Venganza sangrienta
Cuatro muertos en el incendio de una casa durante las fiestas de un pueblo de Zaragoza
A Jes¨²s Visanzai, de 18 a?os, y a Alejandro Villadeamigo, de 19, nunca les falt¨® de nada. Sus familias, comerciantes del textil de la localidad zaragozana de Calatayud, pod¨ªan darles todo lo que pidieran. "Dos chicos normales", seg¨²n las personas que les conocen. Los Ib¨¢?ez, sin embargo, nunca lo tuvieron f¨¢cil. Jes¨²s Ib¨¢?ez ten¨ªa 45 a?os, era padre de seis hijos y trabaj¨® como pe¨®n en el Ayuntamiento de Zaragoza antes de ser dado de baja por una lesi¨®n. El pasado domingo los dos j¨®venes se orinaron frente a la casa de los Ib¨¢?ez. Tras una acalorada discusi¨®n, los acusados se marcharon para volver cinco horas m¨¢s tarde con una lata de gasolina y la decisi¨®n de prender la casa.
A Mamen, una de las hijas de Jes¨²s Ib¨¢?ez, le extra?¨® que su padre gritara. Se asom¨® a la ventana de la casa de su suegra y no vio a nadie en el callej¨®n. M¨¢s sorprendida a¨²n se qued¨® al escuchar, poco despu¨¦s, "ya me he puesto los pantalones y, ahora me vas a tocar los cojones". Su embarazo, de siete meses, no fue obst¨¢culo para que bajar¨¢ corriendo hasta la casa de su abuela.Su padre discut¨ªa acaloradamente con dos chicos. "Uno de ellos ten¨ªa una marca roja en el cuello; mi padre le hab¨ªa dado un culetazo, con su escopeta de caza", asegura Mamen. La chica trat¨® de mediar y se llev¨® a su padre dentro de la casa. Ser¨ªa la una de la madrugada. ?ste le cont¨® que se hab¨ªa encontrado a los chicos, con los pantalones quitados y los calzoncillos bajados, orinando en la puerta. "Al recriminarles su actitud ellos le dijeron que estaban en la v¨ªa p¨²blica y hac¨ªan lo que quer¨ªan".
Las fiestas de Santa Tecla
El pueblo, de 400 habitantes, se preparaba para la verbena. Las fiestas en honor de Santa Tecla se desarrollaban sin problemas. Muchos vecinos, entre ellos los Ib¨¢?ez, hab¨ªan encalado sus casa.s y engalanado sus balcones con banderas. Nadie ten¨ªa ganas de bronca. Jes¨²s y Alejandro bajaron los escasos metros que distan desde la vivienda de los Ib¨¢?ez hasta la plaza del pueblo y cogieron dos piedras. Cuando los j¨®venes sub¨ªan de nuevo hacia la vivienda, los vecinos les recriminaron: "?Ojo! como os demos una, os van a llover todas juntas". Antes de marcharse, los j¨®venes aseguraron que las cosas no iban a quedar as¨ª y que pensaban denunciar el hecho ala Guardia Civil.Conclu¨ªdo el incidente, Jes¨²s Ib¨¢?ez baj¨® a la plaza a recoger a su esposa, su hermano y su cu?ado que le esperaban en un bar para ir juntos a la verbena. Les hab¨ªa mandado delante mientras ¨¦l preparaba la escopeta; pensaba salir a cazar codornices por la ma?ana.
La abuela y una nieta, de 21 a?os, con su hijo, de 2, se encontraban en el domicilio. Jes¨²s y su mujer regresaron pasadas las cinco de la madrugada. Pilarin, la hija de 12 a?os, lleg¨® despu¨¦s. Los vecinos escucharon como llamaba a su madre para que le abriera la puerta. M¨¢s tarde entraba en la casa Santiago, de 20 a?os.
El muchacho fue directo a la cocina para prepararse un bocadillo de embutido. No hab¨ªa acabado cuando not¨® algo raro. Sali¨® al rellano y se encontr¨® la casa en llamas. "?Pap¨¢, fuego!", acert¨® a decir al tiempo que le gritaba a su hermana, de 21 a?os, que saliera al balc¨®n con el ni?o. ?l consigui¨® atravesar la puerta en llamas y rescat¨® desde la calle a su hermana y al ni?o. Dentro estaban sus padres, su hermana y su abuela.
El pueblo entero, seg¨²n testigos presenciales, abandon¨® la verbena para apagar el incendio. Hasta el alcalde, Esteban Aranaz, en pijama y con su malet¨ªn de primeros auxilios en la mano, ayud¨® en lo que pudo. Apagaron el incendio antes de que llegaran los bomberos, pero no consiguieron sacarlos vivos. El cabeza de familia, que dorm¨ªa en la parte de arriba de la casa, fue encontrado en el rellano de la escalera con su madre, de 82 a?os. Baj¨® a buscarla, pero no pudieron alcanzar la ventana. Las manchas del suelo y las se?ales de humo en la puerta por fuera no dejaban lugar a dudas. El incendio hab¨ªa sido intencionado. La Guardia Civil busc¨® desde el primer momento a los dos protagonistas del incidente.
Pel¨ªcula de los hechos
Tras abandonar el pueblo, a bordo de un Peugeot 505, propiedad de Jes¨²s Visanzai, los acusados se dirigieron a Calatayud. Fueron a la ¨²nica gasolinera abierta a esas horas y compraron cinco litros de gasolina. La familia de las v¨ªctimas asegura que existe un testigo que les escuch¨® decir "y ahora vamos a quemarla".Con la lata en el coche recorrieron de nuevo los 15 kil¨®metros -de una carretera en mal estado- que separan ambas localidades y aparcaron en la plaza. Alejandro Villadeamigo, seg¨²n sus propias declaraciones, vaci¨® la lata de gasolina en la puerta de la casa y encendi¨® una cerilla. La puerta de madera no tard¨® en prenderse.
Cuatro d¨ªas despues, cuando el cerco se estrechaba en torno a ellos, los dos presuntos autores se entregaron. "Fue una gamberrada". "Fue un accidente. Es como el que comete una infracci¨®n de tr¨¢fico y muere alguien", aseguran personas pr¨®ximas a la familia Visanzai. La misma fuente precisa que s¨®lo pretend¨ªan "quemar las macetas".
Chuch¨ªn, como le conocen en casa, es el menor de tres hermanos. Iba a empezar pronto la mili. Su padre es propietario en Calatayud de varias tiendas relacionadas con el comercio textil, y se encontraba, junto a su esposa, de vacaciones en Bruselas cuando su hijo fue detenido. Regresaron precipitadamente al pueblo al ser avisados de lo ocurrido por el propio alcalde de Calatayud. La familia Visanzai est¨¢ dispuesta a querellarse contra un peri¨®dico regional que ha calificado a su v¨¢stago de "chuleta al que siempre le gustaba salirse con la suya". La familia conf¨ªa en que el chico salga pronto en libertad bajo fianza.
Cinco hu¨¦rfanos
Los padres de Alejandro, domiciliados en la localidad madrile?a de Alcal¨¢ de Henares, tambi¨¦n se encuentran en Calatayud. Su hijo pasaba unos d¨ªas de vacaciones en casa de unos familiares. "Los chicos est¨¢n muy arrepentidos y nos han pedido que ayudemos a los cinco hu¨¦rfanos".Los Ib¨¢?ez han perdido a seis miembros de su familia en poco m¨¢s de un a?o. Antes de producirse este tr¨¢gico suceso, un hermano del cabeza de familia falleci¨® junto con su mujer en el incendio de la discoteca Flying, de Zaragoza. Otro hermano falleci¨® a?os antes en un accidente al ser aplastado por un tractor, seg¨²n cuenta Evaristo Ib¨¢?ez.
Cervera, un peque?o pueblo agr¨ªcola, de casas bajas y calles estrechas, est¨¢ conmocionado. "Que caiga todo el peso de la ley sobre ellos", ped¨ªa ayer una mujer. "Actuaron con premeditaci¨®n y alevos¨ªa", clamaba otra.
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