PSOE y PP jugar¨¢n fuerte en las cuatro grandes ciudades
El 26 de mayo, las cuatro grandes capitales -Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia- van a constituir el escaparate en el que se miren los m¨¢s de 30 millones de ciudadanos que pueden votar en los 8.081 ayuntamientos para elegir a 66.513 concejales. En las capitales se van a medir las fuerzas PSOE y PP -separados por 2,8 millones de votos en las legislativas de 1989-, aunque en Barcelona los populares s¨®lo aspiran a ser bisagra. Tambi¨¦n se miden las posibilidades de pactos poselectorales con las otras dos formaciones nacionales (IU-IC y CDS) y con las candidaturas locales.La batalla por las capitales var¨ªa de un Madrid en el que la disputa es un cuerpo a cuerpo entre PSOE y PP hasta Barcelona, donde entra en juego el nacionalismo, con Converg¨¨ncia i Uni¨®; el Partido Andalucista, en Sevilla, y la Uni¨®n Valenciana, en Valencia, buscan forzar a los grandes a pactor. La presencia en esas plazas en campa?a de los principales l¨ªderes nacionales -Felipe Gonz¨¢lez, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, Julio Anguita y Adolfo Su¨¢rez, en menor medida- da idea de su importancia.
El PSOE -que consigui¨® alcald¨ªas en 2.868 de los 8.081 ayuntamientos en 1987- trata de mantener el gobierno de Barcelona, Valencia y Sevilla, y recuperar Madrid. Pretensi¨®n amenazada por un PP crecido por los sondeos -2.421 alcald¨ªas de 1987-, y que puede contar con alianzas en Sevilla -Partido Andalucista- y Valencia -Uni¨®n Valenciana- En Barcelona, la pelea es directa entre un PSC-PSOE con un Pasqual Maragall en alza y los nacionalistas de CiU. PP e IC esperan subir y decidir el fiel de la balanza.
La lucha por la capital de Espa?a es un aut¨¦ntico cuerpo a cuerpo entre los dos grandes -PSOE y PP- con la gran inc¨®gnita de lo que suceder¨¢ con el voto potencial que obtuvo el actual alcalde, Rodr¨ªguez Sahag¨²n, del CDS, que no se presenta a la reelecci¨®n. El PP, que en las elecciones legislativas de 1989 gan¨® al PSOE la capital por 150.000 votos, pretende repetir o mejorar ese resultado, en cuyo caso, s¨®lo un pacto de los socialistas con una IU al alza podr¨ªa devolverles Madrid.
Los movimientos pol¨ªticos que se produzcan en estas capitales tras el 26-M son un espejo de lo que suceder¨¢ en numerosos municipios espa?oles. Tanto el PSOE como el PP se van a ver obligados a pactar con otros partidos si quieren asegurarse las alcald¨ªas.
La batalla en las 13 comunidades aut¨®nomas que compiten el 26-M se centra en Madrid, Navarra, Cantabria, Arag¨®n, La Rioja y Canarias. El PP -salvo sorpresas- controlar¨¢ los gobiernos de Baleares y Castilla y Le¨®n, y el PSOE, Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia, Asturias y Comunidad Valenciana. El gobierno navarro del PSOE aparece amenazado por la coalici¨®n UPN-PP, mientras en Madrid y La Rioja ser¨¢ el PSOE el que tenga que pactar para mantener su actual gobierno. En Arag¨®n, el PP tendr¨¢ que contar con el Partido Aragon¨¦s (Par) si quiere gobernar, mientras en Cantabria, en situaci¨®n at¨ªpica, es probable que la respuesta sea otro gobierno de concentraci¨®n, con PSOE y PP incluidos. El CDS quiz¨¢s necesite pactar para mantenerse en Canarias.
Las batallas municipal y auton¨®mica tienen una inevitable lectura nacional. El PP pretende acortar la distancia de esos 2.800.000 votos que hoy le separan del PSOE, lo que permitir¨ªa una consolidaci¨®n de Aznar. IU -a la cual las encuestas dan al alza, lo que explica el escoramiento a la izquierda del programa del PSOE, con la vivienda como divisa- quiere consolidar su alcald¨ªa en C¨®rdoba, conseguir representaci¨®n en todos los parlamentos auton¨®micos y aumentar su magra representaci¨®n municipal -127 de las 8.874 alcald¨ªas espa?olas-, al tiempo que mantiene, a trav¨¦s de Iniciativa per Catalunya, el objetivo de lograr que Maragall siga necesitando sus votos en Barcelona. El CDS -con encuestas muy desfavorables- pretende salvaguardar su papel de partido bisagra y el PSOE trata de defenderse del desgaste del poder y de sus conflictos internos.
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