La peregrinaci¨®n del Roc¨ªo

Sanl¨²car de Barrameda, camino del Roc¨ªo, 18 de mayo.La Guardia Civil nos informa que no podemos atravesar el parque nacional de Do?ana para llegar al pueblo del Roc¨ªo, lo que nos pareci¨® muy correcto, dada la necesidad de preservar nuestras escasas reservas ecol¨®gicas.

Incomprensiblemente, s¨ª se permit¨ªa el regreso a trav¨¦s del parque. Aprovechamos la oportunidad que se nos brindaba porque la verdad es que todos ten¨ªamos una gran curiosidad de ver c¨®mo era. Pero a medida que nos adentr¨¢bamos en ¨¦l, nuestra indignaci¨®n aumentaba como consecuencia de lo que ¨ªbamos viendo.

Era incre¨ªble la cantidad de basura que se encontraba a los lados del camino; de hecho era imposible perderse en las dunas porque, quiz¨¢s con la intenci¨®n de emular a Pulgarcito, la gente del Roc¨ªo se hab¨ªa encargado de marcarlo con desperdicios varios.

No es posible describir con palabras la sensaci¨®n que se experimenta al observar lo que, te¨®ricamente, deber¨ªa ser un paraje natural convertido en un aut¨¦ntico vertedero de basuras. A lo largo de los ?40 kil¨®metros! que tiene el camino, se encontraban esparcidos por el suelo infinidad de botes, papeles, desperdicios de comida y botellas. Algunos se hab¨ªan dignado a introducirlos en bolsas de basusa, quiz¨¢s con la esperanza de que, posteriormente, pasar¨ªa el cami¨®n de la basura, como si aquello fuese el portal de su casa, y que, adem¨¢s, no serv¨ªa de nada porque los animales se enpargaban de deshacer el resultado de esta gran acci¨®n ecol¨®gica.

?Por qu¨¦ no se llevan los desperdicios con ellos? Teniendo en cuenta que se gastan tantos millones en cada celebraci¨®n, ?ser¨ªa mucho pedir que entre todas las hermandades que realizan la peregrinaci¨®n a trav¨¦s del parque nacional alquilasen un par de tractores donde ir echando estos deshechos? En caso contrario, esperamos, aunque nos pese porque somos respetuosos con las tradiciones, que llegue el d¨ªa en el que no les dejen pasar como, l¨®gicamente, no me dejaron a m¨ª.-