Mike Powell
Un eterno segundo da el salto definitivo
"?Qui¨¦n es Powell". De repente, ¨¦sa era la pregunta en el estadio nacional de Tokio. Mike Powell acababa de batir el r¨¦cord mundial de Bob Beamon y derrotar a Carl Lewis. Era el ingreso inmediato en la galer¨ªa de los dioses, pero nadie sab¨ªa una palabra sobre ¨¦l. Estaban todos esos datos t¨¦cnicos que inundan las mesas de las salas de prensa: Michael Powell, 27 a?os, 1,90 metros, 77 kilos, nacido en Filadelfia, ex alumno de las universidades de Irvine y Los ?ngeles, saltador de longitud. Mejor marca personal: 8,66 metros.En el breve plazo de siete segundos -el tiempo que se tom¨® para realizar su salto- todos esos datos no interesaban. Powell era una celebridad social, una de esas que rebasan la simple enumeraci¨®n de marcas.
Mlke Powell nunca hab¨ªa interesado al gran mundo. Era uno m¨¢s entre esos buenos atletas que trabajan de jornaleros por las pistas de Europa. Tienen talento, pero su historial no invita a indagar en su vida. El es un profesional a la espera de su momento. Si se conjugan las circunstancias ideales, puede llegar el ascenso jer¨¢rquico. Powell ha esperado siete a?os para alcanzar este momento. "Toda mi vida he so?ado con batir el r¨¦cord de Beamon", declar¨® tras la prueba.
Powell reconoci¨® que hab¨ªa vivido instantes dram¨¢ticos durante el ¨²ltimo intento de Lewis. "Fueron cinco minutos y 51 segundos eternos. Detuve el reloj cuando Lewis comenz¨® a prepararse. Pens¨¦ que pod¨ªa ganarme. Es un competidor dur¨ªsimo y un atleta con una incre¨ªble y extraordinaria experiencia. En los campeonatos nacionales me derrot¨® en el ¨²ltimo intento. En cualquier caso, confiaba en la posibilidad de vencer", declar¨® el atleta norteamericano.
En su opini¨®n, todas las condiciones anunciaban una gran marca: "La pista era perfecta. La talla del acontecimiento, tambi¨¦n. Y los competidores eran los mejores del mundo. No se pod¨ªa esperar otra cosa que una gran prueba, como es la que hemos protagonizado".
Hubo un tiempo en el que so?aba con una pista de baloncesto. Su gran pasi¨®n era el baloncesto, pero en el instituto descubri¨® que ten¨ªa habilidad para saltar. Pese a todo, Powell no ha olvidado su relaci¨®n con la canasta. En el circuito atl¨¦tico se hablan maravillas de sus mates en los partidillos que celebra en invierno.
En la ciudad de Tokio confirm¨® su fama de persona extravertida. Se abraz¨® a todo el mundo que encontraba y, brome¨® con espectadores y periodistas. Tuvo tiempo, sin embargo, para dedicar su gran victoria a su primo Angelo, fallecido el pasado 16 de junio.
Aquel d¨ªa, Powell estuvo a punto de propinar a Lewis su primera derrota en 10 a?os. Nadie le dijo que su primo hab¨ªa muerto. "Era el mejor amigo que ten¨ªa", declar¨®.
Powell es soltero y vive en California. Se declara un entusiasta de la econom¨ªa y muy particularmente de la Financial Network, un canal de televisi¨®n especializado en noticias del sector econ¨®mico.
En el mundillo atl¨¦tico se le tiene por una persona afable, amigo de casi todos, incluido Carl Lewis, tan proclive a las fobias personales. Pero todo esto es pasado. La vida de Powell es distinta desde las siete de la tarde de ayer, un 30 de agosto que ha quedado grabado para la historia del deporte. Nadie m¨¢s preguntar¨¢ qui¨¦n es Mike Powell.
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