El mutis de La Haya
LAS DECISIONES de la reuni¨®n celebrada ayer en La Haya por los ministros de Exteriores de la CE son decepcionantes. Pueden ser el anuncio de una nueva incapacidad europea de tomar iniciativas operativas ante un tema de una importancia primordial. Es sin duda necesario -como han dicho los ministros en La Haya- que la Conferencia de Seguridad y Cooperaci¨®n Europea (CSCE), que tiene adem¨¢s un organismo especial para los casos de crisis, ayude en el caso yugoslavo. Tambi¨¦n es positivo que el problema sea sometido a la ONU, ya que existe efectivamente un peligro muy serio para la paz que puede afectar a diversos pa¨ªses. Pero no hac¨ªa falta la reuni¨®n de La Haya para repetir evidencias sobre esos aspectos.Lo realmente lamentable es que la CE como tal, despu¨¦s de que su papel mediador haya sido aceptado por los diversos ¨®rganos yugoslavos -federales y de las rep¨²blicas-, despu¨¦s de haber logrado unos acuerdos de alto el fuego y de tregua, y de haber enviado un grupo de observadores para controlar la aplicaci¨®n de dichos acuerdos, sea incapaz de tomar nuevas iniciativas cuando la situaci¨®n se agrava, particularmente en la frontera entre Croacia y Serbia. Cab¨ªa esperar de La Haya, como m¨ªnimo, un relanzamiento de la acci¨®n diplom¨¢tica, dando a ¨¦sta el mayor peso para presionar sobre los factores que se oponen a una mediaci¨®n internacional, concretamente Serbia.
En este momento que vive Yugoslavia, medio en paz medio en guerra, hay un gran vac¨ªo de autoridad en todos los ¨®rganos de poder. Si la CE fuese capaz de hablar con la m¨¢xima autoridad, es dudoso que no fuese escuchada. El ¨²ltimo fracaso de la troika no debe ser considerado como definitivo. Para ello, quiz¨¢ convendr¨ªa pensar en cambiar m¨¦todos que son ¨²tiles en otras ocasiones. Hoy hace falta que todo el peso de los grandes Estados de la CE se haga sentir de la manera m¨¢s directa posible. No es igual que la presi¨®n sobre Serbia la ejerza un ministro luxemburgu¨¦s o que lo hagan los de Francia y Alemania.
La CE ha logrado ya la internacional izaci¨®n de la situaci¨®n yugoslava. Ahora, las indecisiones de La Haya dan la sensaci¨®n de que se renuncia al esfuerzo emprendido. Sin duda, las dificultades son extraordinarias. Pero todo indica que han sido no dificultades objetivas insuperables, sino las diferencias de criterio entre los miembros de la Comunidad las que han determinado el triste espect¨¢culo de La Haya. Ya ocurri¨® algo semejante en la guerra del Golfo, y las consecuencias han. sido tr¨¢gicas. El descenso del papel de Europa se transparenta en muchos acontecimientos de la actualidad, como en los preparativos de la conferencia de Oriente Pr¨®ximo.
Pero Yugoslavia es un problema espec¨ªficamente europeo. Los Balcanes han sido durante las primeras d¨¦cadas de este siglo la zona m¨¢s conflictiva de nuestro continente. Y el atentado de Sarajevo, realizado por un nacionalista serbio contra el heredero del trono del imperio austro-h¨²ngaro, ha sido considerado como el detonador de la I Guerra Mundial. Hoy, la situaci¨®n es sin duda muy distinta, y ser¨ªa absurdo hacer comparaciones simplistas. No obstante, los combates que enfrentan a serbios y croatas, y que parecen agravarse cada d¨ªa, podr¨ªan tener unas consecuencias terribles. Para el futuro de Yugoslavia, una vez que el sistema vigente hasta ahora se ha autoliquidado, cabe pensar en varios escenarios. Pero lo importante es que surjan como fruto de una negociaci¨®n, por compleja y dif¨ªcil que sea. Lo que Europa no puede aceptar es que la guerra -que ya ha tenido sus primeros brotes- se extienda, provocando tal vez conflictos de ¨®rden internacional. ?Que ser¨¢ de Bosnia-Herzegovina, que podr¨ªa ser despedazada por croatas y serbios? ?Y de Macedonia, cuya realidad nacional es negada por su vecina Bulgaria? ?Y de Kosovo, poblado en un 80% por albaneses y sometido hoy a la represi¨®n serbia? Misi¨®n ineludible de la CE en estos momentos deber¨ªa ser frenar esa marcha hacia el desastre.
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