Tres leyes

El empe?o del Gobierno en aprobar tres leyes que afectan a las garant¨ªas constitucionales y marginan a la justicia es muy sospechoso. La repulsa p¨²blica a la Ley de Seguridad Ciudadana ya fue manifestada coi! suficiente elocuencia el domingo, pero a¨²n quedan otras dosque tienen su miga. Una es la ley de datos inform¨¢ticos; otra, la Ley de Ordenaci¨®n de las Telecomunicaciones.Si se aprueba la ley de datos inform¨¢ticos tal cual quiere el Gobierno, todo el mundo estar¨¢ metido en un ordenador, con datos sustanciales relativos a su intimidad, incluidas ideolog¨ªas, creencias, inclinaciones, y este precioso material informativo -complementario al que, maneja Hacienda respecto a patrimonios, ingresos, cuentas" relac;?ones comerciales- lo controlar¨¢ un comisario nombrado por el propio Gobierno. Si se aprueba la Ley de Ordenaci¨®n de las Telecomunicaciones, el Gobierno podr¨¢ cerrar emisoras por simple decisi¨®n administrativa, en funci¨®n de cuestiones tan subjetivas y discutibles como difundir conversaciones privadas. Si se aprueba la Ley de Seguridad Ciudadana, la polic¨ªa podr¨¢ asaltar domicilios particulares en el caso de que crea (o diga creer) que en ellos se comercia droga.

Cada una de estas leyes, por s¨ª sola, es incompatible con la democracia, pues amenazan las libertades ciudadanas. Y juntas constituyen un peligroso instrumento represor, especialmente temible si se deja al arbitrio de gobernantes sin escr¨²pulos, y no digamos si se trata de gobernantes enloquecidos por la er¨¢tica del poder.

Cuando un Gobierno pretende tomar medidas contra medios de comunicaci¨®n, fichar a los ciudadanos e irrumpir en sus viviendas sin intervenci¨®n judicial, eso es dictadura. Y si ocurre en democracia, tambi¨¦n. Ser¨¢ una dictadura con disimulo, pero dictadura al fin.