Emocionales alegatos en el juicio de San Salvador
ENVIADO ESPECIALLos fiscales y defensores del juicio por la matanza de los seis jesuitas y dos sirvientas de la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador convirtieron sus alegatos en un espect¨¢culo grotesco, m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites del rid¨ªculo, en un intento de conmover emocionalmente al jurado encargado de emitir el veredicto.
Concluida la lectura del sumario, acusados y defensores dispusieron de una primera tanda de seis horas por cada parte para sus alegatos. Las peculiaridades del sistema procesal salvadore?o, las caracter¨ªsticas hist¨®ricas del juicio, la presencia de las c¨¢maras de televisi¨®n y un elevado n¨²mero, de periodistas y observadores extranjeros, tal vez todos estos factores unidos desencadenaron una org¨ªa de verborrea e histrionismo en fiscales y defensores.
El jurado encargado de emitir el veredicto recibe en El Salvador el nombre de tribunal de conciencia y debe decidir seg¨²n sus convicciones, sin que importen mucho las pruebas presentadas. "?Justicia!", clamaba el fiscal Sa¨²l Zelaya en tono pat¨¦tico, al mismo tiempo que agitaba en una mano el fusil ametrallador AK-47, el arma homicida del rector de la UCA, Ignacio Ellacur¨ªa, y otros dos jesuitas. Congestionado y sudoroso, Zelaya gesticula y se desgaflita para explicar al jurado, oculto tras una mampara, c¨®mo estaban los cr¨¢neos destrozados de las v¨ªctimas.
La teatralidad del fiscal aumenta cuando se refiere a la barbarie de los acusados, "porque aqu¨ª no se dijo un mont¨®n de cosas", y a?ade que "cada una de las mujeres ten¨ªa una lesi¨®n en los genitales, la ni?a en la regi¨®n inguinal y la madre en el monte de Venus".
El alegato del primer defensor no fue menos melodram¨¢tico y no vacil¨® en contar que Dios hab¨ªa curado de su par¨¢lisis a un hijo del coronel Guillermo Benavides, el militar de m¨¢s rango entre los acusados. Argument¨® el defensor que esto es un signo de la divina providencia que indica la inocencia de Benavides. Sigui¨® con argumentos chovinistas y plante¨® la absoluci¨®n de los acusados como un caso de dignidad nacional frente a la intervenci¨®n extranjera.
En tono rugiente declar¨® el defensor: "Hace 500 a?os fuimos descubiertos por gente inteligente que nos vinieron a quitar nuestras creencias..., pero hace 170 nos libramos del yugo espa?ol y en este d¨ªa v amos a demostrar que estamos liberados de ese yugo dando un veredicto absolutorio".
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