El ¨²ltimo encontronazo franco-brit¨¢nico
Franceses y brit¨¢nicos no pueden evitar ser vecinos ni tener grandes ¨ªnfulas, as¨ª que, cada poco, ha de haber encontronazos. El ¨²ltimo de la serie lo han producido unas manifestaciones de la primera ministra francesa, Edith Cresson, que dice que el 25% de los hombres brit¨¢nicos son homosexuales y que la mayor¨ªa de ellos no prestan atenci¨®n a las mujeres."Ah¨ª hay algo que no funciona, eso est¨¢ claro", aventura Cresson. "La que no funcionas eres t¨²", le han venido a responder los isle?os.
Edith Cresson concedi¨® hace cuatro a?os una entrevista al editor y sibarita brit¨¢nico Naim Attallah, bien conocido por su debilidad por el llamado sexo d¨¦bil y por vivir rodeado de espl¨¦ndidas j¨®venes con pedigr¨ª.
Attallah public¨® el a?o pasado el libro Women (Mujeres), con entrevistas realizadas a m¨¢s de un centenar de ellas, en atm¨®sfera relajada y en torno a una buena mesa, lo que alivia tensiones y aligera el esp¨ªritu, hasta el punto de que algunas han lamentado luego verse en negro sobre blanco.
Cresson no pas¨® al libro, pero su reciente entrada en el palacio de Matignon ha animado a Attalah a desempolvar y publicar en el dominical The Observer aquella conversaci¨®n, en la que la hoy primera ministra se explaya sobre la pol¨ªtica, el poder, el amor, los hombres, las mujeres y el sexo.
El anfitri¨®n le comenta que en los pa¨ªses anglosajones, la mayor¨ªa de los hombres prefieren la compa?¨ªa de otros hombres", y su invitada no se para en barras. "S¨ª, pero la mayor¨ªa de esos hombres son homosexuales; quiz¨¢ no la mayor¨ªa, pero en Estados Unidos ya hay un 25% y en Inglaterra y Alemania es m¨¢s o menos lo mismo", empieza Cresson para escarnio de la virilidad brit¨¢nica. Y echa le?a al fuego al comparar con Francia.
"Eso es inimaginable en la historia de Francia. ( ... ) Los franceses est¨¢n mucho m¨¢s interesados en las mujeres; los hombres anglosajones no est¨¢n interesados en las mujeres, y ¨¦se es un problema que necesita an¨¢lisis. No s¨¦ si es cultural o biol¨®gico, pero ah¨ª hay algo que no funciona, eso est¨¢ claro".
Cresson dice hablar por experiencia propia: "Recuerdo de pasear por Londres -y las chicas siguen diciendo lo mismo-, y los hombres no te miran. En Par¨ªs, los hombres te miran. A los anglosajones no les interesan las mujeres como mujeres. Un hombre al que no le interesan las mujeres est¨¢ disminuido".
Cresson especula, como puede hacerlo cualquier otro mediterr¨¢neo que conozca el pa¨ªs, con que "es un problema de educaci¨®n". Pero lo que ha dado en lo m¨¢s hondo del alma brit¨¢nica ha sido la referencia a la homosexualidad.
Parte de la prensa -algunos de los tabloides en el segmento popular, que un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n se regodean con historias de homofilia, y The Daily Telegraph entre los serios- ha recogido el guante y ha respondido de forma predecible.
Aqu¨¦llos, rondando lo chabacano, con citas patrioteras antigabachas y maravill¨¢ndose de que Cresson se extra?e de que los ingleses no se volvieran a mirarla.
Algunos parlamentarios tambi¨¦n han puesto el grito en el cielo porque Cresson "ha puesto en duda la virilidad del brit¨¢nico", y han intentado, sin ¨¦xito, introducir una nota formal de protesta en los Comunes.
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