Una pasi¨®n insatisfecha
Cuando llegue el quinto centeriario del primer Real Madrid-Barcelona, no se recordar¨¢n partidos como el de anoche. Este tipo de duelos suelen acabar con cr¨®nicas que rozan la frontera entre la secci¨®n de deportes y la de sucesos. Ha habido de todo: pisotones a un ¨¢rbitro, goles anulados injustamente, tocamientos dirigidos al p¨²blico, penaltis que han abierto heridas a¨²n no cerradas 20 a?os despu¨¦s... Pero, aunque ayer hubo un penalti y un expulsado, nadie se abri¨® las venas. Un empate es un resultado frustrante, la ant¨ªtesis de la pasi¨®n. Deber¨ªa estar prohibido. Ni siquiera deja resquicio para la puya gentil a los sufridos usuarios del Puente A¨¦reo que se encontrar¨¢n ma?ana en territorio enemigo.En realidad, la pasi¨®n fue amortiguada por el miedo de los dos entrenadores. Radomir Antic y Johan Cruyff no viven noches tranquilas en las ¨²ltimas semanas. Esa sensaci¨®n la traspasaron a sus jugadores. Los dos equipos salieron con un solo delantero. El Madrid se dedic¨® a buscar el gol en faltas al borde del ¨¢rea y los delanteros del Barga dieron una lecci¨®n de c¨®mo no se debe rematar cuando se est¨¢ solo frente al portero. El 1 - 1 cre¨® tanta insatisfacci¨®n g,.-neral como tranquilidad en Antic y Cruyff. Antic conserva su puesto mientras Damocles Beenhakker comienza a rellenar su tiempo libre con trabajo y Cruyff salva el primer obst¨¢culo de un mes de psiqui¨¢trico para el Barcelona.
Confirmaci¨®n
El partido de anoche no hizo m¨¢s que refrendar lo que est¨¢ sucediendo desde el principio de la Liga. El Barcelona no tiene la alegr¨ªa de la pasada temporada. Cruyff ha presionado tanto a sus jugadores, los ha mareado con amenazas, cambios y experimentos, que han perdido la seguridad en s¨ª mismos. Ayer hubo una novedad: Begiristain, un zurdo, jugaba por la derecha y Eusebio, un diestro, lo hac¨ªa por la izquierda. Incluso Stoichkov, un asesino del ¨¢rea, ha perdido su instinto. Tiene tantas ganas de estallar el bal¨®n en la red que, cuando le llega a sus botas, ni siquiera acierta a golpearlo,El Madrid no juega bien, no arrasa como en sus cinco a?os gloriosos, pero lleva seis partidos sacando algo positivo. Antic es un hombre con suerte. Est¨¢ arrinconado contra la pared y con un cuchillo en la garganta, pero siempre encuentra una escapatoria. El Madrid va avanzando a trompicones, sin calidad, pero avanza. Su gran golpe de suerte ha sido el fichaje del brasile?o Rocha, m¨¢s importante que un Prosinecki que a¨²n no ha confirmado su precio.
La sensaci¨®n final fue de desencanto. Estos partidos son especiales. Despiertan los instintos enmudecidos por la vida mon¨®tona de la modernidad. Permiten el grito pasional en plena sala de estar. Recuperan la solidaridad vecinal cuando se escucha la respuesta a trav¨¦s de los delgados tabiques caseros. Incluso aparcan por unos d¨ªas los debates sobre la tele-basura que nos acosa. Y un empate mata toda esa ilusi¨®n. Es un desastre.
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