Escuelas de machacar

Los que tengan un trabajo o unos padres que le pongan un plato en la mesa dejar¨¢n la lucha profesional con las primeras lesiones serias. Otros colgar¨¢n los guantes por unos meses y volver¨¢n espor¨¢dicamente por 50.000 o 100.000 pesetas, aunque tengan muchas posibilidades de perder. No es tongo, es pelear a sabiendas de que en la otra esquina hay otro mucho mejor.Un profesional del gimnasio Metropolitano (6.000 pesetas de cuota al mes) lo apunta: "En Estados Unidos, un boxeador ha declarado que por 40 millones ser¨ªa capaz de pelear contra Mike Tysson, Hollyfield y los mejores del mundo en la misma noche. Bueno, pues aqu¨ª lo mismo, pero por 40.000 pesetas. A lo mejor se est¨¢n buscando la vida en la calle y esa noche consiguen un dinero f¨¢cil".El entrenador del club Atl¨¦tico de Madrid, que entrena en el estadio Manzanares, concreta: "Muchos moros salen a pelear y se caen con los primeros pu?etazos, porque los cogen expresamente para perder. No es tongo, es la desigualdad inmensa que hay entre los dos".El directivo de la Ferroviaria Juli¨¢n Rodr¨ªguez no cree que haya ese inter¨¦s econ¨®mico, porque, seg¨²n afirma, la escasez de p¨²giles es demasiado grande para que eso se produzca. "Cuando venga el entrenador de aqu¨ª, le dir¨¢ que todo marcha muy bien, pero no es cierto. El boxeo es un deporte de presidiarios ' s¨®lo hay que verlo en Estados Unidos. En la Ferro, tuvimos hace pocos a?os un chileno que promet¨ªa. Un d¨ªa llam¨® diciendo que estaba en la c¨¢rcel. Lo t¨ªpico, que hab¨ªa cometido un error, que lo sent¨ªa mucho y tal. No lo volvimos a ver".Golpear en las costillas
El entrenador de la Ferro -olor a sudor, paredes desconchadas, retratos antiguos -es Alfonso del R¨ªo. Tres veces campe¨®n de Espa?a en la d¨¦cada de los cincuenta, taxista y propietario de un quiosco de prensa. "SI un p¨²gil ve que el otro tiene sangre, se anima m¨¢s, porque eso significa que va ganando". Ha entrenado a los campeones Pedro Carrasco y Jos¨¦ Manuel Ibar, Urtain, a 70 presos en la c¨¢rcel de Carabanchel, y al hijo del banquero Gerardo L¨®pez de Quesada. "Cuando viene alguien nuevo, les ense?o las partes del cuerpo. Si se pega en el h¨ªgado tiene que ser un gancho de izquierda, y al coraz¨®n, un directo de derecha. La gente nueva no sabe c¨®mo se distribuyen las costillas y yo se lo explico. Por ejemplo, la car¨®tida, que est¨¢ debajo de la oreja, es un punto muy vulnerable. Con un buen pu?etazo ah¨ª, el contrario cae seguro".
De sus alumnos, s¨®lo tres compiten profesionalmente. Juan Zacar¨ªas, empleado de una empresa de seguridad, ha luchado cuatro a?os y lleva dos retirado. Es alto y fuerte y lleva el pelo al cero, como cuando vino de la Legi¨®n. "En la festividad de la Legi¨®n pod¨ªamos retar a un oficial para pelear con nosotros. As¨ª empec¨¦".
Pedro Paris, del Atl¨¦tico de Madrid, a sus 63 a?os, es uno de los entrenadores m¨¢s veteranos de Espa?a. Entrena todos los d¨ªas a unas 15 personas. "Tengo de todo, como en botica. Hay estudiantes, dos guardias civiles y alg¨²n que otro ex presidiario. Tambi¨¦n hay drogadictos. Un chaval me dice que viene por no meterse en la droga, porque sus hermanos son toxic¨®manos. El padre, que es polic¨ªa, no sabe c¨®mo agradec¨¦rmelo. Tambi¨¦n tengo a Alexis, que es el rey de las pandillas en Alcorc¨®n. Su madre dice que a m¨ª me hace m¨¢s caso que al padre, porque ellos no pueden con ¨¦l".
Todos sus alumnos le hablan de usted y le llaman don Pedro. Paris asegura que no tiene problemas para mantener la disciplina. "A veces he tenido que echar a alguno porque les pegan a los chicos. Una vez le dije a un moro: '?Qu¨¦ pasa, por qu¨¦ le pegas a ese chico?. Me puse los guantes y le hice pelear conmigo. Aqu¨ª se comportan bien, no s¨¦ fuera lo que har¨¢n. Por ejemplo, esos dos chavales que hab¨ªa ah¨ª con el pelo corto son del Frente Atl¨¦tico. Ma?ana coger¨¢n el autob¨²s para Barcelona [se refer¨ªa al partido de ayer, Bar?a-Atl¨¦ticol y armar¨¢n all¨ª la pelotera. Aqu¨ª son bell¨ªsimas personas".
El entrenador asegura que selecciona bien a sus chicos. "A los moros los echo, no los aguanto. Una vez fui con los chicos al casamiento de un boxeador. Un moro se pidi¨® almejas y le dije: 'Usted no se come eso con las manos porque no sabe y vamos a dar el espect¨¢culo'. Se qued¨® con las almejas en la mesa".
Los m¨¢s J¨®venes
Los entrenadores coinciden en que cuanto antes se prepare a un alumno m¨¢s f¨¢cilmente aprenden. En la Ferro se entrenan dos ni?os. Hacen sombra (perfeccionan su t¨¦cnica en solitario), golpean el saco y saltan la cuerda con disciplina. A¨²n no se han enfrentado.
Jos¨¦ Luis, de 12 a?os, lleva dos meses en el club. Su padre fue boxeador y ahora es portero de discoteca. "Es un polvorilla -, comenta un miembro del club "vive s¨®lo con el padre. Un d¨ªa le pregunt¨¦ que cu¨¢ndo iba a venir el padre para presentar el carn¨¦ Y me dijo que su padre hab¨ªa salido de Madrid por unos d¨ªas '?Entonces qui¨¦n te cuida en casa?', le pregunt¨¦. Me dijo que ¨¦l se bastaba, y debe de ser verdad, porque es muy espabilado ?l y su amigo se han comprado un protector de boca y a veces vienen con una amiga que lo mira. Aqu¨ª est¨¢n recogidos".
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