Reproches al Papa por la actitud de la Iglesia ante el holocausto

Juan Pablo II tuvo que afrontar a ¨²ltima hora ayer en Hungr¨ªa una situaci¨®n comprometida cuando el rabino Peter Kardos, en representaci¨®n de las comunidades jud¨ªas del pa¨ªs, manifest¨® durante la reuni¨®n que mantuvo con ¨¦l: "Los dirigentes de la Iglesia cat¨®lica en Hungr¨ªa [en el periodo de la II Guerra Mundial] no denunciaron las deportaciones de centenares de miles de jud¨ªos". Antes del conflicto b¨¦lico, viv¨ªan en Hungr¨ªa 600.000 hebreos y s¨®lo 100.000 sobrevivieron.La referencia del rabino al holocausto, efectuada a pesar de que en las negociaciones mantenidas a lo largo de todo el d¨ªa se hab¨ªa conseguido que modificara en parte su discurso, obligaron al Papa a introducir un a?adido en su respuesta. "Querr¨ªa tambi¨¦n recordar", dijo, "a tantos eminentes hombres de la Iglesia cat¨®lica que en Hungr¨ªa como en otras partes tanto han hecho por la defensa de los jud¨ªos dentro de los l¨ªmites que las circunstancias permit¨ªan", y puso corno ejemplo al representante pontificio de la ¨¦poca, Angelo Rotta, y al obispo de Gyor.

Horas antes, Juan Pablo II hab¨ªa defendido el derecho de las minor¨ªas a su propia lengua y a su cultura en su mensaje pronunciado en el santuario marlano de Mariapocs. Fueron esas unas palabras que, sin embargo, no pudieron ser escuchadas por muchos de sus destinatarios: los h¨²ngaros residentes en la Transilvania rumana, unos dos millones, Las dificultades puestas por las autoridades de Bucarest hicieron que ni el propio obispo de esta minor¨ªa, Lajus Belint, pudiera asistir a la misa.

Ucranianos y eslovacos participaron en la celebraci¨®n eucar¨ªstica, aunque estas nacionalidades tienen reconocidos sus derechos ling¨¹¨ªsticos y culturales, lo que no sucede en Rumania.

No hubo, pues, apenas h¨²ngaros de la Transilvania en el famoso santuario donde se encuentra el icono de una Virgen que llora y al que se atribuyen curaciones prodigiosas. Ante esa Virgen negra, Juan Pablo II habl¨® de la necesidad de reconocer los derechos de las minor¨ªas, aun viviendo en territorio de otros Estados". El Pont¨ªfice pidi¨® "la nobleza de ¨¢nimo necesaria para respetar esos derechos fundamentales" con el fin de que sea posible "una paz m¨¢s rica con la aportaci¨®n de las leg¨ªtimas diferencias de cada uno". Algunas banderas rumanas ondeaban ante el Papa cuando ¨¦ste subray¨® nuevamente su oposici¨®n al aborto y al divorcio.

La prensa h¨²ngara se ha hecho eco estos d¨ªas de las extraordinarias medidas de seguridad que rodean al Pont¨ªfice. Se ha llegado a especular con un atentado del terrorista Carlos, que fue hu¨¦sped de honor del r¨¦gimen comunista. Quiz¨¢s eso explica el nerviosismo de los guardaespaldas del Papa, que act¨²an con inusitada contundencia contra aquellos que se acercan sin la correspondiente acreditaci¨®n.