Torear nada importa
Hasta que sali¨® el tercer toro y se hizo presente Enrique Ponce con el capote, no se hab¨ªa visto torear para nada. Lo cual carec¨ªa de importancia, al parecer, pues el p¨²blico estuvo dedicando a los que no-toreaban unos ol¨¦s estruendosos. ?Antonio Bienvenida y sus tres pases cambiados? 6Lo recuerda el abuelo? Bueno, pues aquel d¨ªa no fueron tan estruendosos los ol¨¦s. Luego Enrique Ponce se hizo presente seg¨²n queda mencionado, se empe?¨® en hacer una aproximaci¨®n lo m¨¢s acabada posible al toreo puro, embarc¨® a la ver¨®nica cargando la suerte, y tampoco sonaron tan fuertes los ol¨¦s. Se ve que, torear, lo que se dice torear, nada importa. No en Valencia, y en muchas otras plazas, tampoco.Enrique Ponce es valenciano y cabr¨ªa suponer que el p¨²blico har¨ªa militancia de la valencian¨ªa, pero eso no lleg¨® a suceder. "?Ch¨¨, m¨´sicaaa!", gritaba un espectador a los m¨²sicos, "que este es valensi¨¢¨¢¨¢", y ni los m¨²sicos tocaban, ni el p¨²blico se un¨ªa a la razonada petici¨®n, ni coreaba ol¨¦s, y eso que, precisamente entonces, al final, Enrique Ponce le estaba dando fiesta a un toro dif¨ªcil (antes la intent¨® con otro bronco); consegu¨ªa encelar a un manso que huy¨® despavorido de la quemaz¨®n de los puyazos, en una de sus galopadas intent¨® brincar al callej¨®n, pegaba regates a los picadores y a los lidiadores de a pie como si estuviera resabiado de varas, de capotes y de lidias.
Garrido / Dom¨ªnguez, Litri, Ponce
Dos toros de Cayetano Mu?oz, anovillados: 1?, al que no se pic¨®, con casta; 2?, borrego inv¨¢lido. Dos de Mar¨ªa Palma, bien presentados: 3?, incierto; 5?, primer sobrero, poderoso y bravo, quedado al Final. Tres de Ben¨ªtez Cubero, bien presentados; 4?, pastue?o; 5? devuelto al corral por inv¨¢lido, y 6?, tambi¨¦n, al partirse un cuerno en la lidia. 6?, segundo sobrero, de Alejandro Garc¨ªa, con trap¨ªo, manso declarado e incierto. Los anunciados toros de Diego Garrido, no se lidiaron. Roberto Dom¨ªnguez: bajonazo, rueda insistente de peones y descabello (escasa petici¨®n y vuelta); aviso con casi un minuto de retraso antes de entrar a matar, media atravesada a un tiempo, rueda de peones y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio). Litri: dos pinchazos perdiendo la muleta, estocada y dos descabellos; la presidencia le perdon¨® un aviso (ovaci¨®n y salida al tercio); bajonazo (silencio). Enrique Ponce: bajonazo perdiendo la muleta (aplausos y saludos); pinchazo, media perpendicular y dos descabellos (aplausos).Plaza de Valencia, 28 de julio. Octava y ¨²ltima corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
No s¨®lo consegu¨ªa encelar al manso Enrique Ponce, sino que lo embarcaba cargando la suerte; lo conduc¨ªa con templanza torera; ejecutaba sin rectificar el pase y adem¨¢s lo ligaba, pese a la incertidumbre de la embestida. Naturalmente, este toreo puro y relajado dur¨® poco. El toro recordaba sus ancestros -que debieron de ser barrabases-, ten¨ªa el deliberado prop¨®sito de hacer honor a su padre y a su madre tirando cornadas, y Enrique Ponce, concluida la exhibici¨®n de toreo puro y relajado que cab¨ªa, traste¨® con total dominio de la situaci¨®n, se adorn¨® y entr¨® a matar.
Bueno, pues ni por ¨¦sas. Los ol¨¦s al toreo de Enrique Ponce si llegaba a haberlos, sonaban t¨ªmidos, a media voz. Estas reacciones del p¨²blico produ cen la impresi¨®n barruntativa de que corea ol¨¦s, se entusiasma, pide orejas, no por la pureza del toreo sino por la fama de los diestros. A cuanta m¨¢s fama, mayores ol¨¦s, entusias mos, orejas y alborotos. Un caso digno de estudio, s¨ª. Roberto Dom¨ªnguez, a la raspa que sali¨® en primer lugar, le pega telonazos, tuvo m¨²ltiples enganchones, sufri¨® desarmes, y cuantos m¨¢s telonazos, enganchones, desarmes, se o¨ªan m¨¢s fuertes los ¨®l¨¦¨¦¨¦s!. En el cuarto toro, Roberto Dom¨ªnguez daba un pase ac¨¢, el siguiente en Barcelona, volv¨ªa por el by pass... Llega a ser en el estadio Luis Casanova, y a¨²n le habr¨ªa faltado cancha. Y, a todo esto, venga el pico, rectificar terrenos, componer la figura en los cites ... ; y el p¨²blico "?Oool¨¦¨¦¨¦!"; y la banda, "?Tach¨ª¨ª¨ªn, tatach¨¢¨¢¨¢n!".
Los "?ool¨¦¨¦¨¦!" tambi¨¦n fueron encendidos para Litri, torero de fama. El primer toro de Litri, especie de novillejo, se ca¨ªa de rodillas, o de zaga, o rodando patas arriba, y el p¨²blico lo celebraba con un jubiloso . "?Olool¨¦¨¦¨¦!". Llov¨ªa torrencialmente durante aquellos pasajes de la chunga lidia, y la gente corr¨ªa tendido arriba para guarecerse en las localidades cubiertas sin dejar de gritar "?Oool¨¦¨¦¨¦!". No lo litristas militantes. Los litristas militantes no corr¨ªan. Los litristas militantes se quedaron asombrados de que el titular de la causa templara varios de aquellos pases al torito inv¨¢lido, y se daban as¨ª con el codo, cuando no se fund¨ªan en emocionados abrazos.
El otro toro de Litri ten¨ªa trap¨ªo, poder y no poca malauva, lo recibi¨® con el capote poniendo pies en polvorosa, y aunque con la muleta porfi¨® naturales y derechazos, lo hizo sin convicci¨®n. Lo cual entendi¨® perfectamente el p¨²blico, y despu¨¦s de corearle unos cuantos ol¨¦s testimoniales, acept¨® con resignaci¨®n quedarse sin el litrazo que es, de verdad, lo que le importa, le gusta y le hace feliz.
Babelia
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