Hoy comienza el juicio de 'Eddie' y otros 11 monitores de la secta 'Edelweiss'
Eduardo Gonz¨¢lez Arenas, Eddie, l¨ªder de la secta Edelweiss y otros 11 de sus dirigentes de la misma se sentar¨¢n hoy en el banquillo de la Audiencia Provincial para ser juzgados como presuntos autores de 75 delitos de corrupci¨®n de menores. Hace casi siete a?os, bajo la cobertura de actividades de acampada, ni?os y adolescentes cayeron en la s¨®rdida red de un grupo de presuntos pederastas que, previo juramento de silencio, les iniciaron en las pr¨¢cticas homosexuales.
El compromiso de silencio, roto por uno de los miembros en noviembre de 1984, provoc¨® un esc¨¢ndalo de proporciones may¨²sculas, hoy casi olvidado. Han pasado siete a?os desde la primera denuncia y los entonces ni?os hoy superan la mayor¨ªa de edad, algunos han formado una familia y les repugna evocar unos hechos que quieren enterrar a toda costa. "Nos comieron el tarro. Lo que nos hac¨ªan en las excursiones ya se lo he dicho a la Polic¨ªa y s¨®lo quiero olvidarlo", dijo entonces uno de los menores.
Seg¨²n el fiscal, Eddie comenz¨® en 1970 a crear grupos que con la apariencia de promover el esp¨ªritu de aventura fueron aglutinando ni?os de 11 y 12 a?os de edad a los que inculcaron conductas proclives a sus apetencias sexuales.
Tras unas experiencias iniciales en Alicante, que concluir¨ªa con una primera condena por corrupci¨®n, Eddie reemprendi¨® su actividad en Madrid. Se rode¨® de una docena de elegidos con los que manten¨ªa relaciones homosexuales y les invisti¨® como instructores de los menores a los que captaron en n¨²cleos de relaci¨®n familiar o escolar entre residentes en la madrile?a zona del Retiro.
Los ni?os recib¨ªan uniformes param¨ªlitares y se les convenc¨ªa de que iban a formar un grupo guerrillero de altos y nobles ideales. A los iniciados o jabatos les adoctrinaban sobre la existencia del planeta Nazar, en guerra con el planeta Delhais, al que ser¨ªan trasladados los ni?os en caso de guerra nuclear.
Para merecer llegar a Delhais hab¨ªa que alcanzar un estado de perfecci¨®n que pasaba por olvidar la educaci¨®n familiar. En Delhais no hab¨ªa cabida para las mujeres, por lo que para prepararse para la relaci¨®n perfecta que se mantiene en esos planetas deb¨ªan estimular su amor hacia sus maestros y compa?eros de grupo hasta alcanzar el grado de guardia de hierro. ?stos deb¨ªan prestar juramento de fidelidad y silencio y eran marcados en la axila y el brazo izquierdo con un alambre candente que formaba una H y una I cruzadas.
Masturbaci¨®n con menores
Seg¨²n la acusaci¨®n fiscal, las doctrinas sobre relaciones homosexuales eran acompa?adas de actos de masturbaci¨®n colectiva entre los elegidos o entre algunos de ¨¦stos con alg¨²n menor y en presencia de los restantes, a los que incitaban a realizar estas pr¨¢cticas. As¨ª consegu¨ªan vencer su repugnancia y facilitarse el acceso a los alevines del grupo "haci¨¦ndoles objeto de tocamientos y masturbaciones que ocasionalmente conclu¨ªan con la realizaci¨®n de la c¨®pula anal".
Los ni?os que se resist¨ªan a la masturbaci¨®n o a ser sodomizados eran postergados, lo que procuraba la sumisi¨®n de los dem¨¢s a monitores y guardias de hierro m¨¢s aventajados.
El proceso se dilat¨® por la huida de Eddie con algunos dirigentes de la secta a Portugal, que les entreg¨® a Espa?a en 1985. La calificaci¨®n del fiscal data de 1986. Eddie sali¨® de prisi¨®n en 1987. Un posterior peloteo de competencias entre la Audiencia Nacional y, la Provincia] y el olvido en los ¨²ltimos a?os han retrasado el juicio hasta ahora.
El fiscal pide para Eddie seis a?os por cada uno de los 75 delitos de corrupci¨®n de menores con la agravante de reincidencia. En total, 450 a?os de los que no cumpliria m¨¢s de 18, el triplo de la pena m¨¢s grave que puede corresponderle. Para cada uno de los otros 11 procesados pide un total de 225 a?os, de los que cumplir¨ªan nueve.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.