La 'Perestroika' irani
El presidente Rafsanyani intenta la dif¨ªcil transformaci¨®n de un pa¨ªs anquilosado?NGELES ESPINOSA ENVIADA ESPECIAL, Teher¨¢n
La misma actitud de desidia se percibe en muchos empleados de las oficinas gubernamentales. La primera respuesta a cualquier petici¨®n es siempre no. Despu¨¦s, se puede negociar. No hay extensi¨®n de visado para la periodista, que ha recibido un permiso de visita para cinco d¨ªas. Al final se prolonga tres m¨¢s. No hay billetes de avi¨®n para Ahwaz en el vuelo de ma?ana por la ma?ana. Sonrisas, cartas de recomendaci¨®n y, de vez en cuando, una inevitable propina consiguen plazas hasta en los vuelos cerrados la v¨ªspera. Es el arte del regateo aplicado a la vida cotidiana.El motor de la apertura
Esta realidad, tantas veces repetida en los pa¨ªses del Tercer Mundo, sorprende, sin embargo, al visitante que llega a Teher¨¢n alentado, por los anuncios de reformas y liberalizaci¨®n. "Me parece exagerado hablar de perestroika ", comenta un veterano embajador europeo a punto de abandonar su destino en Ir¨¢n. "Se dan dos pasos adelante y uno atr¨¢s", aclara un joven diplom¨¢tico para explicar la lentitud del proceso.
El verdadero motor de la apertura iran¨ª, la llamada perestroika de Raflanyani, est¨¢ siendo la econom¨ªa. En los dos a?os que el presidente Al¨ª Akbar Hachem¨ª Raflanyani lleva en el poder se ha podido observar una nueva aproximaci¨®n a ese sector, que durante la primera d¨¦cada de la revoluci¨®n isl¨¢mica se ten¨ªa olvidado. El cambio se aprecia en dos aspectos: de un lado, la reprivatizaci¨®n, y de otro, el deseo de integrarse en la econom¨ªa mundial.
"Es cierto que tras el periodo de estatalizaci¨®n que supuso en ese terreno la revoluci¨®n se est¨¢ volviendo poco a poco al impulso del sector privado", reconoce un observador occidental, que se apresura, sin embargo, a se?alar la falta de garant¨ªas para el potencial inversor. "En cuanto al cr¨¦dito externo, que hasta ahora constitu¨ªa un tab¨², el ¨¦xito de esa pol¨ªtica va a depender en buena medida de la respuesta que reciba de Occidente", aclara, sin ocultar su aprobaci¨®n de las medidas.
A quienes no parecen gustarles nada estos nuevos aires es a los llamados radicales, el sector m¨¢s duro del r¨¦gimen. Desde el ¨²ltimo n¨²mero del mensual Bay¨¢n, han calificado de fracaso la actuaci¨®n econ¨®mica de su Gobierno. "Incluso han tenido que tender la mano a los capitalistas exiliados en el extranjero", afirma la publicaci¨®n. La acusaci¨®n se extiende a la pol¨ªtica exterior. "Desde que se aplica la pol¨ªtica de puertas abiertas, muchos de nuestros problemas se han agravado", asegura Bay¨¢n.
Del potencial de este pa¨ªs de 56 millones de habitantes lo dice todo el elevado n¨²mero de hombres de negocios de todas las partes del mundo que estos d¨ªas cruzan sus pasos en el vest¨ªbulo del Hotel Laleh. Franceses, alemanes, italianos, e incluso brasile?os, pero sobre todo japoneses, han acudido a la llamada de la apertura. La rep¨²blica isl¨¢mica tiene a¨²n pendiente el grueso de la reconstrucci¨®n de su infraestructura destruido en la guerra con Irak. "Hace cuatro a?os no exist¨ªa una pol¨ªtica econ¨®mica, ahora el menos hay un intento", manifiesta uno de ellos.Los comerciantes del Bazar -un verdadero cuarto poder en Teher¨¢n- tambi¨¦n se quejan de lo mal que est¨¢ la econom¨ªa y de la inflaci¨®n. "Una cosa son las cifras macroecon¨®micas y otra el contexto econ¨®mico real", admite un experto en la materia. Dos males retrasan los beneficios a corto plazo de las reformas introducidas por los tecn¨®cratas del Gobierno. En primer lugar, la corrupci¨®n, extendida hasta extremos inimaginables, y en segundo, las consecuencias de la reciente crisis del Golfo.
La euforia inicial, que motiv¨® la ganancia de 4.000 millones de d¨®lares extra, ha dejado paso a un ambiente casi catastrofista ante las repercusiones negativas que ya se anuncian para el medio y largo plazo. Los c¨¢lculos del precio del petr¨®leo a 25 d¨®lares el barril se han revelado exagerados, y el dinero empieza a escasear en los presupuestos. 'Les faltan divisas", comenta un hombre de negocios dan¨¦s, que, tras una semana de contactos, se. marcha de Ir¨¢n sin ninguna firma en el malet¨ªn.
Una d¨¦cada l¨®gica
Otro de los peligros es el desmesurado aumento de la poblaci¨®n. Aunque en el ¨²ltimo a?o la tasa de crecimiento vegetativo ha descendido del 3,9% al 3,2%, este ritmo a¨²n exige un desarrollo econ¨®mico del 4% s¨®lo para mantener los actuales niveles de bienestar, algo que, sin duda alguna, requiere la ayuda exterior. De ah¨ª la oposici¨®n de los sectores m¨¢s radicales a esta reforma, ya que ven el endeudamiento externo como una hipoteca a su futuro.
Adem¨¢s, todas estas reflexiones ponen en entredicho los logros de la revoluci¨®n. Admitida de forma impl¨ªcita la marcha atr¨¢s en la econom¨ªa y frustrados los profesionales e ilustrados que vieron en ella una cortapisa a sus iniciativas, el logro innegable de la era Jomeini ha sido la independencia mental de Ir¨¢n. "No se est¨¢ corrigiendo la revoluci¨®n", explica una fuente oficial; "lo que sucede es que, tras unos primeros a?os de furor, estamos iniciando una d¨¦cada m¨¢s l¨®gica".
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