"Le esposamos tras dispararle", dice el cabo que mat¨® a un ladr¨®n
El cabo de la Polic¨ªa Municipal Jos¨¦ Manuel Villarejo asegur¨® ayer que despu¨¦s de disparar al delincuente Juan Andr¨¦s Gonz¨¢lez Torres fue cuando termin¨® de ponerle las esposas. "Estaba herido", explic¨®, "pero en ese momento desconoces la gravedad de la herida y se le esposo por precauci¨®n". El abogado de la acusaci¨®n dijo que tal versi¨®n no tiene sentido, porque el disparo dej¨® muerto en el acto al defincuente, y a?adi¨®: "El rev¨®lver que supuestamente arrebat¨® a uno de los agentes ten¨ªa puesto el seguro, y adem¨¢s, seg¨²n la prueba bal¨ªstica, no llevaba las huellas dactilares del fallecido".
Gonz¨¢lez Torres fue inmediatamente introducido en un coche patrulla, pero lleg¨® cad¨¢ver al hospital. Testigos de la acusaci¨®n han asegurado que a Gonz¨¢lez Torres le mataron, una vez esposado, en un portal del barrio de Pan Bendito donde se hab¨ªa refugiado tras una espectacular persecuci¨®n. "Esta nueva versi¨®n policial", dijo ayer el abogado de la acusaci¨®n, Emilio Rodr¨ªguez Men¨¦ndez, "intenta justificar algo que vio todo el mundo: que llevaba las esposas puestas. Lo han declarado ante el juez hasta el m¨¦dico y la enfermera que vieron el cad¨¢ver de este hombre".Seg¨²n el relato del cabo Villarejo, dispar¨® al ver en el suelo a su compa?ero, desarmado y amenazado por el delincuente con su propio rev¨®lver reglamentario. "Le dispar¨¦ a una distancia de dos metros. Le apunt¨¦ al hombro. No s¨¦ por d¨®nde entr¨® la bala. S¨ª recuerdo que le vi la cara, que me estaba mirando con la cara desencajada".
"Nosotros cumpl¨ªamos con nuestro deber", insistieron ambos polic¨ªas. "Aquel hombre quer¨ªa escapar a costa de lo que fuese. De hecho, durante la huida estuvo a punto de atropellar a un ni?o que iba en bicicleta. Hubo que dispararle para salvar la vida de un corripa?ero y, quiz¨¢, la de otras personas".Calle cortada
Previamente, los dos polic¨ªas aseguraron no tener escolta policial alguna. "No tenemos miedo y creemos que no necesitamos protecci¨®n porque la gente vio lo que pas¨® y tenemos la conciencia tranquila". Fuera del despacho del abogado donde se desarroll¨® la peque?a conferencia de prensa, hab¨ªa, sin embargo, un m¨ªnimo de tres coches policiales y seis agentes municipales que incluso cortaron la calle al tr¨¢fico para facilitar la salida de los polic¨ªas implicados. Ayer fue imposible hablar con el concejal de Seguridad, Carlos L¨®pez Collado, ni con ning¨²n otro responsable para determinar de qui¨¦n parti¨® la orden del despliegue policial.
Seg¨²n el informe forense, la bala que mat¨® el pasado 23 de agosto a Juan Andr¨¦s Gonz¨¢lez Torres le entr¨® por la axila, atraves¨® los pulmones y la tr¨¢quea y qued¨® alojada en la regi¨®n submandibular. "Yo le atrap¨¦ en el rellano del primer piso. Le bajaba cogido por el cuello de la camiseta y por una manga. Fue entonces cuando mi companero, que estaba en el portal, me grit¨® 'cuidado, la navaja'. Yo no hab¨ªa visto ning¨²n arma. Entonces se inici¨® el forcejeo". Durante esa lucha, seg¨²n la versi¨®n policial, los agentes desarmaron al delincuente y consiguieron ponerle las esposas en la mu?eca izquierda, pero Gonz¨¢lez Torres consigui¨® arrebatar la pistola al otro polic¨ªa, Carlos Ib¨¢?ez.
Los polic¨ªas confirmaron la versi¨®n de que la persecuci¨®n se inici¨® en la plaza de Ramales, al ser avisados de que el ladr¨®n estaba robando un coche marca Simea 1.200. Dicha persecuci¨®n se realiz¨® en coche y a la carrera hasta un portal de la calle de Besolla, en Pan Bendito. Seg¨²n los polic¨ªas, en el portal presenciaron los hechos unas 15 personas. Fuera, cuando ya se llevaban a Gonz¨¢lez Torres mortalmente herido, hab¨ªa ya unas 200 increpando a los polic¨ªas.
El cabo Villarejo se mostr¨® desolado: "Es muy dif¨ªcil apretar el gatillo", dijo. "Llevo nueve a?os en el cuerpo y es la primera vez que me pasa una cosa as¨ª. Despu¨¦s de disparar me qued¨¦ contra la pared. Estaba ido. Luego, he pasado unos d¨ªas horribles".
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