La situaci¨®n de B¨¦rnard
L. G., La Prensa francesa no pod¨ªa dejar de hacerse eco de la situaci¨®n f¨¢ctica que vive el equipo Banesto. Tres hombres de peso bien colocados en la general no es conquista frecuente, pero si uno de ellos es un corredor local con tanto predicamento como Jean Fran?ois Bernard, conocido popularmente por Jeff, el inter¨¦s es inevitable y la pregunta de marras tambi¨¦n: "?Aspira usted a ganar el Tour o seguir¨¢ siendo un gregario de Delgado e Indur¨¢in?"
Ning¨²n diario franc¨¦s eludi¨® la pol¨¦mica porque hay especialistas que coinciden en afirmar que Jeff se encuentra en un extraordinario estado de forma que hace recordar a aquel corredor que impresion¨® en 1987 en la contrarreloj del Mont Ventoux. "Hay quienes est¨¢n empe?ados en que viva obsesionado con aquella etapa", responde a diario el corredor, "pero no lo van a conseguir. Sigo mi camino y me he dado cuenta de que soportaba muy mal la condici¨®n de jefe de Filas. Ahora, en Banesto, estoy muy tranquilo. He logrado estar bien fisicamente y correr sin la presi¨®n de ser el l¨ªder. Ello me ha dado un gran beneficio".
Bernard disfrut¨® en 1987 de la condici¨®n de l¨ªder del Tour gracias a una actuaci¨®n explosiva que hizo exclamar a muchos cronistas franceses que el ciclismo galo hab¨ªa encontrado de golpe al sucesor de Hinault. Pero esa ilusi¨®n dur¨® poco tiempo y Bernard, considerado un corredor de grandes cualidades, cay¨® en un estruendoso declive no exento de continuas lesiones. Desde entonces se gan¨® varias etiquetas al uso; la de corredor pol¨¦mico y caprichoso y la de hombre fr¨¢gil. Incluso se especul¨® con su prematura retirada.
La necesidad del h¨¦roe
Pero es la necesidad de contar con un h¨¦roe local lo que impulsa a la prensa francesa a promover la candidatura de Bernard. Fignon reconoce sus miserias y los j¨®venes como Dellon o Jalabert est¨¢n muy lejos de los primeros puestos. No hay nadie m¨¢s a mano que Bernard, nadie m¨¢s cerca del l¨ªder.
?Ayudar¨¢n Delgado e Indur¨¢in a Bernard? Es el propio Bernard quien se encarga de afrontar la cuesti¨®n para todos los diarios franceses: "No me planteo cambiar mi situaci¨®n. Yo tengo un contrato moral con Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri y mi obligaci¨®n es trabajar para los dos l¨ªderes del equipo. Cumplir¨¦ mi contrato porque soy hombre de palabra y me sacrificar¨¦ cuando llegue el momento".
Ech¨¢varri a?adi¨® un matiz esperanzador para los franceses: "La situaci¨®n no ha variado, pero no ser¨ªa honesto que Bernard trabajase como un gregario cualquiera. Ni honesto ni inteligente para nuestros intereses. Nos viene bien que LeMond se deba preocupar de Bernard".
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