Girona, el nombre de la cosa
Joaquim Nadal, alcalde socialista de la ciudad, encabeza la campa?a de desobediencia civil
El alcalde de Gerona, Joaquim Nadal, no ha dudado ni un momento en apuntarse a una campa?a promovida por el peri¨®dico local El Punt y ha sido uno de los primeros en sustituir la GE de la matr¨ªcula de su autom¨®vil particular por la GI, que alg¨²n d¨ªa ser¨¢ legal. El socialista Nadal ha actuado con alevos¨ªa, le ha dado toda la publicidad que ha podido y ha ordena do poner la Gl en todos los veh¨ªculos del parque m¨®vil municipal. Al gobernador civil, Pere Navarro, no le ha gustado ni pizca que su correligionario encabezara una campa?a de desobediencia civil. Pero Nadal no ha aflojado. Y es que si se quiere ser alcalde socialista en la capital de una provincia como la de Gerona, que da mayor¨ªas del 56% a CIU en las elecciones auton¨®micas y en la que los socialistas no ganaron ni en octubre de 1982, hay que tener reflejos r¨¢pidos.
Eso es lo que, una vez m¨¢s, ha demostrado Nadal. El asunto arranca de las enmiendas del PSOE y el PP a una proposici¨®n de ley presentada por Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) en el Congreso de los Diputados para que los nombres oficiales de las provincias de Gerona y L¨¦rida pasen a ser los originales; es decir, Girona y Lleida. El PP y el PSOE propugnaron con esas enmiendas un r¨¦gimen de doble denominaci¨®n oficial: Gerona / Girona, L¨¦rida / Lleida.
Esta pretensi¨®n -a la que ya han renunciado- provoc¨® una airada reacci¨®n en las provincias afectadas, que desbord¨® inmediatamente el ¨¢mbito de los partidos y tom¨® forma de protesta ciudadana. Y los nacionalistas de CiU, con Jordi Pujol a la cabeza, se lanzaron a una desaforada explotaci¨®n pol¨ªtica del asunto. Una vez m¨¢s presentaron al PSOE como enemigo de lo catal¨¢n, y al PSC, como una quintacolumna del PSOE en Catalu?a. Pujol ha llegado al sarcasmo, mof¨¢ndose del l¨ªder socialista catal¨¢n, Raimon Obiols, justo cuando ¨¦ste porfiaba en la direcci¨®n del PSOE para deshacer el entuerto.
"Ahora, Obiols tendr¨¢ otro nombre, adem¨¢s de Raimon: Raimundo", ha dicho.
Pero Nadal, un catedr¨¢tico de Historia de Catalu?a, de 42 a?os, alcalde desde 1979, perteneciente a una de las buenas familias de su ciudad, no se ha dejado atrapar y no ha hecho como Obiols, que se ha movido entre bambalinas sin echarse en p¨²blico contra sus compa?eros del PSOE.
Para gran parte de los dirigentes pol¨ªticos catalanes, pero sobre todo para los progresistas, la conciencia c¨ªvica va ¨ªntimamente unida a la preservaci¨®n del idioma, que lleva siglos manteni¨¦ndose en dura competencia con el castellano. Es una actitud que el poeta Salvador Espriu, m¨¢xima figura de la ¨¦tica civil catalana enfrentada al franquismo, defini¨® como el objeto principal de la existencia de una generaci¨®n. "Hemos vivido para guardaros la palabra, para devolver su nombre a cada cosa", dijo a las generaciones venideras en versos que todos los catalanistas conocen. Nadal es uno de ellos. Y la palabra, en este caso, es Girona.
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