Buscando ideolog¨ªa desesperadamente
El marxismo ha muerto, y es triste no encontrar a nadie a quien dar el p¨¦same.La inexistencia de la izquierda es hoy palpable en toda Europa. Esta forma de expresi¨®n pol¨ªtica se ha ido atenuando con el transcurso de los a?os, hasta hacerse, no invisible, pero s¨ª inoperante. S¨®lo subsisten hoy unos nombres o siglas evocadores del pasado, pero que no logran ejercer un gran atractivo entre los ciudadanos, como testimonia la d¨¦bil militancia real en todos los partidos de izquierda del continente.
Este anemiarse pol¨ªticamente ha sido un proceso lento en el que seguramente han intervenido muchos factores, pero lo que result¨® decisivo fue la coincidencia temporal de los cambios sufridos por la estructura de la sociedad occidental como consecuencia del desarrollo econ¨®mico del periodo de los decenios cincuenta, sesenta y setenta, los llamados treinta a?os gloriosos, y el que los dirigentes de los grupos y partidos de izquierda fuesen incapaces de analizar e interpretar correctamente esos cambios.
Parec¨ªa como si el dispositivo ideol¨®gico de las izquierdas se hubiera quedado bloqueado despu¨¦s de la II Guerra Mundial. La guerra fr¨ªa acentu¨® esa atrofia al favorecer la transformaci¨®n de las ideolog¨ªas en meras etiquetas, banderas que s¨®lo permit¨ªan distinguir los bandos enfrentados. Con ello se evapora el contenido de los conceptos, y as¨ª, las ideas se redujeron a t¨¦rminos, transmut¨¢ndose la ideolog¨ªa en terminolog¨ªa, y los ide¨®logos en termin¨®logos. -
La URSS, al ser la utop¨ªa realizada, el socialismo real, desempe?aba en el mundo de la izquierda el papel de fuente Ideol¨®gica, ersatz de visi¨®n del mundo y de discriminador moral; era bueno lo que favorec¨ªa al pa¨ªs de los s¨®viets y malo lo que molestaba a la patria del proletariado. El hundimiento por inoperancia del sistema sovi¨¦tico dej¨® sin referencia doctrinal y sin moral (pol¨ªtica) a buena parte de las izquierdas. Al tiempo que pon¨ªa de manifiesto su vac¨ªo ideol¨®gico, llevaba al cl¨ªmax la crisis doctrinal de la izquierda.
Este hundimiento ideol¨®gico, por resonancia, de las izquierdas dej¨® campo libre a un neoliberalismo que ya funcionaba en casi todos los pa¨ªses del ¨¢mbito occidental, y con cierta eficacia; superior, en opini¨®n de los electores, a las pol¨ªticas defendidas o aplicadas por la izquierda. Es que los cambios estructurales acaecidos en la econom¨ªa, la industria y la sociedad en los pa¨ªses desarrollados parecen exigir a lo menos una pol¨ªtica de corte liberal.
En estas condiciones, una pol¨ªtica neoliberal tiene unos costes sociales elevados y genera fuertes desigualdades. La inexistencia de una izquierda operativa deja v¨ªa libre a esos desequilibrios sociales, al tiempo que favorece la tendencia, siempre presente, a practicar una pol¨ªtica autoritaria so pretexto de reducir las desigualdades. El eclipse de la izquierda hace correr riesgos graves a la vida democr¨¢tica de la sociedad. De esto, los hombres y mujeres m¨¢s l¨²cidos y responsables de la izquierda se han dado cuenta, y prueba de ello es la aparici¨®n en la prensa de toda Europa (Espa?a incluida) de art¨ªculos pidiendo una reconstrucci¨®n de una izquierda que funcione y que no se limite a la caza del voto y a decir frases ingeniosas con gracejo.
Esta b¨²squeda de ideolog¨ªa tropieza con graves dificultades, como lo ponen de manifiesto esos escritos mismos. Hay dos grandes l¨ªneas en esos documentos: por un lado, se busca un nuevo sujeto de la historia, por haber desaparecido a causa de la evoluci¨®n social el antiguo proletariado, y por otro lado, se trata de encontrar una nueva ideolog¨ªa en la que fundar la acci¨®n.
Como nuevos sujetos se cita a los pueblos, los j¨®venes, las mujeres... Los sujetos propuestos indican ya la desorientaci¨®n de los buscadores. El sujeto j¨®venes, con el paso del tiempo, se escindir¨¢ en asalariados, yuppies y parados, lo que le confiere un car¨¢cter esquizoide. Con las mujeres se tender¨ªa a un nuevo matriarcado, lo que puede que estuviese bien, pero no parece ser ¨¦sa la l¨ªnea propuesta. Los pueblos, es decir, los habitantes pobres (la mayor¨ªa) de los pa¨ªses subdesarrollados, tienen como sujeto hist¨®rico el inconveniente de la lejan¨ªa, que los hace poco aptos para ayudar a resolver los problemas de aqu¨ª y ahora.
Esta b¨²squeda de un nuevo sujeto de la historia es como un acto reflejo de viejos militantes, un intento inconsciente de resucitar un t¨¦rmino, que no un concepto, de la santa compa?a de las ideolog¨ªas muertas.
La candidata a nueva ideolog¨ªa m¨¢s apreciada y citada en esos escritos es la ecolog¨ªa. La utilizaci¨®n de la misma en pol¨ªtica es general y aparece en todos los programas pol¨ªticos, de la extrema derecha a la extrema izquierda. Esta ubicuidad muestra que puede dif¨ªcilmente desempe?ar el papel de ideolog¨ªa. Es curioso se?alar que estos antiguos izquierdistas est¨¢n efectuando la operaci¨®n inversa de aquellos que en los a?os cuarenta-cincuenta intentaron transformar una ideolog¨ªa, el marxismo-leninismo, en ciencia.
La ecolog¨ªa es una ciencia, pero no es la ciencia de los desastres ni de la contaminaci¨®n, es una doctrina biol¨®gica, ciencia del h¨¢bitat que naci¨® con la era cient¨ªfica contempor¨¢nea. Tratar de ideologizar la ecolog¨ªa emparenta a los que tal cosa pretenden con esos sacadores de quicio que intentan hacer revivir una ideolog¨ªa hind¨² apoy¨¢ndose en la teor¨ªa del caos o en la mec¨¢nica cu¨¢ntica.
Los buscadores de nuevas, ideolog¨ªas tienen dos puntos flojos: el primero es que persiguen una nueva ideolog¨ªa por necesidad hist¨®rico-sociol¨®gica urgente, es decir, su vac¨ªo ideol¨®gico se les ha impuesto por accidente, como una epifan¨ªa, no como el producto de una experiencia pol¨ªtica propia y reflexionada. Es esto lo que confiere el car¨¢cter de agobio a esta investigaci¨®n. El segundo punto d¨¦bil es que resulta que la inmensa mayor¨ªa de los hombres de izquierda tampoco pose¨ªan antes una ideolog¨ªa stricto sensu, les bastaba para funcionar una fe (no ya de carbonero, sino de minero estajanovista) en la URSS, o, para ser m¨¢s precisos,en la pol¨ªtica del PCUS. Es esta carencia de experiencia ideol¨®gica lo que le sit¨²a en condiciones de inferioridad en su indagaci¨®n doctrinal.
En los textos renovadores es una constante el enumerar los problemias sociales y econ¨®micos de]. mundo capitalista, como en un clip de un programa pol¨ªtico cualquiera. Dando as¨ª la impresi¨®n de creer que el simple inventariar problemas les conducir¨¢ eo ipso a una ideolog¨ªa eficaz. Carecen de una visi¨®n gerteral cr¨ªtica del sistema. S¨®lo ven los problemas, no los mecanismos que los generan. Al limitarse a los s¨ªntomas, eluden, inconscientemente, la etiolog¨ªa. Necesariamente es as¨ª, pues los responsables intelectuales y pol¨ªticos de la izquierda, de donde salen los autores de los textos, se mov¨ªan en un ¨¢mbito ideol¨®gico limitado, en l¨ªneas generales, por las opciones pol¨ªticas del PCUS. Y, por eso, se comportaban como una nomenklatura in parlibus.
La elaboraci¨®n de un proyecto pol¨ªtico serio es una actividad de pensamiento reflexivo y, a la vez, un producto de la lucha por crear instituciones autorreflexivas, es decir, democr¨¢ticas, capaces de luchar d¨ªa a d¨ªa, y no s¨®lo en fecha fija, por la libertad, la igualdad (en la diversidad) y la justicia. Olvidan que el pensamiento reflexivo y la democracia no existen de por s¨ª, son productos humanos fr¨¢giles.
No hay que buscar un nuevo profeta, ni tampoco un fundamento doctrinal para actuar, que, si es necesario, nacer¨¢ de la discusi¨®n y la reflexi¨®n sobre la acci¨®n. Flues, como dec¨ªa Lichteriberg, "el estudio de la perspectiva :no permite a los ciegos ver".
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