Los naturales de la temporada
Mart¨ªn / Castillo, Cancela, Mart¨ªnToros de Victorino Mart¨ªn, mal presentados, de diferentes tipos y tama?os, exageradamente mochos; primero y tercero encastados; segundo y quinto flojos; cuarto, de 701 kilos, descastado; sexto, chico, manso, bronco.
Pedro Castillo: estocada tendida, cuatro descabellos -aviso- y descabello (vuelta); estocada ladeada y dos descabellos (ovaci¨®n y saludos). Luis Cancela: media ladeada (oreja protestada); estocada corta muy trasera baja y estocada (divisi¨®n). Pepe Luis Mart¨ªn: estocada (dos orejas); estocada (aplausos). Plaza de Colmenar Vicio, 31 de agosto. Festival de feria. Cerca del lleno.
JOAQU?N VIDAL
Un toreo de maravilla hizo Pepe Luis Mart¨ªn al tercer victorino, cuando lo embarcaba al natural. La media docena de naturales que dio, divididos en dos tantas, fueron los mejores de la temporada. Enti¨¦ndase: de la temporada que uno ha visto. Del propio Pepe Luis Mart¨ªn dec¨ªa un aficionado que hab¨ªa hecho igual toreo en M¨¢laga, hace unas semanas, y as¨ª ha de ser, sin duda. Los testimonios ajenos tienen enorme valor, aunque a veces a uno le dejan perplejo. Seg¨²n los testimonios ajenos, resulta que uno lleva a?os perdi¨¦ndose los m¨¢s grandes fastos de la tauromaquia. Se pasa uno media vida de plaza en plaza, viendo pegar decenas de miles de derechazos a Pel¨¦, Mel¨¦ y restantes pegapasistas contumaces y, de repente, aparece un aficionado, que pregunta: "?Estuvo usted en La Ba?eza?". Y al responderle que no, a?ade: "Pues se perdi¨® los faenones que hicieron en La Ba?eza Pel¨¦ y Mel¨¦. Con decirle que me recordaban a Joselito y Belmonte..."
En La Ba?eza, en Tenerife (cuando la ley dejaba), en los sitios m¨¢s insospechados es donde, al parecer, se producen los grandes fastos de la tauromaquia. Habr¨¢ que cambiar el itinerario. Aunque quiz¨¢ no compense si, cuando menos se espera, brota el toreo dentro del circuito habitual, como ocurri¨® en Colmenar. Los naturales que dio Pepe Luis Mart¨ªn al encastado victorino fueron, sencillamente, monumentales. ?As¨ª se torea!: la mano baja, envolvi¨¦ndose al toro en derredor con la suerte cargada, cadencioso el viaje...
El pit¨®n derecho del victorino era peor y en un redondo prendi¨® al torero por mala parte, dej¨¢ndole los pecados a la p¨²blica contemplaci¨®n. La suerte fue, claro, que no se los cambiara de sitio. Pepe Luis Mart¨ªn hab¨ªa toreado tambi¨¦n de primor con el capote. Estaba en su tarde inspirada, que otro victorino, manso y bronco, no le permiti¨® redondear, pues hubo de ali?arlo.
La victorinada defraud¨® por su abusivo desmoche y su comportamiento vulgar. Manejable el primer toro, Pedro Castillo lo banderille¨® y tore¨® sin arte. Flojuchos segundo y quinto, Luis Cancela los mulete¨® con aplomo. El cuarto, una mole de 700 kilos, estaba descastado. Se neg¨® a embestir en banderillas, por lo que Castillo no pudo prenderle ni un palo, y top¨® durante la porfiona faena que intent¨® el diestro.
El saldo, que justific¨® la empresa anunci¨¢ndolo festival goyesco, no tuvo nada de goyesco y se duda que fuera festival. Los festivales suelen organizarse a beneficio de alguna obra p¨ªa; por ejemplo, las hermanitas de los pobres. Y Victorino no tiene cara ni de hermanita ni de pobre, francamente. Se except¨²an los naturales maravillosos de Pepe Luis Mart¨ªn y el pitonazo que luego recibi¨® donde m¨¢s duele, y aquello consisti¨® en una mascarada, con permiso de la autoridad y bajo se presidencia.
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