Un enorme torrente de ingenio
Marcel Tarn¨¦ y el realismo po¨¦tico franc¨¦s de los treinta; el esp¨ªritu anarquizante y corrosivo de publicaciones como Mapa-Hari; el comic, desde Corben hasta Gotlieb, por poner s¨®lo dos nombres que otros ampl¨ªan incluso al aut¨®ctono 13, Rue del Percebe; P¨¦rec; Raymond Queneau; el cine gore; el musical; Terry Gilliam y su Brazil. Cultivador de un oficio emparentado con el diseccionador, pero tambi¨¦n con el top¨®grafo, el cr¨ªtico ha tenido que echar mano de comparaciones diversas para intentar situar de alguna forma este Delicatessen, deb¨² en el largometraje de dos veteranos practicantes de otras formas del audiovisual. Un filme que ha sido la sensaci¨®n de la pasada temporada en Francia y ganador de varios galardones festivaleros, los ¨²ltimos en Sitges hace algunos d¨ªas: mejor direcci¨®n, mejor actor principal, mejor banda sonora.Algo de todas esas referencias enumeradas hay; pero sin duda alguna la principal caracter¨ªstica de este filme a la vez, preciso y desmadrado, sutil y disparatado, feroz y ardientemente l¨ªrico, que bascula constantemente entre la inocencia y la crueldad es su inmensa capacidad de sorpresa. Porque si algo han sabido hacer sus responsables, despu¨¦s de un trabajo de cuatro a?os para poner en pie la producci¨®n, es justamente diluir todos los ingredientes de partida para construir una laboriosa y con frecuencia feliz combinaci¨®n de extremos, que pilla al espectador casi siempre a contrapi¨¦.
Delicatessen
Direcci¨®n y gui¨®n: Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro. Fotograf¨ªa: Darius Khondji. M¨²sica: Carlos d'Alessio. Producci¨®n: Claudie Ossard para Constellation UGC-Hachette, Francia, 1991. Int¨¦rpretes: Dominique Pinon, Marie Laure Dougnac, Jean Claude Dreyfus, Karin Viard, Rufus, Ticky Holgado, Silvie Laguna, Jacques Mathou. Estreno en Barcelona: cine Capsa (versi¨®n original).
Historia surreal
Delicatessen cuenta la historia surreal de un prestidigitador en paro forzoso. La raz¨®n de su inactividad no es otra que la de haber perdido a su chimpanc¨¦, que ha ido a parar a la olla de un carn¨ªvoro. Aclaremos: sin situar con precisi¨®n la an¨¦cdota en el pasado (hay algunos elementos escenogr¨¢ficos que abonar¨ªan esta hip¨®tesis) o en un futuro incierto, lo cierto es que Delicatessen tiene su punto de arranque en una crisis de prote¨ªnas animales que hace de todo hijo de vecino un aspirante antrop¨®fago.El protagonista, Louison -impagable Dominique Pinon-, va a dar con sus huesos en un inmueble situado en un bald¨ªo del extrarradio, que se yergue aislado en medio de un paisaje des¨¦rtico. All¨ª tendr¨¢ que esquivar durante un par de d¨ªas los instintos liquidadores del patr¨®n, carnicero asesino y especulador contumaz, lo que har¨¢ con la impagable ayuda de la enamorada hija del monstruo, la miope, t¨ªmida violonchelista Julie.
El peregrinar de Louison por el inmueble dar¨¢ pie para la presentaci¨®n de sus moradores: una pobre familia de cinco miembros que sue?a con comer carne y que no vacilar¨¢ en sacrificar a su propia abuela; dos hermanos solterones, uno de ellos enamorado de una vecina casada y aquejada le peligrosas y fallidas ansias de suicidio; un militar retirado que vive entre ranas y caracoles; una atractiva joven, amante del charcutero a cambio de la raci¨®n gratis de carne, y as¨ª sucesivamente: cada uno de estos personajes dar¨¢ lugar a golpes ingeniosos y a n¨²meros de variada procedencia que sit¨²an el filme en la tradici¨®n mayor del espect¨¢culo esc¨¦nico popular: la m¨²sica, la prestidigitaci¨®n, la magia incluso.
Deficatessen es una catarata de ingenio. Su ¨²nico defecto, menor, es no saber canalizarlo siempre como debiera. Pero no abundan en el cine europeo ejemplos similares de talento, con momentos sencillamente perfectos: como, por ejemplo, los n¨²meros que tienen como protagonista indirecta una cama.
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