La lucha interna marca el congreso de la socialdemocracia alemana
El congreso de la socialdemocracia alemana comenz¨® ayer en Bremen con el tel¨®n de fondo del enfrentamiento, no disimulado, entre la vieja guardia del partido, personalizada en el presidente saliente del SPD, Hans-Joachim Vogel, y la pujante nueva generaci¨®n representada por Bj?rn Engholm, el hombre que hoy ser¨¢ elegido presidente del partido. La participaci¨®n de tropas alemanas m¨¢s all¨¢ del territorio de la OTAN y la pelea entre Bonn y Berl¨ªn por la sede del Gobierno son los puntos donde el enfrentamiento es m¨¢s evidente.
La lucha por el control del partido amenaza con deteriorar su credibilidad ante el electorado, justo cuando el SPD parece haber conseguido superar las secuelas de la cat¨¢strofe electoral sufrida en diciembre pasado en las ¨²ltimas elecciones generales y atraviesa su momento m¨¢s dulce de los ¨²ltimos a?os tras dos victorias electorales sucesivas en Hesse y Renania Palatinado y unos ¨ªndices de popularidad que le sit¨²an muy por encima de la democracia Cristiana, en el poder.Engholm y la nueva generac¨ª¨®n socialdem¨®crata -Oskar Lafontaine, Gerhard Schroeder y Rudolf Scharping- no esconden su enfrentamiento con los tres grandes hombres del pasado: Vogel, Willy Brandt y Johannes Rau.
Para la vieja guardia, la postura totalmente contraria de Engholm a la participaci¨®n de tropas alemanas, ni siquiera en operaciones bajo el mando de la ONU, supone restar al partido capacidad de gobernar, y no responde al sentir de la opini¨®n p¨²blica alemana. La postura del SPD es decisiva, ya que hay que contar con su apoyo parlamentario si, como el canciller Kohl pretende, se lleva a cabo una reforma de la Constituci¨®n en este sentido.
La opini¨®n de la base
Para Engholm, sin embargo, su postura contraria incluso al env¨ªo de tropas desarmadas para misiones de paz, responde exactamente al sentir de las bases del partido, y no se equivoca. Las ramas locales del SPD han presentado hasta 147 propuestas sobre este tema, y la gran mayor¨ªa de ellas son contrarias a que Alemania juegue un papel militar, por m¨ªnimo que sea, en el "nuevo orden".A media tarde de ayer, sin embargo, en los pasillos del centro de congresos de la ciudad hanse¨¢tica, se aseguraba que las dos partes hab¨ªan llegado a un acuerdo. Se admitir¨ªa la reforma constitucional para la participaci¨®n de tropas alemanes bajo el mando de la ONU (cascos azules), pero estas tropas deber¨ªan estar compuestas por voluntarios, y adem¨¢s el Bundestag deber¨ªa decidir por mayor¨ªa simple la conveniencia o no de su env¨ªo.
La cuesti¨®n de la sede del Gobierno amenaza tambi¨¦n con levantar ampollas. Vogel y Brandt apuestan por Berl¨ªn, mientras que Engholm, Lafontaine, Schroeder, Scharping y -en este caso tambi¨¦n- Rau son partidarios de Bonn. Estos ¨²ltimos son ministros presidentes de un land, mientras que los otros no ejercen ning¨²n cargo p¨²blico. Si se llega a votar hoy este asunto en el congreso, Bonn resultar¨ªa ganador, dada la gran presencia de delegados de Renania del Norte-Westfalia, el Estado donde se ubica Bonn.
Lo que desvela este enfrentamiento es que la lucha generacional en el SPD no ha sido resuelta. Es significativo el apoyo incondicional de Lafontaine a Engholm, que sufri¨® de falta de apoyo del aparato en las ¨²ltimas elecciones y que fue derrotado por ¨¦l mismo.
Parece que el l¨ªder del Sarre estar¨ªa satisfecho si el nuevo presidente se hiciera con el control del aparato socialdem¨®crata y devolviera el poder a las bases del viejo partido alem¨¢n.
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