"La sola uni¨®n econ¨®mica de Europa es el fin de la CE"
Haciendo gala de una iron¨ªa no exenta de amargura, el socialdem¨®crata Piet Dankert, de 57 a?os, apunta que de tanto discutir sus l¨ªmites y caracter¨ªsticas los Doce pueden acabar logrando una uni¨®n pol¨ªtica falta de contenido. En tal caso duda de que la Comunidad sea capaz de asumir las responsabilidades derivadas de las transformaciones ocurridas en Europa desde 1989. Convencido, por el contrario, de que. la CE concentrar¨¢ hasta fin de siglo sus esfuerzos en reducir la tensi¨®n provocada por t¨¦rminos como profundizaci¨®n y ampliaci¨®n, "ambos interrelacionados", el proyecto holand¨¦s de uni¨®n pol¨ªtica le parec¨ªa, como antes de su derrota, suficiente para mostrar el camino que sus miembros enfilar¨¢n en el futuro.Pregunta. A la vista de las airadas cr¨ªticas suscitadas por la propuesta holandesa, ?cree que resulta posible alcanzar el ideal de una unidad pol¨ªtica?
Respuesta. Nuestro proyecto es s¨®lo uno de los muchos pasos que deber¨¢n darse para alcanzarla. Reconozco que en algunos extremos es poco osado, pero ello se debe a las posturas encontradas de muchos pa¨ªses. De todos modos, la Comunidad es el ¨²nico punto de estabilidad en Europa continental, y tenemos que edificar sobre ella. Por eso resulta imprescindible conocer ahora nuestras propias intenciones acerca de su futuro. Sin un acuerdo sobre la personalidad pol¨ªtica que deseamos otorgarle a la CE, no podemos 'incrementar su democracia interna o su poder de decisi¨®n. En tal caso habr¨¢n ganado pa¨ªses como Dinamarca o el Reino Unido, que contemplan la vida comunitaria desde el punto de vista del beneficio econ¨®mico y no como,un¨¢ entidad pol¨ªtica.
P. Precisamente brit¨¢nicos y daneses rechazan cualquier p¨¦rdida de soberan¨ªa nacional en favor de la comunitaria. ?Espera lograr cambios en su actitud antes de la cumbre comunitaria de Maastricht en diciembre?
R. La aut¨¦ntica dificultad ser¨¢ la incorporaci¨®n de la pol¨ªtica exterior y de seguridad y la cooperaci¨®n en materia judicial y de polic¨ªa en una estructura comunitaria. El Reino Unido y en menor medida, Francia hacen una interpretaci¨®n muy intergubernamental de las dos primeras. El Parlamento brit¨¢nico adem¨¢s no quiere ceder ni un mil¨ªmetro de su soberan¨ªa nacional en asuntos exteriores. Sin embargo, todas las discusiones sostenidas por los Doce acerca de Yugoslavia o Europa del Este han reflejado esa necesidad de ara?ar soberan¨ªa nacional para modelar una actitud com¨²n sobre problemas que nos afectan a- todos. Alemania, Espa?a, Italia, B¨¦lgica, Luxemburgo y la misma Francia pueden aceptar en su d¨ªa que los votos de la mayor¨ªa decidan en algunas ¨¢reas de pol¨ªtica com¨²n. En cuanto a Londres, si no cambia su actitud, malograr¨¢ un acuerdo sustancial en pol¨ªtica exterior y de seguridad dentro o fuera del tratado de la uni¨®n pol¨ªtica. Y demostrar¨¢, junto con Dinamarca e Irlanda, que a¨²n no han digerido el aspecto pol¨ªtico de la Comunidad.
P. En estas circunstancias, ?c¨®mo podr¨¢ abordar la Comunidad su propia ampliaci¨®n?
R. Los mismos pa¨ªses que se oponen a perder soberan¨ªa defienden con fuerza la integraci¨®n de nuevos miembros. Pero, si no profundizamos en nuestra unificaci¨®n, a?adiremos al problema institucional otro de cohesi¨®n social. Y para pa¨ªses como Espaf¨ªa ello puede transformarse en una condici¨®n para la apertura. Antes de abrir la puerta hay que saber si deseamos alcanzar la uni¨®n pol¨ªtica, porque, si la ¨²nica posible en Europa es la econ¨®mica, ello significa el fin de la CE que nos hab¨ªamos propuesto.
Reacciones inapropiadas
P. ?No le parece que la defensa europea desaparece de un horizonte pr¨®ximo si la pol¨ªtica de seguridad europea s¨®lo es un complemento de las obligaciones contra¨ªdas con la OTAN y la Uni¨®n Europea Occidental?R. Antes de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, nadie pensaba en a?adir la pol¨ªtica exterior al ideal de la Comunidad. El mundo ya no es el de 1945, y tanto Yugoslavia como el golpe de Estado en la URSS o la guerra del Golfo han mostrado que en un sistema intergubernamental nuestras reacciones no son la mejor tarjeta de presentaci¨®n. No podemos ignorar que el futuro de la OTAN depende de EEUU y de Europa. Quiz¨¢ las relaciones entre ambas orillas del Atl¨¢ntico vayan a ser m¨¢s bilaterales. De cualquier modo, no creo que posponer su definici¨®n hasta 1996 constituya un problema. No puede avanzarse m¨¢s deprisa.
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