Llantos palestinos
, BeirutLas paredes del campo de refugiados palestinos de Chatila (donde milicianos cristianos protegidos por Israel perpetraron una matanza espantosa en 1982), lavadas y repintadas 1.000 veces, amanecieron ayer con proclamas en rojo contra la participaci¨®n en la Conferencia de Paz de Madrid, hacia la que los delegados palestinos partieron llorando. "No al di¨¢logo impuesto por Israel", dec¨ªa una, firmada por el Frente Popular de Liberaci¨®n de Palestina, que reflejaba fielmente las intensas emociones desencadenadas en v¨ªsperas de la Operaci¨®n Pax.
Una multitud en l¨¢grimas despidi¨® en Jerusal¨¦n a los delegados, que tomaron un autob¨²s -quiz¨¢ era el autob¨²s de la paz al que tanto ha aludido James Baker-, cruzaron el r¨ªo Jord¨¢n y llegaron a Amm¨¢n. Era la primera etapa de los palestinos en su hist¨®rico viaje hacia el palacio de Oriente.
La delegaci¨®n palestina parte con esperanza y resignaci¨®n hacia el palacio de Oriente
La profesora Hanan Ashraui miembro del equipo de asesores de la delegaci¨®n de 14 palestinos y que actuar¨¢ como su portavoz, todav¨ªa ten¨ªa los ojos Irritados cuando lleg¨® a la capital jordana. "La gente nos despidi¨® con l¨¢grimas. Todos lloramos", reconoci¨®. Y no era s¨®lo de emoci¨®n. Hab¨ªa tambi¨¦n pena. "No llor¨¢bamos solamente porque a los palestinos se nos reconoce ahora como un pueblo con voz propia. Era tambi¨¦n porque entramos en este proceso con desventajas, mientras nuestro pueblo se queda atr¨¢s, como reh¨¦n".La partida de Jerusal¨¦n fue un momento hist¨®rico que Ashraui describir¨ªa m¨¢s tarde como un momento que le caus¨® "asombro y miedo a la vez". Para esta incansable luchadora por la causa se entra "en una nueva era". Y se hizo en medio de escenas sin duda inolvidables.
Los viajeros con destino a Madrid salieron del hotel Jerusal¨¦n, fuertemente custodiados por la polic¨ªa, y los recibi¨® el ulular de centenares de palestinas que hac¨ªan la uve de la victoria. Los hombres entonaron el Biladi, biladi (Mi tierra, mi tierra), el himno palestino proscrito por los israel¨ªes. Pa?uelos al vuelo, besosal aire, pu?os en alto. Pero a las puertas del hotel hab¨ªa sobre todo l¨¢grimas. Tras d¨¦cadas de conflicto con Israel, los palestinos part¨ªan a la mesa de negociaciones con una mezcla de esperanza y resignaci¨®n. Era, en m¨¢s de un sentido, la hora de dar ese gran salto en el vac¨ªo que a fuerza de desventuras han aprendido a temer los palestinos.
Paz justa y estable
Esta vez, sin embargo, los alienta el hecho de que cuentan con apoyo internacional. Jaidar Abdul Shaf¨ª, el m¨¦dico de 73 a?os que encabeza la delegaci¨®n palestina, declar¨®: "Espero que podamos lograr una paz justa y estable. Vamos con el coraz¨®n y la mente abiertos. No estamos contra una soluci¨®n interina, pero, evidentemente, aspiramos a un Estado independiente".
Para los dirigentes palestinos, sentarse a la mesa de negociaciones con Israel no entra?a en lo m¨¢s m¨ªnimo el fin de la Intifada, la rebeli¨®n de las piedras iniciada hace casi cuatro a?os en los territorios ocupados y que la semana pasada cobr¨® su v¨ªctima n¨²mero 1.000. "Existe un tremendo sentido de determinaci¨®n entre los palestinos", dijo Ashraui. "Creoque la Intifada se int ensificar¨¢, seguir¨¢ desarroll¨¢ndose y. se consolidar¨¢. La Intifada es la fuerza y la legitimidad de la delegaci¨®n Palestina", a?adi¨®.
No era el mensaje que el l¨ªder de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), Yasir Arafat, hab¨ªa lanzado horas antes, cuando desde T¨²nez ofreci¨®a Israel una tregua para facilitar las conversaciones de Madrid. En todo caso, no fue una oferta sencilla. Arafat sugiri¨® un par¨¦ntesis en las host¨ªlidades de la guerrilla fuera de Israel pero pidi¨® un precio demasiado alto para el conservador Gobierno jud¨ªo: "Si Israel quiere una tregua, que venga a hablar corimigo", dijo el l¨ªderpalestino. De Israel, por supuesto, no hubo una sola palabra. Treinta y cinco kil¨®metros al sur de Beirut, en el campo de refugiados de Ein el Helweh, una facci¨®n de Al Fatah encabez¨® un simb¨®lico mot¨ªn contra Arafat. Era otra muestra de los intensos y contradictorios sentimientos que viven los palestinos.
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