Avil¨¦s
Si van ustedes a Avil¨¦s y preguntan por el caso Nu?o Rato, encontrar¨¢n dos respuestas: el silencio o la indignaci¨®n. El silencio de los que temen saber m¨¢s de la cuenta y la indignaci¨®n de quienes tienen que tragarse la evidencia como un viejo sapo. En la madrugada del 8 de septiembre de 1989 apareci¨® el cad¨¢ver de Alfredo Nu?o Rato, de 24 a?os de edad, muerto mediante disparos de asesinos todav¨ªa hoy desconocidos por la ley y a punto de ser sobrese¨ªdo el caso, cu¨¢ndo docenas de manos en Avil¨¦s est¨¢n dispuestas a se?alar a los responsables.Tras la aparici¨®n del cad¨¢ver se recurri¨® a todas las explicaciones de manual: cuesti¨®n pasional, sexual, droga... Pero Nu?o Rato no era una v¨ªctima f¨¢cilmente atribuible. Su condici¨®n de militante de izquierda y miembro de una familia de larga tradici¨®n combativa antifranquista y el respaldo incansable de sus compa?eros para que no se enmascarara el desenlace dejaron a unos cuantos poderes avilesinos con las verg¨¹enzas al aire.
Cada vez que alg¨²n familiar, amigo, compa?ero o abogado ha denunciado a impunes grupos de extrema derecha avilesina como los responsables del asesinato, tanto la polic¨ªa como el juez han arg¨¹ido no tener pruebas, pero las amenazas an¨®nimas y sistem¨¢ticas a los denunciantes no se han hecho esperar. Conectada con diferentes tr¨¢ficos de cuerpos y drogas, parte de la extrema derecha avilesina se mueve a sus anchas, en un espacio que ning¨²n poder trata de estrecharle. De algo se enter¨® el joven Nu?o Rato o, de car¨¢cter fuerte, en algo les ofendi¨® para que decidieran recuperar antiguos h¨¢bitos de guerra y posguerra, conscientes de que cada vez que alguien remueve el caso les basta coger el tel¨¦fono para advertir o asustar. Por le, visto no se puede escoger otro papel en Avil¨¦s. Todav¨ªa.
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