Scola, Carlo Tognoli y Jack Lang hacen pol¨ªtica, mientras Oshima presenta su mediocre autobiograf¨ªa
El aburrimiento sigue siendo el protagonista de esta, hasta ahora, mediocre Mostra. Turqu¨ªa present¨® una pel¨ªcula trist¨ªsima y sombr¨ªa, que no hay manera de entender Italia aport¨® una monumental cursiler¨ªa intelectualista, que ha costado nada m¨¢s que 500 millones de pesetas, y la esperad¨ªsima autobiograf¨ªa de Nagisa Oshima fue recibida en medio de un silencio incr¨¦dulo: ?c¨®mo se las arregla tan profundo cineasta para realizar una obra tan superficial? Se ve y no se cree: el creador de la arriesgad¨ªsima El imperio de los sentidos no arriesga aqu¨ª ni una idea, ni un solo sentimiento turbador.Mientras tanto, a falta de cine, los pol¨ªticos han desembarcado en el Lido. Scola, Lang, Tognoli y, desde Deauville, el capo del cine de Hollywood Jack Valenti, hacen su consabido c¨®ctel de negocio y arte, pronunciada esta ¨²ltima palabra con todas las cautelas posibles.
Ettore Scola, al frente de una delegaci¨®n del ex comunista PDS, o Partido Democr¨¢tico de Izquierda, ofreci¨® ayer sin escatimar tintas negras sobre la situaci¨®n del cine italiano, una plataforma de debate: la convocatoria de una convenci¨®n nacional italiana sobre el cine.
El ministro italiano del Espect¨¢culo, Carlo Tognoli, impulsor de algunas reformas en la producci¨®n del cine europeo, ha dicho que habr¨¢ que construir un nuevo Palazzo del Lido. Una hermosa promesa, que viene haci¨¦ndose ministro tras ministro, cada septiembre en Venecia.
?gil y con los pies en la tierra, como de costumbre, el ministro franc¨¦s de Cultura, Jack Lang, ha llegado para intentar acuerdos pr¨¢cticos con Tognoli, como crear una agencia de coproducci¨®n cinematogr¨¢fica italo-francesa, destinada a hacer fluido el creciente sistema de producci¨®n paneuropea, en el que hasta ahora es Francia quien lleva la batuta.
Se presume que, en las bambalinas de este encuentro, estar¨¢ la discusi¨®n sobre la pretensi¨®n francesa de trasladar la celebraci¨®n del Festival de Cannes a septiembre, en vez de en mayo. Espinoso asunto, que no s¨®lo ha levantado ronchas aqu¨ª, sino al otro lado del Atl¨¢ntico, desde donde Jack Valenti ve peligroso, para las cuentas corrientes de sus socios de la MPAA, que se creen organismos unitarios internacionales en la coproducci¨®n europea. Desde Deauville, donde pasa estos d¨ªas, y donde tiene lugar un festival exclusivamente de cine de Hollywood, Valenti ha terciado en la controversia franco-italiana, sin duda para a?adir fuego a la le?a: "Hay ya demasiados festivales en septiembre"., ha dicho. Y a?adido: "Esto no es bueno", aunque se le ha olvidado aclarar para qui¨¦n no es bueno, aunque se supone.
?Es cine la remilgada e intelectualoide obra del italiano Fabio Carpi El amor necesario? Si es as¨ª, apaga y v¨¢monos; como apagaron y se fueron multitudes en la sesi¨®n del pase de prensa, tal vez porque no se percataron de lo divertida que era la pel¨ªcula si se la miraba en su comicidad involuntaria: citar con seriedad a Goethe, a Leopardi, a Freud e incluso a Buda y Jehov¨¢ en una escena de cama puede llegar a ser desternillante. Y lo fue.
Al turco Gizli Yuz no se le entiende apenas nada de lo que quiere contar, y que cuenta a medias en El viaje secreto. Y, no obstante, la pel¨ªcula es a veces inquieta y tiene misterio y m¨¦ritos, aunque parece excesivamente deudora del estilo y la b¨²squeda de Theo Angelopoulos, un cineasta griego que ya entra en los dominios de la maestr¨ªa.
A quien, por el contrario, se le entiende todo es al gran Nagisa Oshima, que en Kyoto, el mundo de mi madre, pretende contarnos su vida y lo que en realidad hace es escamotearla. Y se le entiende todo, porque en realidad no cuenta nada. O peor a¨²n: lo cuenta con palabras (el filme est¨¢ narrado en off por el propio Oshima, que de cuando en cuando aparece en la pantalla) pero no con im¨¢genes.
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