La caza del ni?o

El siglo pasado se denomin¨® el Siglo de las Luces. En cambio, la centuria actual, en que vivimos, con tanta tecnolog¨ªa y tanta barbarie, a¨²n no sabemos c¨®mo se llamar¨¢. Ha sido un centenario de indudables avances, pero, a la vez, muy convulso y tortuoso.El racismo campea en su forma m¨¢s primitiva y rid¨ªcula. En Espa?a, verbigracia, acabamos de ver un espect¨¢culo circense protagonizado por unas madres payas que vociferaban: "?Asesinos!" a unos ni?os gitanos que asist¨ªan a la escuela.

Vimos tambi¨¦n lo que sucedi¨® en Aitona y en Madrid con algunos gitanos. Estas acciones son simplemente bochornosas. No se puede olvidar que los gitanos, por sol? juri, son espa?oles tambi¨¦n.

Pero ?c¨®mo puede haber racismo tan risible en un pa¨ªs donde nadie es puro de raza? Hubo en Espa?a inmigraciones transitorias y permanentes de iberos, celtas, latinos, visigodos, eslavos, de Asia Menor y de los ¨¢rabes, que arrastraron en su impronta a muchos mulatos del Magreb y todo el norte africano, y se mezclaron con el vulgo en 800 a?os de convivencia.

Durante los cinco siglos que han transcurrido desde el en-

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