas residuales, o los trazados ferroviarios directos con Madrid, o el proyecto del tren de alta velocidad, entre otros muchos, han experimentado un cierto retraso en su ejecuci¨®n, con los consiguientes costes que esto representa, a pesar de que la Comunidad Valenciana se encuentra en el eje de desarrollo m¨¢s din¨¢mico de la econom¨ªa espa?ola y que, por tanto, precisa de una atenci¨®n prioritaria si no quieren generarse estrangulamientos definitivos en los procesos productivos o redistribuciones y dislocaciones de las propias pautas de inversi¨®n.
Otras iniciativas
Ahora bien, el a?o 1992 pasar¨¢, y los compromisos asociados a tal fecha se desvanecer¨¢n, dando paso y cabida a otros que posibiliten un crecimiento espacial homog¨¦neo y una atenci¨®n equitativa para la totalidad de las comunidades. El Impulso recibido por las actuales actuaciones con el esfuerzo, sacrificio y recursos econ¨®micos de todos, debe dar paso a otros proyectos y a otras iniciativas, necesariamente en aquellos centros y comunidades menos favorecidos en el reparto
experimentado en el ¨²ltimo quinquenio, y ello debe conseguirse no s¨®lo con el apoyo del Gobierno, sino con el de todas las restantes comunidades.El Gobierno valenciano ha entendido que la solicitud de la candidatura de Valencia para ser sede del Eurofed, o para cualquier otro organismo comunitario de relevancia, significar¨¢ para dicha ciudad y, por extensi¨®n, a su entorno, en el caso de que finalmente se materializara, un impulso definitivo que le permitir¨¢ consolidar su proyecci¨®n, suplir sus carencias y cubrir sus necesidades. Esta sensaci¨®n ha sido sentida en Valencia por la totalidad de los agentes econ¨®micos y sociales, hasta el punto de que con una unanimidad casi nunca alcanzada hasta el presente se han adherido masivamente al proyecto y a la solicitud hecha por el Consell de la Generalitat ante el Gobierno de la naci¨®n.
Los m¨¦ritos de Valencia, como el propio ministro Carlos Solchaga reconoci¨® en el Parlamento, son suficientes para representar dignamente a Espa?a en tal elecci¨®n. Tanto por su tama?o como por su dinamismo, vocaci¨®n europea y peso econ¨®mico-financiero, puede perfectamente equipararse a otras alternativas, m¨¢xime cuando los argumentos que deben prevalecer en la defensa espa?ola nunca pueden ser los estrictamente t¨¦cnicos (comunicaciones, infraestructuras, peso financiero, etc¨¦tera), dado que en tal caso la elecci¨®n dificilmente recaer¨ªa en una propuesta espa?ola ante candidatos tan fuertes en este campo como Francfort o Mil¨¢n, por citar s¨®lo dos importantes.
En mi opini¨®n, la defensa espa?ola debe encaminarse por la senda de la redistribuci¨®n espacial, el policentrismo en la elecci¨®n de sedes, la nula presencia de instituciones comunitarias en el sur de Europa, el impacto regional y dinamizador de tal decisi¨®n en los pa¨ªses y sedes seleccionadas, el compromiso espa?ol con el sistema e instituciones comunitarias, etc¨¦tera, y nunca por el lado exclusivamente t¨¦cnico en el sentido apuntado. En este contexto, la candidatura de Valencia es id¨®nea, incluso mucho m¨¢s defendible que otras alternativas posibles.
Desde esta perspectiva, que coincide en l¨ªneas generales con el planteamiento de la mayor parte de los agentes econ¨®micos y sociales valencianos, resulta poco comprensible que otros argumentos pueden pesar m¨¢s que la distribuci¨®n de iniciativas a nivel nacional. Resulta dif¨ªcil de aceptar que esta elecci¨®n deba ser aut¨®noma y nada tenga que ver con el c¨²mulo de decisiones anteriores recientes, los proyectos 92. Resulta todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil de explicar por qu¨¦ las grandes iniciativas espa?olas se concentran en unas pocas ciudades y cuando existe una posibilidad de diversificaci¨®n no se atiende dicha solicitud. Resulta inaceptable, y en gran parte vejatorio ofrecer como m¨¦rito diferencia? respecto a la candidatura valenciana precisamente unas mejores condiciones de partida conseguidas con el esfuerzo de todos los espa?oles y a costa de la cobertura de algunas de sus propias necesidades.
es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada y director general de Econom¨ªa y Pol¨ªtica Financiera de la Generalitat Valenciana.
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