Agatha y Alfred
HASTA ?LTIMA hora de la noche de ayer continuaban las negociaciones para ultimar los pactos de cuya plasmaci¨®n depende la elecci¨®n de los alcaldes de numerosas poblaciones, incluyendo una decena de capitales de provincia. La existencia de diversos recursos electorales atrasar¨¢ hasta el 5 de julio dicha elecci¨®n en las tres primeras ciudades espa?olas: Madrid, Barcelona y Valencia. Con ¨¦sas y alguna otra excepci¨®n, hoy quedar¨¢n constituidos los m¨¢s de 8.000 ayuntamientos resultantes de las elecciones de mayo. Hoy, 15 de junio: cuando se cumplen 14 a?os de aquellas elecciones que inauguraban el nuevo r¨¦gimen democr¨¢tico. Uno de los rasgos del comportamiento electoral de los espa?oles a lo largo de estos casi tres lustros ha sido la inclinaci¨®n por un modelo de enfrentamiento -con delimitaci¨®n neta entre partido mayoritario y oposici¨®n- antes que por uno de colaboraci¨®n -mediante pacto que distribuye el poder- Esa tendencia comenz¨® a quebrarse en las municipales de 1987, y los resultados del 26-M han confirmado el giro hacia el segundo modelo.El rechazo a las coaliciones manifestado por las encuestas ha ido mayoritariamente asociado a la idea seg¨²n la cual a mayor distribuci¨®n del poder correspond¨ªa mayor inestabilidad y menor capacidad de decisi¨®n. Sin negar que algunas experiencias confirman esa impresi¨®n, otras la contradicen, al menos en el ¨¢mbito local y regional: ha sido la resistencia a alcanzar pactos lo que ha determinado la cr¨®nica inestabilidad y par¨¢lisis de numerosas instituciones. En cualquier caso, el veredicto de las urnas har¨¢ inevitable el recurso a alianzas de gobierno en muchas partes: en la mayor¨ªa de las autonom¨ªas cuyos Parlamentos fueron renovados hace dos semanas y en dos de cada tres capitales de provincia.
Aplazada la decisi¨®n final sobre los municipios de Barcelona y Valencia (tambi¨¦n el de Madrid, pero la mayor¨ªa absoluta del PP elimina en este caso cualquier intriga), el inter¨¦s se ha concentrado en las ¨²ltimas horas en Sevilla, Santander y en las capitales del Pa¨ªs Vasco. Lo de Sevilla parece ideado por un disc¨ªpulo provinciano de Agatha Christie: lo interesante no es el desenlace, demasiado previsible, sino la trama con que se, intenta despistar al lector. El desenlace: Rojas Marcos ser¨¢ alcalde con los votos del PP. La trama: los moh¨ªnes de quien pretend¨ªa la dote sin pasar por la vicar¨ªa. Detr¨¢s de la actitud solemne del candidato andalucista hay un enorme equ¨ªvoco: el de haber llegado a creerse que ¨¦l hab¨ªa ganado las elecciones, siendo as¨ª que hab¨ªa obtenido 30.000 votos menos que el PSOE y tan s¨®lo un esca?o m¨¢s que el PP. El famoso tribuno sevillano no mercadea votos, pero agradece que se le otorguen "por Sevilla". Y ol¨¦. Pero en algo tiene raz¨®n: seguramente muchos de los electores que le dieron su voto lo hac¨ªan ante todo contra el PSOE, y de ah¨ª que resulte coherente una alianza sevillana de andalucistas y populares. Lo que no se entiende es ese aire de dignidad ofendida con que se rechaza que se trate de un pacto con la derecha.
En Santander, el gui¨®n es de Hitchcock: versa sobre los acontecimientos extraordinarios que acontecen a un personaje corriente. Tanto, que fue recusado a perpetuidad por los populares: entre el poder y la honra, la dignidad, dijo Aznar hace unos meses. Ahora se dispone a pactar con el recusado para "respetar la mayor¨ªa de centro-derecha reflejada en las urnas".
En el Pa¨ªs Vasco, la apuesta del PN-V por el PSOE como aliado municipal (en las tres capitales) y provincial (en las diputaciones) resulta bastante sorprendente, por m¨¢s que sea cierto que sus socios en el Gobierno vasco (EA y EE) no le garantizan ya mayor¨ªas estables en esas instituciones. Seguramente la decisi¨®n est¨¢ relacionada con los resultados producidos en ?lava, donde la aparici¨®n de un pujante provincialismo antinacionalista amenaza con separar ese territorio de la din¨¢mica autonomista com¨²n. El antecedente de la Rep¨²blica -la mayor¨ªa de su poblaci¨®n se abstuvo de votar el estatuto de autonom¨ªa- puede haber. pesado ahora. El PNV parece haber optado por una marcha m¨¢s lenta, pero conjunta. Aqu¨ª el guionista es aut¨®ctono: se llama Xabier Arzalluz.
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