"Podemos hacer una pausa para los 'narcos' que quieran entregarse"
El nuevo ministro del Interior de Bolivia, Carlos Saavedra, un economista de 40 a?os, se ha convertido en apenas cuatro meses en un puntal del Gobierno del acuerdo patri¨®tico, una coalici¨®n del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), del presidente Jaime Paz, y la Acci¨®n Democr¨¢tica Nacionalista (ADN), del ex dictador Hugo B¨¢nzer. Saavedra, un mirista reciente, tuvo que soportar al principio los ataques de compa?eros de partido m¨¢s veteranos que se consideraban con m¨¢s m¨¦ritos para desempe?ar el cargo. Hasta ahora, la gesti¨®n de Saavedra parece dar la raz¨®n al presidente por haberle elegido para un cargo dif¨ªcil en un momento no menos complicado. Su antecesor, Guillermo Capobianco, tuvo que dimitir ante las presiones de la Embajada de Estados Unidos, que le acus¨® de recibir dinero de los narcotraficantes.
Carlos Saavedra recibe al enviado de este peri¨®d Ico en su despacho en La Paz 24 horas despu¨¦s de que se anunciara el establecimiento de un plazo de 120 d¨ªas para que los narcotraficantes se entreguen sin correr el riesgo de ser extraditados a Estados Unidos. "Hemos llegado a una situaci¨®n que nos permite cambiar de pol¨ªtica y ha cer una pausa para los narcotraficantes que quieran entregarse. No quiere eso decir que la lucha contra el narcotr¨¢fico se paralice. Hemos fijado un plazo de 120 d¨ªas y una serie de condiciones. Lo principal es que se entreguen de manera voluntaria e indiquen los delitos cometidos. No queremos entrar en procesos con largas investigaciones, que son muy lentos. Nosotros ofrecemos a los narcotraficantes seguridad y la garant¨ªa de que se les aplicar¨¢n atenuantes en los a?os que deban pasar en prisi¨®n, un m¨ªnimo de cinco seg¨²n nuestra dura legislaci¨®n. Se les garantiza adem¨¢s la no extradici¨®n a Estados Unidos, un elemento que les preocupa".Resulta inevitable la comparaci¨®n con el plan de Colombia, que asegur¨® legalmente la no extradici¨®n. Para Saavedra, la diferencia consiste en que Colombia pas¨® de la violencia a la justicia y "nosostros tratamos de pasar a la justicia para no entrar en la violencia".
Experiencia colombiana
En Colombia, la iniciativa parti¨® de una oferta del Gobierno a los narcotraficantes; "aqu¨ª ha sido una cosa medio conjunta, donde los narcotraficantes tuvieron conocimiento del plan del Gobierno". No sabe el ministro cu¨¢ntos narcos se acoger¨¢n finalmente a la oferta, pero cuenta ya con uno entregado. Otros dos han anunciado por escrito su voluntad de entregarse. "Si llegamos a conseguir entre cinco y diez creo que habremos cumplido. Porque estamos hablando de los grandes, de los que ten¨ªan ya relaci¨®n con el narcotr¨¢fico colombiano. El hecho de que se entreguen rompe la cadena, y eso es fundamental. Saavedra concluye: "No nos hacemos la ilusi¨®n de que desaparezca el narcotr¨¢fico, pero se le va a cortar la cabeza y se combate la cola".Un aspecto que preocupa es la reacci¨®n de Washington. "Hemos intercambiado criterios", comenta Saavedra, y se pregunta: "?Qu¨¦ le interesa a Estados Unidos, la guerra contra los narcotraficantes o la desaparici¨®n del narcotr¨¢fico? Si se logra que disminuya el narcotr¨¢fico en nuestro pa¨ªs, el plan tendr¨¢ que ser aceptado por EE UU".
El ministro reconoce que las relaciones con la agencia estadounidense antinarc¨®ticos, DEA, "son bastante tirantes a ra¨ªz del ¨²ltimo operativo contra los traficantes. El combate contra el narcotr¨¢fico en nuestro pa¨ªs es muy dificil sin participaci¨®n de la DEA. En recursos e inteligencia colaboran mucho. El tema es que los operativos han sido muy grandes porque se hicieron para actuar contra muchos narcotraficantes. Pero ¨¦stos se hallaban en poblaciones peque?as, donde los operativos grandes generan mucho malestar. Si sumanos a eso que ha habido malentendidos e incluso algunos abusos se entiende que las relaciones, sobre todo con el Parlamento y con la opini¨®n p¨²blica, no sean de lo mejor. Hemos de ser m¨¢s cuidadosos en esto y cumplirlos acuerdos, que establecen que la DEA no participe directamente en los operativos".
El ministro reconoce que Bolivia es un pa¨ªs productor de hoja de coca: "Somos productores. Eso es una consecuencia de la pobreza del campesino. Pero tambi¨¦n hay pa¨ªses distribuidores y consumidores". Y define as¨ª la estrategia de Bolivia ante el problema: "Coca por desarrollo. El desarrollo alternativo significa sustituir una econom¨ªa por otra buscando alternativas en la producci¨®n".
Saavedra vuelve sobre el tema de la lucha contra el narcotr¨¢fico: "Hemos tomado la opci¨®n de que participen las Fuerzas Armadas, una decisi¨®n muy costosa para este Gobierno, con un gran precio pol¨ªtico". A la pregunta de si no tiene temor de que la corrupci¨®n procedente del narcotr¨¢fico entre en el Ej¨¦rcito, responde: "Lo tenemos, por supuesto. No podemos obviar que el narcotr¨¢fico maneja mucho dinero. Lo importante es la preocupaci¨®n y la conciencia de las Fuerzas Armadas de que puede dar se esta situaci¨®n".
La principal preocupaci¨®n del Gobierno es ahora la repercusi¨®n sobre el empleo de la lucha contra el narcotr¨¢fico. "creemos", explica, "que va a haber un impacto muy grande y ter¨ªemos que estar preparados con los recursos necesarios. Tenemos que decirle a la comunidad internacional que Bolivia cumple de una manera efectiva su papel y necesita recursos para, su desarrollo alternativo".
Econom¨ªa de la coca
Saavedra rechaza la idea de que Boll¨ªvia depende por completo de la coca: "La econom¨ªa boliviana no gira alrededor de la coca. Se dec¨ªa que mov¨ªa alrededor de 400 millones de d¨®lares, que antes era una parte importante del PIB. Hoy d¨ªa su importancia es menor porque nuestra econom¨ªa ha crecido". Pese a todo, el ministro agrega: "No sabemos el ¨¦xito del plan [de entrega de los narcotraficarites]. Sup¨®ngase que terminamos de la noche a la ma?ana con el narcotr¨¢fico. Por supuesto que tendr¨ªamos una repercusi¨®n, ser¨ªan cientos de millones los que desaparecer¨ªan del circuito. Pero no creo que vaya a darse esa situaci¨®n, lo m¨¢s probable es que la disminuci¨®n sea paulatina".
La posibilidad de que la coca que deje de producirse sea sustituida por producci¨®n exterior es descartada por el ministro. "No veo a Bolivia", dice, "importando pasta desde Per¨² para producir coca¨ªna. Tenemos 50.000 hect¨¢reas [de hoja de coca] y si logramos reducir las al ritmo propuesto de 7.000 anuales querr¨¢ decir que estamos contribuyendo con efectividad a la lucha contra el narcotr¨¢fico".
"No podemos permitir que Boliv¨ªa se convierta en un distribuidor importante de coca¨ªna", pero, reconoce Saavedra, "somos un productor de hoja de coca, somos un productor y exportador de pasta y estamos produciendo ya coca¨ªna en cantidades que nos preocupan, aunque todav¨ªa muy distantes de las que produce Colombia".
"Dicen que somos los se gundos", agrega, "pero esto es enga?oso. La revista Forbes public¨® que Pablo Escobar tiene 3.000 millones de d¨®lares. No creo que su equivalente bo liviano tenga 300 millones, que es el 10%. Ni siquiera 30, que es el 1%. ?sa es la diferencia".
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