"La vida sigue m¨¢s all¨¢ del 92
Pregunta. ?Contento de ser comisario?Respuesta. Como dicen los ingleses, mixed feelings [sentimientos mezclados]. Estoy contento y satisfecho, obviamente. Es un puesto de relevancia, una funci¨®n muy bonita. En ella puedo aplicar las t¨¦cnicas diplom¨¢ticas, largamente aprendidas, para conseguir acomodar los intereses de una maquinaria tan compleja como la de una exposici¨®n universal y los de ciento treinta y tantos participantes oficiales.
P. ?Le duele haber accedido al cargo por destituci¨®n de su antecesor, Manuel Olivencia?
R. S¨ª, lamento llegar a este puesto porque sale de ¨¦l alguien que es amigo m¨ªo desde hace 30 a?os y que fue, precisamente, quien me trajo a la Expo cuando yo era embajador en M¨¦xico.
P. ?Se lo ha dicho personalmente?
R. S¨ª.
P. ?Cre¨¦ que Olivencia se ha sentido derribado por su propio hijo?
R. No. El sabe perfectamente que yo no he tenido la menor intervenci¨®n. Ha sido una decisi¨®n que nos exced¨ªa a los dos.
P. Se ha argumentado su neutralidad en las peleas entre Olivencia y Jacinto Pell¨®n como factor de su ascenso. ?Usted era de verdad neutral o es que viajaba mucho para conseguir participantes?
R. El no ser visible no quiere decir que estuviera ausente. Yo he intentado defender siempre lo que me parec¨ªa mejor y acercar posiciones, pero sin abaratar la Expo. La neutralidad no significaba que yo fuera inerte. Cuando se planteaba una discusi¨®n, yo intentaba acercar posiciones para el consenso. La verdad es que la Exposici¨®n est¨¢ muy bien. Manuel Olivencia la ha dejado en situaci¨®n de gran estabilidad y solidez. La Expo est¨¢ hecha, y muy bien hecha, a base de ir encontrando esos terrenos de consenso.
P. ?Por qu¨¦ cay¨® Olivencia si lo hab¨ªa hecho tan bien?
R. ?sa es una pregunta para la que yo, como funcionario p¨²blico, no tengo respuesta. Esa es una reflexi¨®n propia del oficio de pol¨ªticos y no del m¨ªo.
P. Usted, que fue militante en el PSP, de Tierno Galv¨¢n, ?ha aprendido mucho de pol¨ªtica en la Expo?
R. Toda persona alerta aprende todos los d¨ªas. Es verdad que un observador que tiene una perspectiva tan cercana de la maquinaria pol¨ªtica incrementa su experiencia, pero tambi¨¦n se aprende mucho de pol¨ªtica leyendo EL PA?S.
P. Pero no de trastienda pol¨ªtica.
R. Quiz¨¢ es verdad, pero la Exposici¨®n no ha significado una inmersi¨®n entre hombres pol¨ªticos.
P. ?Qu¨¦ tal se lleva con el presidente ejecutivo, Jacinto Pell¨®n?
R. Muy bien.
P. ?No se van a reproducir las divergencias entre los jefes de la Expo?.
R. Creo que no. Han pasado los pri meros momentos de definici¨®n. Ahora s¨®lo hay que seguir el camino y llegar al Final. Va todo muy bien.
P. Entonces, ?por qu¨¦ tiene tan mala fama la Expo?
R. Porque es un fen¨®meno dif¨ªcil de describir. Verbalizarlo es much¨ªsmo m¨¢s complicado que verlo
P. H¨¢galo, por favor.
R. Es un gran espacio en el que se van a reunir m¨¢s de 130 pa¨ªses y organizaciones internacionales. Todos van a intentar, alrededor del tema La era de los descubrimientos, exponer de la forma m¨¢s atractiva, pero sin abaratar la Exposici¨®n, lo que para ellos significa innovar y haber creado a lo largo de cinco siglos. En el caso de Espa?a va a servir para reequilibrar la historia y el futuro.
P. Los pa¨ªses pobres lo tendr¨¢n m¨¢s dif¨ªcil.
R. Nos hemos preocupado de darles una expresi¨®n digna para que haya un equilibrio representativo. Los pa¨ªses del ?frica subsahariana tendr¨¢n un pabell¨®n colectivo.
P. ?Cu¨¢nto va a costar la Expo?
R. El presupuesto total son 183.000 millones de pesetas. De ellos, 102.000 son inversi¨®n para infraestructuras, y ya se han invertido 72.000. El resto es para servicios y espect¨¢culos.
P. ?Ser¨¢ suficiente?
R. Acabamos de firmar un cr¨¦dito sindicado de hasta 32.000 de pesetas para salvar los problemas de liquidez que se plantean a cualquier exposici¨®n por el desfase entre gastos e ingresos al final. Esperamos cerrar con saldo equilibrado. El precio de las entradas no va a subir: 4.000 pesetas para el adulto que s¨®lo vaya un d¨ªa. Por 30.000 se puede entrar los 176 d¨ªas.
P. ?Teme que algunos pa¨ªses se descuelguen a ¨²ltima hora? R. Puede que finalmente no acudan Yugoslavia, India, Irak, Yemen y los Emiratos Arabes Unidos.
P. A Espa?a ?para qu¨¦ le servir¨¢ la Expo?
R. Evidentemente incrementar¨¢ nuestra fuerza y nuestro papel en el mundo. Es una herramienta m¨¢s de la pol¨ªtica exterior, que el Gobierno ha utilizado de forma muy atinada. P. ?Le duele que la Exposici¨®n de Sevilla se vea como una cosa del PSOE?
R. S¨ª. Siempre se ha insisitido en que es un proyecto de Estado, y s¨®lo puede salir bien si se aslenta sobre esa concepci¨®n, aun cu¨¢ndo el Gobierno lleva la gesti¨®n de ese proyecto. No veo que haya aprovechamiento partidista.
P. ?De verdad que no?
R. Algunas personalidades pol¨ªticas pueden pretender politizarla en alg¨²n momento, y nosotros no podemos controlarlo como Exposici¨®n. Ser¨ªa un error politizar la Expo, algo que hasta la fecha no ha ocurrido. La mala prensa o el desconocimiento es inevitable para una exposici¨®n universal hasta. que se inaugura y todo el murido la puede ver.
P. ?Pero va a luchar contra los aires de cortijo?
R. S¨ª, muchas veces se encuentra un obst¨¢culo, y hay que remediarlo.
P. Ahora, tras la remodelaci¨®n, el Gobierno manda m¨¢s.
R. Ha decidido que quiere estar m¨¢s presente y tomar parte en las decisiones de la recta final. Las competencias del comisarlo se mantienen.
P. Tambi¨¦n va a mantener el equipo de su antecesor . Las modificaciones parecen seguir el principio del Gatopardo: cambiarlo todo para que todo siga igual.
R. Si quieres... Lo que no vamos a cambiar es el deseo de que todo salga adelante.
P. ?Qu¨¦ va a hacer con el comit¨¦ de expertos, algunosde cuyos miembros han dimitido?
R. Est¨¢ provisto mantener el organismo y seguir solicitando- el consejo y la cr¨ªtica de sus componentes. Se van a cubrir las bajas.
P. ?C¨®mo se vende la Expo?
R. Excitando la imaginaci¨®n de los otros.
P. Para ejercicio imaginativo, las normas de protocolo para la foto de la inauguraci¨®n.
P. ?se es uno de los grandes temas, armonizar los intereses de todos. A¨²n no est¨¢ fijado. Ser¨¢ protocolo de Estado, combinado con Exteriores y Moncloa. Tambi¨¦n interviene la Junta de Andaluc¨ªa y el propio de la Explosi¨®n.
P. ?Sufre muchas presiones? R. Acabo de llegar, hija m¨ªa, pero la verdad es que ninguna hasta el momento.
P. ?Tiene celos de los Juegos de Barcelona?
R. La comparaci¨®n es injusta. Juegas con una desventaja enorme respecto a los Juegos Ol¨ªmpicos, que obedecen a un patr¨®n estable. Lo tienen m¨¢s f¨¢cil: nadie opina sobre los metros que tiene la piscina. La Exposici¨®n es un permanente ejercicio de imaginaci¨®n. Son acontecimientos tan distintos que no compiten y se potencian mutuamente.
P. ?Le agobia saber que cada d¨ªa que pasa, le queda uno menos para esa fecha inaugural del 20 de abril de 1992?
R. El tiempo es cada vez m¨¢s escaso, y eso es una preocupacI¨®n b¨¢sica. Por eso estoy no a tiempo completo, sino a vida completa en la Exposici¨®n.
P. Se?or comisario, ?tiene muchas ganas de que llegue el 93?
R. La verdad es que s¨ª [risas]. En el a?o 92 vamos,a tener 176 d¨ªas agotadores.
P. ?Qu¨¦ le quedar¨¢ luego?
R. Alivio y nostalgia. La vida sigue m¨¢s all¨¢ del 92.
"Ser¨ªa un error politizar la Expo"
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.