De 1968 a 1991

APENAS CINCO cent¨ªmetros separan este verano de 1991 de aquel octubre de 1968 en que Bob Beamon vol¨® a la incre¨ªble distancia de 8,90 metros bajo un cielo que amenazaba tormenta. Cinco cent¨ªmetros apenas, pero cu¨¢nta distancia entre aquel 1968 de Mayo, de la ofensiva del Tet, de la primavera quebrada por los tanques, y este agosto de Mosc¨². En a?os, 23: generaci¨®n y media, seg¨²n el c¨®mputo de Ortega. Tal vez entre los espectadores de Tokio estaban los hijos de aquellos Tommie Smith y John Carlos que en M¨¦xico y sobre el podio de la final de los 200 lisos levantaron un pu?o redundantemente enfundado en un guante negro. Beamon era su amigo, hab¨ªa protagonizado un incidente al negarse a estrechar la mano de unos mormones a los que tach¨® de racistas. Ten¨ªa 22 a?os, su mujer acababa de abandonarle y la Universidad de El Paso le hab¨ªa comunicado que el curso siguiente no habr¨ªa plaza para ¨¦l. Aquel d¨ªa corri¨® con rabia, talone¨® con precisi¨®n y se elev¨® como nadie lo hiciera nunca. Tras sus tres zancadas en el aire se impuls¨® en los ri?ones y cay¨® 55 cent¨ªmetros m¨¢s all¨¢ de la marca que se?alaba el r¨¦cord que compart¨ªan un sovi¨¦tico y un norteamericano apellidado Boston, que a comienzos de los sesenta hab¨ªa batido la marca que desde 1935 pose¨ªa otro negro: el famoso Jesse Owens, que en Berl¨ªn y ante Hitler consiguiera cuatro medallas de oro. El nuevo h¨¦roe se llama Mike Powell, es negro, como los otros, y tal vez dentro de 23 a?os los peri¨®dicos escribir¨¢n de ¨¦l con nostalgia.