El ¨²ltimo superviviente

Isaac Bashevis Singer ha sido el escritor m¨¢s importante producido por la literatura y¨ªdish en aproximadamente un siglo de existencia, y con toda probabilidad ser¨¢ uno de los ¨²ltimos. Antes de la II Guerra Mundial, el y¨ªdish era la lengua materna y cotidiana de 11 millones de personas; despu¨¦s del holocausto la hablan cuatro millones.El y¨ªdish, j¨¹dische-deutsch, o alem¨¢n de los jud¨ªos, fue la lengua franca de las comunidades jud¨ªas diseminadas por Europa central hasta los Urales a partir de la Edad Media. Ling¨¹¨ªsticamente, es una derivaci¨®n del dialecto franco del alto alem¨¢n, y contiene elementos del ingl¨¦s, el ruso, el franc¨¦s y el polaco, as¨ª como del hebreo. Se escribe en una variante del alfabeto hebreo, y s¨®lo comenz¨® a tener literatura propia en la segunda mitad del siglo XIX.

Fue entonces cuando el ruso Mendele Molcher Seforim (1836-1917) abandon¨® el hebreo como medio literario para escribir sus novelas sat¨ªricas en y¨ªdish. El polaco Y. L. Peretz (1852-1915) y el ucranio Sholem Aleichem (1859-1916) son considerados, junto a Seforim, los fundadores de la literatura y¨ªdish, la cual, sin embargo, s¨®lo alcanz¨® su culminaci¨®n a comienzos del siglo XX, al entrar por fin en las grandes corrientes de la cultura occidental. Los pa¨ªses en donde esta literatura tuvo mayor vitalidad fueron Polonia, Rusia y Estados Unidos, as¨ª como Palestina, en donde fue reemplazada por la escrita en hebreo.

Los ucranios David Bergelson y Lamed Shapiro, el ruso Der Nistor y el polaco Sholem Asch son algunos de los principales autores de este periodo. A ellos hay que a?adir los nombres de Josef Opatoshu y el de Y. J. Singer, ambos polacos, y este ¨²ltimo hermano de Isaac, que fundaron la novela hist¨®rica y prepararon as¨ª el terreno para la gran literatura de Singer, que combina la presencia de lo sobrenatural y toda la tradici¨®n humor¨ªstica jud¨ªa con una visi¨®n moderna del mundo en la que se produce una quiebra de la materialidad de los objetos y de la identidad de los sujetos.