"Estos cobardes vienen a por la gente m¨¢s sencilla"
"Estos cobardes vienen a por la gente m¨¢s sencilla". Jos¨¦ Antonio Cardoso, cu?ado del teniente Francisco Carballar, asesinado ayer en Madrid, reflejaba, intentando mantener la serenidad, la indignaci¨®n y la rabia que sacudi¨® ayer a los vecinos de los barrios de Aluche y Carabanchel tras los tres atentados terroristas. Las explosiones ocurrieron junto a los colegios de la zona y minutos antes o despu¨¦s de la entrada de los ni?os. Para hoy se ha convocado una manifestaci¨®n silenciosa.
A las ocho de la ma?ana, poco despu¨¦s de hacer explosi¨®n la bomba que asesin¨® al teniente Carballar, numerosos vecinos, algunos en bata y pijama se concentraban en el lugar del atentado. "Nos van a matar a todos; este es un barrio obrero y humilde", comentaba una mujer ante el amasijo de hierros en el que qued¨® convertido el autom¨®vil.Jos¨¦ Antonio Cardoso recordaba que en una ocasi¨®n le hab¨ªa comentado a su cu?ado: "Paco, un d¨ªa vendr¨¢n a por ti". Pero Carballar, militar desde los 16 a?os, le replic¨®: "Pues si vienen que vengan". No tomaba precauciones, dijo el familiar. Sus m¨¢s recientes afanes se decantaban por el pluiriempleo. Hab¨ªa compatibilizado la milicia con la labor de camarero y taxista.
Un ni?o que se asom¨® tras o¨ªr la deflagraci¨®n explic¨®: "Vi el coche elevarse durante unas d¨¦cimas de segundo". Felizmente, Carballar hab¨ªa abandonado la costumbre de llevar en su coche por las ma?anas al colegio a sus dos hijos peque?os, Alicia, de 16 a?os, y Juanchi, de 17. La esposa, tras o¨ªr el estallido, baj¨® corriendo y encontr¨® el cad¨¢ver mutilado de su marido en la trasera del veh¨ªculo. El hijo mayor, Vicente, se empap¨® en la sangre de su padre al intentar in¨²tilmente socorrerlo.
Alicia Serrano, una joven vecina, del segundo piso, se estaba lavando cuando estall¨® el artefacto. "La explosi¨®n me levant¨® casi del suelo". Inmediatamente se asomaron y vieron el cad¨¢ver del militar. Llamaron a la polic¨ªa. Varios vecinos cubrieron el cuerpo con una manta roja a cuadros.
Cuando, a las 8.45 sal¨ªa de su domicilio en la calle de Camarena Mar¨ªa Jes¨²s Gonz¨¢lez Guti¨¦rrez acompa?ada de su hija Irene, la portera, que hab¨ªa o¨ªdo la noticia del primer atentado, dud¨® en avisarle. "Le iba a decir que tuviera cuidado, pero se me olvid¨®". Mar¨ªa Jes¨²s arranc¨® sin problemas su Seat 127 de segunda mano, aparcado frente a la vivienda, y se alej¨® apenas 500 metros.
"Todos sab¨ªamos que Mar¨ªa Jes¨²s trabajaba en la comisar¨ªa de Los C¨¢rmenes. Es muy amable, siempre dispuesta a hacer favores". Est¨¢ separada desde hace cinco a?os de de su marido, Luis Alfonso Villa Herranz, taxista. Para sacar adelante a sus dos hijas, Irene y Virginia, realizaba horas extra en la comisar¨ªa. Le gusta mucho la m¨²sica, sobre todo la cl¨¢sica, la lectura y una afici¨®n que ETA ha truncado: bailar sevillanas.
Una extra?a furgoneta
Y un dato inquietante: "Durante toda la semana. pasada ha estado pasando por aqu¨ª una furgoneta blanca. Se deten¨ªa junto al edificio y permanec¨ªan horas dentro dos individuos. Se iban y volv¨ªan a hacer lo mismo" explica un portero.
Minutos despu¨¦s, "se oy¨® una gran explosi¨®n y, entre una inmensa nube de humo, vi como sal¨ªa del coche Mar¨ªa Jes¨²s; la explosi¨®n hab¨ªa arrojado a la calzada a Irene", relata una testigo. Jos¨¦ Antonio Romero llevaba a su hijo al colegio cuando estall¨® el veh¨ªculo que conduc¨ªa la funcionaria. "Imag¨ªnate cuando te pega un mortero, pues sentimos algo similar".
Algunos testigos vieron como Irene se convulsionaba en el suelo con las dos piernas seccionadas.
La indignaci¨®n se adue?¨®, minutos m¨¢s tarde, de los vecinos de la calle de Pablo Casals, en el distrito de Carabanchel, donde ocurri¨® el tercer atentado. "Yo iba con mi hermana y con el ni?o. Es tremendo", afirmaba Soledad Corencia. "A m¨ª la explosi¨®n casi me ha levantado del suelo", a?ad¨ªa otra vecina.
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