El tratado con Mosc¨²

EL VIAJE que acaba de realizar a Mosc¨² el presidente del Gobierno espa?ol tiene un significado de gran alcance pol¨ªtico. En primer lugar, por la firma de un tratado de amistad y cooperaci¨®n entre los dos pa¨ªses que no tiene precedente en la compleja historia de las relaciones entre la URSS y Espa?a. Y sobre todo, por el momento en que ha tenido lugar la citada firma, cuando en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y en Europa se est¨¢n desarrollando acontecimientos que, sin duda, pueden variar el destino de sus pueblos. Para el presidente Gorbachov, que ya realiz¨® el a?o pasado un fruct¨ªfero viaje a Espa?a, la visita de Felipe Gonz¨¢lez y la correspondiente firma del tratado tiene en estos momentos un valor particular: en v¨ªsperas de su participaci¨®n en Londres en una reuni¨®n con los siete grandes (G-7) necesita recibir el m¨¢ximo de apoyos de los Gobiernos europeos a su pol¨ªtica reformista. Felipe Gonz¨¢lez se la ha dado de manera clara, convencido de que ello responde a un inter¨¦s com¨²n de los pa¨ªses de nuestro continente.Por otra parte, el tratado hispano-sovi¨¦tico pone de relieve el creciente papel de Espa?a en el escenario internacional. Los contactos regulares previstos entre los m¨¢ximos dirigentes de los dos pa¨ªses tienden a equiparar, aunque sea formalmente, a Madrid con lo que ya existe entre Mosc¨² y Par¨ªs o Berl¨ªn. El problema de las relaciones con la URSS ser¨¢ en las pr¨®ximas d¨¦cadas tema decisivo de la suerte de Europa. Espa?a est¨¢ ahora en mejores condiciones de ofrecer su opini¨®n para que evolucione de modo positivo.