S¨ªsifo y la bolsa

Las manos vendedoras aparecieron ayer de nuevo. Pese a la subida de Tokio y a la ausencia de noticias negativas en el mercado espa?ol, el papel tuvo un ligero predominio al abrise la sesi¨®n en los corros y en el mercado cont¨ªnuo. La bolsa no descansa. Como en el mito de S¨ªsifo, condenado al solemne aburrimiento de subir y bajar de la monta?a la misma piedra, parece que la bolsa est¨¢ condenada al trabajo est¨¦ril de subir y bajar las cotizaciones, como si una mano invisible la regulara. Al padre del liberalismo econ¨®mico, Adam Smith, le hubiera llenado de alegr¨ªa esta regulaci¨®n invisible, algo que no se pod¨ªa decir de la bolsa espa?ola hace unos meses, cuando todav¨ªa funcionaba el sistema de ¨®rdenes por caja.En los corros, la actividad reflej¨® el cansancio de los ¨²ltimos d¨ªas y ni siquiera el escaso pero recurrente arbitraje contribuy¨® a aliviar la sesi¨®n. Los chicharros o valores de r¨¢pida bajada y subida son cada d¨ªa m¨¢s escasos y pocos se atreven a lanzarse a recorridos especulativos a cort¨ªsimo plazo. Hubo, sin embargo, dinero para algunos valores textiles y sider¨²rgicos para los que en algunos an¨¢lisis fundamentales se vaticina desde hace d¨ªas que han tocado fondo y llegado la hora de tomar posiciones.