Broche de oro
Leyendas de la guitarraJoe Satriani, Steve Vai, Brian May, Nuno Bettencourt, Joe Walsh, Paul Rogers. 4.300 personas. Precio: 2.800 y 8.500 pesetas. Auditorio de La Cartuja. Sevilla, 19 de octubre.
La ¨²ltima jornada del festival Leyendas de la guitarra fue para las "guitarras locas", como present¨® Brian May. Y los gultarristas m¨¢s duros ofrecieron una velada de las que hacen ¨¦poca.
Nuevos paganinis de la guitarra el¨¦ctrica, Satriani y Vai han elevado este intrumento a alturas insospechadas de virtuosismo. Cierto que los guitarristas de metal son disciplinados en el estudio, conocedores de estilos diversos -cl¨¢sica, blues, rock, jazz...- y con un dominio del instrumento en todos sus aspectos: t¨¦cnico, t¨ªmbrico, arm¨®nico y malabar¨ªstico. Pero lo que Satriani y Vai ofrecieron en Sevilla supera el asombro.
Comenz¨® Joe Satriani con Satch boogie, para continuar con Suffin with the alien, canci¨®n que le encumbr¨® en 1987. La velocidad, precisi¨®n y riqueza arm¨®nica de sus improvisaciones mostraron a un guitarrista excepcional. Su dominio del espacio so noro es apabullante, pasa de la nota al arm¨®nico con precisi¨®n absoluta, es el maestro del tapping -tocar con las dos manos sobre el m¨¢stil-, y cuando dej¨® de ser vertiginoso y ralentiz¨® -Always with me, a1ways with you-, record¨® a Darryl Stuermer y Allan Hollsworth al trabajar con gran riqueza sobre una octava. Utiliz¨® arm¨®nica y bottleneck, poco habitual entre estos guitarristas, y su actuaci¨®n fue una maravilla.
Steve Vai no se qued¨® atr¨¢s. Es menos arm¨®nico que Satriani, utiliza m¨¢s las escalas disonantes y es m¨¢s agresivo en su sonido, pero igualmente apabullante por su perfecci¨®n t¨¦cnica. En The animal despleg¨® su tremenda espectacularidad con el repleto auditorio dando alaridos. A Satriani y Vai no basta con escucharles; hay que observar su trabajo para darse cuenta de la incre¨ªble altura que ha alcanzado la guitarra el¨¦ctrica gracias a la labor de los m¨²sicos de metal.
Despu¨¦s apareci¨® Nuno Bettencourt, un joven norteamericano que con el grupo Extreme ha logrado el ¨¦xito con una balada digna de los Carpenters: More than words. La interpret¨® junto a Gary Cherone, cantante del grupo, para ejercer despu¨¦s de virtuosista con bases pregrabadas. Facultades no le faltan para convertirse en figura, pero le queda por madurar un estilo propio.
Br¨ªan May, guitarrista de Queen, no alcanza, ni de lejos, el nivel t¨¦cnico de Satriani, Vai y Bettencourt. Aprovecha las posibilidades del sonido y trabaja bien por acordes, pero su digitaci¨®n es menos ¨¢gil. Cuando form¨® tr¨ªo con Satriani y Vai logr¨® uno de los momentos m¨¢s calieiites del festival, por la calidad musical y el compa?erismo que se adivin¨® en el escenario.
Joe Walsh -ex Eagles- comenz¨® con Amazing grace en homenaje a Steve Ray Vaughan. En Funk 49, todos subieron con ¨¦l, y Walsh jam¨¢s se ha visto en otra parecida. La simpat¨ªa y generosidad de Satriani, Vai y May le permiti¨® mantener la energ¨ªa, el ambiente, y arm¨® el taco con Rocky mountain way. La presencia de Paul Rogers -antiguo cantante de Free y Bad Company- mantuvo el nivel hasta el homenaje final a Jimi Hendr¨ªx con Hey Joe y el cartel al completo. El festival hab¨ªa alcanzado el cenit en un d¨ªa memorable. Un broche de oro.
Babelia
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