El cine sovi¨¦tico rompe el tab¨² del asesinato del zar por los bolcheviques
Un deleznable y oscuro episodio de la revoluci¨®n rusa, la matanza del zar Nicol¨¢s II y su familia en la ciudad de Yekaterinburgo, ocurrida el 17 de julio de 1918 y hasta ahora innombrable en la URSS, sali¨® ayer por fin del tab¨² gracias al cine. El asesino del zar es un filme no enteramente logrado, pero interesante. Est¨¢ dirigido con eficacia y sobriedad por Karen Sajanazarov e interpretado con maestr¨ªa por el brit¨¢nico Malcolm McDoweIl y sobre todo por el ruso Oleg Yankovski, que construye una emocionante e intensa creaci¨®n.
ENVIADO ESPECIALAl inter¨¦s de la pel¨ªcula hay que a?adir su valor como psicodrama colectivo, como comienzo de la liberaci¨®n de un sentimiento de culpa que desde hace casi 63 a?os anida en los subterr¨¢neos de la sociedad sovi¨¦tica.Y una vez m¨¢s desde los memorables estrenos de Stalker tema y La comisar¨ªa, el cine ruso sigue abriendo caminos en la busca de la verdad y la libertad iniciada en la URSS tras la muerte de Breznev y acelerada por la perestroika de Gorbachov.La muerte de la familia Romanov fue m¨¢s que un regicidio, o que una de esas barbaridades que se visten de raz¨®n de Estado.
La l¨®gica del terror revolucionario alcanz¨® su m¨¢xima explicitud a finales del siglo XVIII, en el c¨¦lebre alegato de Saint-Just durante el proceso contra Luis XVI: "Un rey nunca es inocente, porque es imposible reinar inocentemente".
Matanza
La brutalidad de esta tautolog¨ªa se multiplica en la matanza de Yekaterinburgo, en la que perecieron junto al zar y la zarina sus cuatro hijas, adolescentes -Olga, Mar¨ªa, Tatiana y Anastasia- y el zarevich Alexei, un ni?o. Y la citada l¨®gica, ya sea jacobina o ya bolchevique, se desmorona y queda convertida en la bestial coartada de un bestial asesinato.
De ah¨ª procede aquel oscuro sentimiento de culpa colectiva; de ah¨ª tambi¨¦n el hermetismo de Lenin sobre el asunto; y de ah¨ª la torpeza con que el siempre salvo esta vez- elocuente Trotski intent¨® -sin conseguirlo, justificar la matanza arguyendo que ¨¦sta fue decidida personalmente por el comisario de un destacamento incontrolado del Ej¨¦rcito Rojo llamado Timofeiev, personaje que encarna Malcolm MeDowell.
El Filme pone de manifiesto que el guardi¨¢n de los Romanov estaba autorizado por SverdIov -un organizador obediente que nada decid¨ªa pol¨ªticamente sin consultar con Lenin- para tomar las decisiones que creyera oportuna sobre la marcha. Ante la proximidad de un ej¨¦rcito checo antibolchevique, Timofeiev decidi¨® y su decisi¨®n fue el ¨²ltimo eslab¨®n de un engranaje que salpic¨® con la sangre de cinco ni?os a un momento fundacional del estalinismo antes de Jos¨¦ Stalin.
Pel¨ªcula expiatoria y de fondo noble, El asesinato del zar, cuyas mejores cualidades son obra del d¨²o de protagonistas, merecer¨ªa haberse realizado con m¨¢s cuidado formal, con menos precipitaci¨®n, aunque probablemente la velocidad con que los acontecimientos se suceden en la URSS hace inevitable decir deprisa lo que hay que decir.
Afirma Sajanazarov: "La clave de este asunto, lo que importa de ¨¦l en este momento, es que pone de manifiesto que es imposible construir un para¨ªso sobre la sangre de ni?os. Y esta idea no pretendo que sea m¨ªa: Dostoievski lo dijo mucho antes del 17 de julio de 1918.
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