El et¨®logo Jordi Sabater Pi afirma que el chimpanc¨¦ tiene comportamientos culturales
Antrop¨®logos, fil¨®sofos y prehistoriadores debaten en Barcelona sobre biolog¨ªa y cultura
?Se puede hablar de cultura en relaci¨®n a comportamientos de una especie no humana, o debe reservarse el t¨¦rmino para el hombre? El curso de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP) Etolog¨ªa y cultura: una aproximaci¨®n interdisciplinar, que se desarrolla en Barcelona, pretende, en palabras de su director, el et¨®logo Jordi Sabater Pi, "sopesar esa famosa controversia entre biolog¨ªa y cultura".
A tal fin, el curso ha reunido a especialistas de distintos campos como la etolog¨ªa, la antropolog¨ªa, la filosof¨ªa y la prehistoria. Para Sabater Pi, sin embargo, la cuesti¨®n est¨¢ muy clara: "La cultura es producto de la biolog¨ªa; el chimpanc¨¦, por ejemplo, presenta conductas culturales".- Para Sabater PI, las investigaciones m¨¢s recientes no hacen sino corroborar teor¨ªas sostenidas por ¨¦l desde hace tiempo y muy rebatidas inicialmente. El estudio de los p¨®ngidos, especialmente los chimpanc¨¦s, nuestros parientes m¨¢s pr¨®ximos en la biolog¨ªa seg¨²n la antropolog¨ªa molecular -su c¨®digo gen¨¦tico muestra s¨®lo un 1% de diferencia con respecto al nuestro-, revela comportamientos que cumplen los requisitos que la antropolog¨ªa cultural exige para que se pueda hablar de cultura humana: innovaci¨®n, estandarizaci¨®n, diseminaci¨®n, durabilidad y no precisos para la supervivencia de la especiC.Seg¨²n explica Sabater PI, los chimpanc¨¦s -que poseen, dice, capacidad est¨¦tica y noci¨®n de la muerte, y hasta lloran- utilizan objetos naturales como instrumentos para, entre otras funciones, conseguir y transportar comida, defenderse, examinar animales o materiales supuestamente peligrosos, asearse y fabricar otros instrumentos; tambi¨¦n los emplean en el contexto de la parada nupcial y en su conducta sexual.
Entre los chimpanc¨¦s, un individuo inventa un uso para un material y lo difunde entre los dem¨¢s miembros del grupo. Significativamente, indica el et¨®logo, "Ios comportamientos de este tipo se agrupan en ¨¢reas o c¨ªrculos culturales, igual que en las culturas de los humanos". As¨ª, los primat¨®logos distinguen un ¨¢rea cultural denominada Termite Tunnel Probing, al este del lago Tanganika (Tanzania), en la que los chimpanc¨¦s emplean lianas preparadas para saquear los termiteros; otra, conocida como Termite Mound Digging Stick (Guinea Ecuatorial y sur de Camer¨²n), en la que fabrican bastones con los que cavan en los termiteros, y otra m¨¢s, la Nut Cracking Area (costa occidental del golfo de Guinea), en la que usan piedras como martillos para romper la c¨¢scara de los frutos.
Calificar de cultural el comportamiento de lo que para mucha gente no es m¨¢s que una caterva de monos tiene sus riesgos y abre la puerta a la pol¨¦mica. "Es una cuesti¨®n de antropocentrismo", dice Sabater PI, "el hombre debe acostumbrarse a que no es el centro de todas las cosas, hay que hacerlo bajar de su pedestal. Nosotros y el chimpanc¨¦ somos iguales; sus usos culturales nos pueden parecer muy poca cosa, pero, ojo, los del hombre prehist¨®rico eran los mismos y nadie les niega la calidad de hombres. Debemos ser m¨¢s humildes". El punto de vista de la etolog¨ªa, a?ade, proporciona un conocimiento objetivo del hombre que es de sumo inter¨¦s para prehistoriadores y antrop¨®logos. Curiosamente, la visi¨®n de los pueblos primitivos que m¨¢s contacto tienen con los chimpanc¨¦s es similar a la de la etolog¨ªa. Sabater Pi ha anotado -v¨¦ase su libro El chimpanc¨¦ y los or¨ªgenes de la cultura, Anthropos, 1984- que los pigmeos de grupos como los gieli y bambuti usan las mismas palabras cuando se refieren a interacciones de cualquier tipo de monos que cuando se refieren a interacciones con los humanos de otras etnias.
"El hombre ha llegado hasta donde ha llegado por una serie de casualidades", reflexiona Sabater Pi; "su cerebro es m¨¢s grande y potente". ?Significa eso que el chimpanc¨¦ ha tenido mala suerte? "Considerarlo as¨ª es tambi¨¦n antropocentrismo", dice el et¨®logo; "aparte de que calificar lo nuestro de buena suerte... Bien, eso lo dir¨¢ el que escriba la ¨²ltima p¨¢gina del libro de la evoluci¨®n".
"El estudio de la cultura de los primates puede servir para investigar y realizar modelos de la conducta de nuestros m¨¢s primitivos antecesores`, explica el et¨®logo Joaquim J. Ve¨¢, uno de los participantes en el curso de la UIMP -con una conferencia de t¨ªtulo significativo: De qu¨¦ puede servir un chimpance a un antrop¨®logo-. "El problema fundamental para este tipo de interpretaciones es que todav¨ªa se considera a los animales como algo sustancialmente diferente al hombre. Que una especie no humana tenga cultura es a¨²n dif¨ªcil de aceptar. ?sa es la batalla".
Para el prehistoriador Josep Maria Fullola, que representa en el curso a esa disciplina junto con el prestigioso Yves Coppens, hay que admitir que tanto los australopithecus como los homo habilis pose¨ªan una cultura instrumental casi id¨¦ntica a la de los chimpanc¨¦s: lamentablemente, los instrumentos vegetales y de madera, que se deb¨ªan de emplear con mucha m¨¢s frecuencia que los de piedra, no dejan rastro.
El norteamericano James W. Fern¨¢ndez, director del departamento de Antropolog¨ªa de la Universidad de Chicago, considera que la discusi¨®n sobre la cultura animal adquiere hoy tintes que recuerdan las encendidas pol¨¦micas de los inicios del darwinismo. "Hablar de cultura no humana es algo que genera una gran hostilidad en los e c¨ªrculos antropol¨®gicos", se?ala. Para ¨¦l, la cultura animal es un hecho, y el enlace etolog¨ªa-antropolog¨ªa, esencial.
Babelia
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