Patria querida

ASTURIAS VIVIR? un oto?o duro. Los sindicatos han convocado un d¨ªa de huelga general en octubre, que estar¨¢ precedido por otro en la miner¨ªa, sector con el que m¨¢s se identifica al Principado por su fuerte dependencia de la explotaci¨®n del carb¨®n a trav¨¦s de la empresa Hulleras del Norte (Hunosa) y Minas de Figaredo. La convocatoria se debe a las medidas de reestructuraci¨®n en esa empresa minera, en la sider¨²rgica Ensidesa y en Santa B¨¢rbara, que tiene dos plantas en la regi¨®n. Las cuatro, adem¨¢s, pertenecen al Estado a trav¨¦s del Instituto Nacional de Industria (INI).Hunosa, y en menor medida las otras empresas, se ha convertido en el gato a quien nadie se atreve a poner un cascabel. Ning¨²n pol¨ªtico ignora su falta de futuro, pero tampoco el peso social de las fuerzas que se oponen a su desmantelamiento. As¨ª es como las p¨¦rdidas han ido en aumento hasta superar actualmente los 60.000 millones de pesetas anuales. Desde su constituci¨®n, hace 24 a?os, Hunosa ha costado al erario p¨²blico -a los contribuyentes- 980.000 millones de pesetas.

La novedad es que Bruselas ha. tomado cartas en el asunto, planteando la necesidad de, reducir las ayudas a p¨¦rdidas de explotaci¨®n a empresas con contrato-programa, f¨®rmula utilizada por el Estado para enchufar el d¨¦ficit de esa empresa a sus presupuestos generales. El INI ha elaborado un informe seg¨²n el cual Hunosa debe reducir su personal en un tercio (unas 5.900 personas) en dos a?os. El estudio plantea asimismo el cierre de algunos pozos. La aplicaci¨®n de este plan requiere una inversi¨®n de cerca de 250.000 millones de pesetas.

El proyecto ha sido rechazado de pleno por todas las fuerzas sociales y pol¨ªticas de la regi¨®n -incluida la Iglesia- Pero esa unanimidad en el rechazo no ha sido seguida por atisbo alguno de alternativa realista, pese a que los t¨¦cnicos consideran que el planteamiento del INI se queda corto. Naturalmente, las consideraciones t¨¦cnicas no son las ¨²nicas a ser tenidas en cuenta, pero parece evidente que la actitud del avestruz -tan disciplinadamente mantenida por todo el mundo desde hace por lo menos una d¨¦cada- no ayuda a encontrar esas alternativas que conjuguen el inevitable criterio econ¨®mico con los sociales, que tambi¨¦n han de ser considerados. Hunosa genera el 9,3% del empleo regional y el 30% de las rentas personales de siete municipios mineros asturianos. M¨¢s los efectos indirectos en unas cuencas -Nal¨®n y Caudal- con m¨¢s de 200.000 habitantes. Tampoco puede ignorarse que Asturias ha sido una de las regiones m¨¢s castigadas por la reconversi¨®n en los a?os ochenta.

El problema reside en la creaci¨®n de empleos sustitutivos. Asturias es una de las zonas mejor situadas para captar nuevas actividades. El INI es optimista en ese sentido, y la Administraci¨®n ha apostado por Asturias para un proyecto de la envergadura del de Dupont, con inversiones superiores a, los 109.000 millones de pesetas y que dar¨¢ empleo a mil trabajadores. Hay otros proyectos en marcha, pero a la vista de las inversiones precisas cabe preguntar si las enormes cantidades destinadas a tapar las p¨¦rdidas de las empresas subsidiadas no hubieran tenido mejor destino de haberse destinado, desde hace 10 o 12 a?os y con arreglo a un plan racional de inversiones, a la sustituci¨®n paulatina de esos empleos sin perspectivas por otros en sectores con futuro.

Si no se hizo no fue porque a nadir se le ocurriera, sino porque las fuerzas sociales, y en primer lugar las centrales sindicales, que en ninguna otra regi¨®n espa?ola cuentan con una influencia social tan determinante, no quisieron ni o¨ªr hablar de ello.