Paul Virilo presenta en Par¨ªs una gran exposici¨®n dedicada a la velocidad
La muestra propone una reflexi¨®n sobre el mundo contempor¨¢neo
OCTAVI MART? La Fundaci¨®n Cartier, con la silueta del correcaminos de Tex Avery como emblema, abre al p¨²blico el pr¨®ximo viernes en Par¨ªs su gran exposici¨®n monogr¨¢fica anual, dedicada en esta ocasi¨®n a La vitesse (La velocidad). Hasta el 29 de septiembre los jardines y las salas de que dispone la Fundaci¨®n en Jouy-en-Josas, en las afueras de Par¨ªs, acoger¨¢n esta propuesta sobre un elemento capital para caracterizar el mundo contempor¨¢neo. El pensador franc¨¦s Paul Virilio, autor de Est¨¦tica de la desaparici¨®n (Anagrama) es quien ha desarrollado los planteamientos de la muestra.
Para Paul Virilio, gran especialista en la cuesti¨®n, es decir, en dromolog¨ªa, y consejero de la exposici¨®n, "la velocidad siempre ha sido la fuerza dominadora del mundo. En la antig¨¹edad, a trav¨¦s del caballo, de las palomas mensajeras. La estructura social depend¨ªa de tu capacidad de desplazamiento o para enviar y recibir informaci¨®n con rapidez. La ¨¦poca moderna es la de la velocidad mec¨¢nica, y ahora somos hijos de la electr¨®nica. La velocidad y la riqueza estructuran el mundo", afirma.La exposici¨®n se interesa por diversas formas de velocidad e incluye obras futuristas, ferraris o nuevos modelos de lancha o avi¨®n, dibujos y maquetas de ciudades concebidas para ser vistas desde un veh¨ªculo en marcha, filmes que enfrentan la velocidad mental de K¨¢rpov a la de un potent¨ªsimo ordenador, proyectos como el de una carrera de la Tierra a la Luna entre veleros que se desplazan gracias a la energ¨ªa solar, o testimonios videogr¨¢ficos de c¨®mo Ia velocidad afecta al cuerpo humano, ya sea a trav¨¦s de la cr¨®nica f¨ªsica de las reacciones de un piloto de f¨®rmula 1 durante la competici¨®n, o mostrando el rostro de un piloto de aviaci¨®n sometido a unas pruebas dentro de un simulador de vuelo.
"La velocidad es una violencia ejercida contra el cuerpo. La fotograf¨ªa del piloto en el interior de una centrifugadora que reproduce las aceleraciones y vibraciones que se dan en un avi¨®n o cohete prueban la brutalidad de las mismas. El cuerpo las vive como una tortura", explica Virilio, que, sin embargo, se muestra mucho m¨¢s preocupado por otros aspectos de la creciente aceleraci¨®n de la vida.
"Antes habl¨¢bamos de pasado, presente y futuro, exist¨ªan tres tiempos; ahora s¨®lo hay dos: el tiem diferido, que es un pasado reciente, y el tiempo real. El futuro es de las m¨¢quinas, de la programaci¨®n. Y el tiempo real ya no es el de la persona, el suyo o el m¨ªo, el de aqu¨ª o el de all¨¢, sino el del planeta. Basta con ver lo sucedido durante la guerra del Golfo. Su presente lo era por el mundo entero".
En el discurso de Virilio la realidady la ideolog¨ªa, la ideolog¨ªa sustituyendo a la realidad, aparecen a menudo mezcladas. Es su manera de provocarnos. No le importa reconcocerlo. "Es cierto que este presente mundial es ideol¨®gico, pero por eso mismo forma parte de la violencia que la velocidad ejerce contra la persona, en este caso el telespectador, que ha sido enga?ado, en nombre del tiempo real, por la televisi¨®n".
La guerra, la tecnolog¨ªa al servicio d¨¦ los ej¨¦rcitos, es una de los temas de la exposici¨®n. Y de la obra de Virilio. La guerra del Golfo ha hecho que varios de sus libros, tachados hasta hace poco de visionarios, se agotasen. "En el Golfo se ha probado lo que explicaba. Ha a primera guerra de la historia ganada por la aviaci¨®n, en la que el espacio ha derrotado a la Tierra. Y ha sido as¨ª gracias a los sat¨¦lites. Es tambi¨¦n la primera vez que en una guerra el dominio ha dependido de armas experimentales, que el campo de batalla ha sido un la boratorio de tecnolog¨ªas. Los norteamericanos la necesitaban. Todo su potencial investigador est¨¢, centrado en la esfera b¨¦lica y estaban viendo c¨®mo la tecnolog¨ªa no militar japonesa se apoderaba de los mercados. El Golfo ha servido de feria de exposici¨®n, ha permitido poner en evidencia cu¨¢l es el mejor material".
Moral
Hay algo inquietante en la precisi¨®n y entusiasmo con que Virilio explica los cambios que vive el mundo. Lo cierto es que la velocidad queda al margen de cualquier juicio moral, pero no su utilizaci¨®n: "Soy muy cr¨ªtico respecto a la aceleraci¨®n que vive el mundo. Los futuristas, Paul Morand, Einstein, la contemplaban como un fen¨®meno positivo, bello. Yo he vivido los bombardeos de los Stuka, s¨¦ que la velocidad tambi¨¦n es un drama, que conlleva peligros para la persona y el equilibrio del mundo".
En la exposici¨®n se quiere tener en cuenta la velocidad en todas sus dimensiones. "Es un ¨¦lemento dif¨ªcil de exponer, porque no es un fen¨®meno ni un objeto, sino la relaci¨®n entre fen¨®menos y objetos. ?Es la relatividad! No pod¨ªamos conformarnos con hablar de futurismo, de coches de carreras, de aerodin¨¢mica, sino que hab¨ªa que mostrar c¨®mo la velocidad se inmiscuye en todos los aspectos de nuestra vida: el fast food es un ejemplo de ello, como, lo es el n¨²mero de divorcios. Las relaciones se han acelerado e intensificado, un matrimonio sufre hoy un desgaste muy superior al que padec¨ªa en el siglo pasado. De ah¨ª su menor duraci¨®n".
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