Un fondo econ¨®mico de cooperaci¨®n para el Magreb
Una de las propuestas que en los ¨²ltimos a?os se ha gestado desde diferentes organismos de la ONU es la de vincular la ayuda al desarrollo con el desarme. Una forma pr¨¢ctica de llevar a t¨¦rmino esta vinculaci¨®n en el espacio geogr¨¢fico que nos es m¨¢s pr¨®ximo, el Mediterr¨¢neo occidental, podr¨ªa ser la creaci¨®n de un Fondo Econ¨®mico formado por aportaciones de los tres pa¨ªses de la ribera norte (Espa?a, Francia e Italia), que se destinar¨ªa a financiar los programas de desarrollo humano de los cuatro pa¨ªses de la ribera sur del Mediterr¨¢neo occidental (Marruecos, Argelia, T¨²nez y Libia). Tanto las aportaciones como las recepciones de estos fondos estar¨ªan vinculadas al nivel de rearme de cada pa¨ªs. As¨ª, los tres pa¨ªses donantes (Espa?a, Francia e Italia), aportar¨ªan globalmente para esta finalidad el uno por mil de su Producto Interior Bruto (PIB), unos 2.000 millones de d¨®lares anuales, pero esta cantidad estar¨ªa ponderada por el nivel de gastos militares sobre el PIB y por habitante de cada uno de los tres pa¨ªses.
Francia tiene el 25,7% de la poblaci¨®n de la ribera norte, pero es quien mantiene un porcentaje m¨¢s elevado de gastos militares sobre el PIB (3,7%) y por habitante, (648 d¨®lares); ha de aportar al Fondo, por tanto, m¨¢s recursos que los otros dos pa¨ªses, Espa?a e Italia, que mantienen niveles m¨¢s reducidos de gastos militares, tanto sobre el PIB (2,1 y 2,4%, respectivamente), como por habitante (192 y 353 d¨®lares). De la ponderaci¨®n de estos dos indicadores resulta que Francia habr¨ªa de aportar finalmente el 53,6% de los recursos del Fondo (1.072 millones de d¨®lares anuales), mientras que a Espa?a le corresponder¨ªa una cuota del 13,8% (277 millones de d¨®lares), e Italia el 32,5% restante (651 millones).
En cuanto a los pa¨ªses receptores, la cuota inicial que les corresponder¨ªa si se distribuyesen estos 2.000 millones de d¨®lares por cada habitante, tambi¨¦n se ponderar¨ªa por su nivel de gastos militares sobre el PIB y por habitante, de manera que aquellos pa¨ªses que destinan m¨¢s recursos econ¨®micos a finalidades militares recibir¨ªan menos dinero del Fondo. El reparto inicial del 40%, 39,8%, 13% y 7,2% que corresponder¨ªa a Marruecos, Argelia, T¨²nez y Libia en funci¨®n de su poblaci¨®n total, quedar¨ªa modificado, siguiendo las ponderaciones antes comentadas, por unos porcentajes del 39,4%, 52,6%, 6,5% y 1,5% respectivamente. Argelia, que es el pa¨ªs que dedica menos porcentajes del PIB a fines militares, resultar¨ªa ser en estos instantes el pa¨ªs m¨¢s beneficiado.
La recepci¨®n de estos fondos, adem¨¢s, podr¨ªa quedar condicionada al logro de un techo m¨¢ximo de gastos militares sobre el PIB. En este sentido, podr¨ªa convenirse que s¨®lo se recibir¨ªan aportaciones econ¨®micas a partir del momento en que un pa¨ªs mantenga un nivel de gastos militares inferior al 3,5% de su PIB, circunstancia que en la actualidad no cumplen ni Marruecos, ni T¨²nez, ni Libia.
Reducir gastos
Este condicionante podr¨ªa estimular la reducci¨®n de los gastos militares de estos pa¨ªses. Mientras, los pa¨ªses que estuvieran en condiciones de recibir la ayuda, que es el caso actual de Argelia, podr¨ªan recibir la ayuda inicial que les corresponder¨ªa por su poblaci¨®n, (796 millones de d¨®lares), m¨¢s una cuarta parte de los recursos del Fondo que no se podr¨ªan repartir a los otros pa¨ªses (301 millones suplementarios), con lo que Argelia sumar¨ªa actualmente unos 1.097 millones de d¨®lares de ayuda total. El establecimiento de una cuota del uno por mil del PIB de los pa¨ªses de la ribera norte, como aportaci¨®n al Fondo, significa s¨®lo una s¨¦ptima parte de la recomendaci¨®n hecha por las Naciones Unidas de asignar el 0,7% del PIB de los pa¨ªses ricos a ayuda al desarrollo. Teniendo en cuenta las estrechas vinculaciones de estos tres pa¨ªses europeos con el Magreb, y en especial su inter¨¦s en frenar las corrientes migratorias, parece oportuno proponer que dediquen una parte considerable de su ayuda a la regi¨®n del Mediterr¨¢neo occidental, y que esta ayuda sea mucho m¨¢s elevada de lo que es en la actualidad.
Los IV Protocolos Financieros de la CEE asignan una media de 312 millones de d¨®lares anuales de ayuda a Marruecos, Argelia y T¨²nez entre 1992 y 1996. Espa?a s¨®lo ha concedido 12,2 millones de d¨®lares al Magreb, durante 1989, de su Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD). Se trata de cifras realmente parcas comparadas con lo sugerido en esta propuesta, sin duda mucho m¨¢s pr¨®xima a las necesidades reales de estos pa¨ªses.
La vinculaci¨®n entre la ayuda al desarrollo y el desarme no es tampoco una novedad en cuanto a planteamiento. El ¨²ltimo informe del PNUD sobre desarrollo humano se?ala, por ejemplo, que "habr¨ªa de existir un l¨ªmite, una proporci¨®n del PIB gastado a fines militares, a partir del cual no se concede ayuda". Un reciente estudio del Banco Mundial, redactado por su antiguo director, Robert McNamara, vincula tambi¨¦n el desarme con la ayuda al desarrollo al sugerir que la ayuda ha de ir siempre acompa?ada de reducciones en los gastos militares. El primer ministro japon¨¦s, por su lado, tambi¨¦n ha manifestado que su pa¨ªs condicionar¨¢ la ayuda econ¨®mica al logro de bajos niveles de gastos militares en los pa¨ªses receptores.
Una ¨²ltima observaci¨®n, pero muy importante, es que los recursos de este Fondo no han de destinarse a promocionar las exportaciones de los pa¨ªses de la ribera norte, sino a la construcci¨®n de un desarrollo humano sostenible.
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