Rojas las velas, negro el m¨¢stil
Entre las grandes ciudades musicales de Europa se encuentra M¨²nich, algo que a veces suele olvidarse ante la opulencia de Viena o Londres. En M¨²nich trabajan con regularidad Celibidache, Carlos Kleiber o Colin Davis. Tambi¨¦n Sawallisch, al frente de la ¨®pera de Baviera. El Teatro Nacional, su sede, se ocupa a diario de septiembre a junio con producciones de repertorio y alg¨²n estreno; en julio pone la guinda al pastel mediante un festival que siempre termina con Los maestros cantores, de Wagner.Esta temporada el Teatro Nacional se ha enfrentado a una nueva producci¨®n de ¨®pera de Wagner, algo a lo que est¨¢ remiso ¨²ltimamente hasta el Festival de Bayreuth. Tal vez el acicate ha sido el contar como director de escena con Henning von Gierke, dise?ador del celebrado Lohengrin de Werner Herzog en Bayreuth. La ¨®pera elegida, El holand¨¦s errante, es ideal para un escen¨®grafo, a¨²nque s¨®lo sea por la posibilidad de meter dos barcos en escena, uno de ellos -el del holand¨¦s- con las "velas rojas de sangre". El ¨¦xito que obtuvieron ha llevado a su reposici¨®n en el festival de julio, con llenos absolutos.
Adem¨¢s de un desaf¨ªo, El holand¨¦s es una apuesta muy peligrosa para un director de escena. Es una obra en que, los aspectos psicol¨®gicos y el romanticismo puro llevan al exceso a muchos dise?adores y a veces a la incoherencia, algo que ocurre en varios momentos de esta produccion, donde los hallazgos pl¨¢sticos se quedan en decoraci¨®n y donde la fuerza del drama est¨¢ oscurecida por una cierta ingenuidad.
El pulso dram¨¢tico vino en esta ocasi¨®n del foso. El holand¨¦s es la ¨®pera de Wagner simb¨®lica por excelencia para Sawallisch. ?l vive esta m¨²sica hasta el ¨²ltimo poro y lo transmite desde la obertura: violenta y desgarrada en el tema del holand¨¦s, con una naturaleza desatada; como un lamento, recogido y redentor, en el tema de Senta. La tensi¨®n no decae en un solo momento a lo largo de una obra que se ofrece sin interrupci¨®n, como Wagner quer¨ªa.
Si de asombrosa y humanista se puede calificar la lectura de Sawallisch, la de Julia Varady, encarnando a Senta, es de una calidez que conmueve. El resto del elenco vocal estuvo a buena altura: R. Hale (Holand¨¦s), P. Seiffert (Erik), J. Ryh?nen (Daland), A. Schlemm (Mary). Contribuyeron a un triunfo ruidoso y prolongado. Sawallisch y Varady transmitieron algo que no se percibe todos los d¨ªas en la ¨®pera: emoci¨®n. M¨²nich goza, al menos con funciones como ¨¦sta, de buena salud.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.