El fiel de la balanza

Manuel V¨¢zq¨²ez Montalb¨¢n ocupa una posici¨®n de equilibrio muy especial en la historia de la narrativa espa?ola reciente. Abanderado juvenil del realismo entendido como un mandato progresista inviolable, all¨¢ por el revuelto Sesenta y ocho, y al hilo de ciertas cosas que comenzaban a ocurrir en Italia, comenz¨® un replanteamiento est¨¦tico que, como m¨ªnimo, relativizaba aquel evangelio.En su pr¨¢ctica narrativa, y aunque de manera vacilante, tambi¨¦n busc¨® ese giro imprescindible, y en uno de esos tanteos se tropez¨® con Carvalho o, mejor dicho, con la literatura de g¨¦nero, con la tradici¨®n narrativa en su nivel de m¨¢xima estructuraci¨®n. Se le abri¨® el cielo, como se les ir¨ªa abriendo m¨¢s tarde, y por m¨¦todos parecidos, a otros narradores de su edad o algo m¨¢s j¨®venes.Tal vez por esta raz¨®n, porque ha vivido en propia carne literaria un proceso similar que los m¨¢s j¨®venes, y porque es un hombre poco envidioso, ha le¨ªdo a sus compa?eros de viaje literario, y lo ha hecho con ganas de disfrutar, lo cual le ha convertido en un cr¨ªtico generoso, mucho m¨¢s que los cr¨ªticos oficiales. Pero, adem¨¢s, por su pasado de realista y, tal vez, por edad, tambi¨¦n ha le¨ªdo con ecuanimidad a sus mayores hasta convertirse en el Fiel de la balanza de las agitadas aguas de nuestra literatura.