El franc¨¦s Jacques Rivette alcanza la perfecci¨®n en 'La belle noiseuse'
Uno de los pocos supervivientes del lento naufragio de la que fue nueva ola del cine franc¨¦s en los a?os sesenta, Jacques Rivette, present¨® ayer en La Croisette su obra m¨¢s ambiciosa y lograda. Su t¨ªtulo es La belle noiseuse, y es la pel¨ªcula m¨¢s larga de cuantas concursan en Cannes 91: cuatro horas de duraci¨®n, lo que, a?adido a la lenta cadencia de sus secuencias y a su falta de acci¨®n exterior, la convierte en una obra de dif¨ªcil comercializaci¨®n. Pero nada de esto importa mientras se contempla esta maravilla de cine cl¨¢sico, de hoy de siempre.
La belle noiseuse es una adaptaci¨®n libre primorosamente escrita a bote pronto durante el rodaje, casi detr¨¢s de la c¨¢mara, por Pascal Bonitzer y Christine Laurent- del relato de Balzac Una obra maestra desconoc?da, t¨ªtulo que puede convertirse para los espa?oles en la descripci¨®n del destino de esta admirable pel¨ªcula, ya que, al romper con las medidas convenidas en nuestra exhibici¨®n comercial, puede quedar in¨¦dita en Espa?a.Ver crecer la hierba
Woody Allen, acentuando su cara de aburrido cr¨®nico y copiando a un personaje de una pel¨ªcula de Arthur Penn, hizo una vez un chiste que dice m¨¢s o menos esto: "Vengo de ver una de esas pel¨ªculas francesas en las que se ve crecer la hierba". Pues bien, Rivette vuelve del rev¨¦s esta graciosa caricatura y hace con ella un prodlgl o: no s¨®lo nos hace ver crecer la hierba, sino que convierte un suceso tan tedioso como ¨¦ste en un acontecimiento emocionante: durante cuatro horas mantuvo en vilo, clavadas en sus butacas, a casi 2.000 personas. No se les ola respirar ni se les ve¨ªa un solo gesto de impaciencia. Entre la pantalla y la sala no parec¨ªa existir otra relaci¨®n que la hipnosis, el asombro que despierta -en quienes tienen la sensibilidad preparada para recibirlas y saben ver cine- la perfecci¨®n y la maestr¨ªa art¨ªstica absoluta.Es La belle noiseuse una pel¨ªcula muy compleja, pero totalmente transparente, que indaga en los misteriosos mecanismos de la creaci¨®n art¨ªstica con una profundidad y una eleg¨¢nela incomparables, Cuenta la historia de la elaboraci¨®n de un cuadro y en los mperceptibles movimientos del ¨¢nimo que se producen, durante esta elaboraci¨®n, entre el pintor y su modelo, una bella muchacha desnuda.
Pero Rivette, Michel Piccoli, Jane Birkin y Emmanuelle B¨¦art van m¨¢s all¨¢: hacen visible lo invisible, describen lo indescriptible y consiguen componer un poema rom¨¢ntico de tan gran belleza y tanta intensidad que, a juicio de este espectador, debe situarse entre lo mejor y m¨¢s refinado que el cine europeo ha conseguido en mucho tiempo.
Quedan todav¨ªa por ver en Cannes 91 muchas pel¨ªculas y, entre ellas, varias que auguran muy buen cine. Es posible que haya alguna que alcance la hondura, la exquisitez y la perfecci¨®n de La belle noiseuse, pero ser¨ªa rar¨ªsimo, por no decir imposible, que la superase.
Pocas veces el cine logra entrar en parcelas de la espiritualidad tan inaccesibles a la mirada com¨²n, pero cuando-lo logra, como ocurre aqu¨ª, da la impresi¨®n de que no hay arte que alcance su generosidad.
Complet¨® la maravillosa jornada el magn¨ªfico, tenso y trepidante filme negro estadounidense A race in Harlem, escrito por el negro Chester Himes, dirigido por el negro Bill Duke, interpretado por los negros Gregory Hines, Forest Whitaker y Danny Glover, y rodado en el barrio negro de Nueva York. En los ant¨ªpodas de La belle noiseuse, estamos ante otra forma- de cine, opuesta pero complementaria, de la anterior, lo que: dio variedad a las pantallas de La Crolsette.
Babelia
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