F¨¢bula ecologista
Un monta?¨¦s hura?o y taciturno vive en un valle de los Pirineos desde hace 40 a?os. Previsiblemente, arrastra tras de s¨ª un secreto; previsiblemente, tambi¨¦n, mantiene un constante cuidado de su entorno. De forma no menos previsible, su vida se ver¨¢ alterada por la llegada de un intruso, un adolescente en crisis contra su padre, contra el sistema de ense?anza que pretenden imponerle: contra el mundo entero, en suma. Entre ambos, surge una relaci¨®n que tiene todos los ingredientes de los ritos de iniciaci¨®n que todo adolescente debe pasar.Y no hay, desgraciadamente, mucho m¨¢s que contar de la pel¨ªcula. No la salva ni tan s¨®lo su encendida -y sin dudas honesta- defensa de la naturaleza y su conservaci¨®n, puesto que tal defensa se formula desde la forzada impostura de unos comportamientos que bordean el rid¨ªculo, desde la falta de convicci¨®n a que, desafortunadamente, parece condenar siempre la impericia -narrativa, discursiva- de quien quiere pero no puede.
Bienvenido a Veraz
Direcci¨®: Xavier Casta?o. Gui¨®n: X. Casta?o y Fran?ois Delaroyere. Producci¨®n: Eduardo Campoy, Espa?a-Francia-ltalia, 1991. Int¨¦rpretes: Kirk Douglas, Imanol Arias, Jean-Michel Portal, Richard Bohringer, Marie Fugain. Estreno en Madrid, cines:Capitol, Luchana, Pe?alver y Vaguada.
En medio de todo esto, un Kirk Douglas recuperado para el cine (?hac¨ªa alguna falta, en todo caso?) gesticula, solloza, sufre y sacude bofetadas crey¨¦ndose las escenas todav¨ªa menos que el espectador, o que el tontorr¨®n protagonista adolescente, o que la imposible amante-confidente-coleguilla de ¨¦ste, una recia monta?ista que responde al nombre de Mirentxu. Atropelladamente, se llega a un final postizo, hueco, ternurista, m¨¢s falso a¨²n que todo lo que hemos visto hasta entonces, con la excepci¨®n de un paisaje bellamente fotografiado y del sonido.
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