Mahler, sensible, y Falla, apartado
Deb¨ªa cantar esta semana la soprano Mar¨ªa Or¨¢n con la Orquesta Nacional, adem¨¢s de la Cuarta sinfon¨ªa de Mahler, las Siete canciones de Falla, en la orquestaci¨®n de Berio o en la de Halffter. El material musical de la segunda lleg¨® a Madrid el mismo viernes al mediod¨ªa y el de la primera a¨²n no se ha recibido. Son cosas de nuestro ambiente musical. Desde aqu¨ª, invito al archivo Manuel de Falla a gestionar la posesi¨®n de materiales en dep¨®sito, para que estas perturbaciones no se produzcan precisamente con nuestro primer m¨²sico del siglo XX. Si los herederos no pueden conseguir de las editoras (Eschig, de Par¨ªs, y Universal, de Viena) tal merced, nadie lo lograr¨¢.S¨ª lleg¨® a punto el material del Concierto para tromb¨®n de Grondahl y la sinfon¨ªa de Mahler, que, por cierto, pertenece a la misma Universal.
Orquesta Nacional de Espa?a
Director: V¨ªctor Pablo P¨¦rez. Solistas: Mar¨ªa Or¨¢n (soprano) y Rogelio Igualada (tromb¨®n). Obras de Falla, Grondahl y Mahler. Auditorio Nacional. Madrid. 15 de noviembre.
Don Manuel fue despachado con el eterno recurso de la introducci¨®n y danza de La vida breve, eso s¨ª, interpretada por la ONE y V¨ªctor Pablo P¨¦rez (Burgos, 1954) con finas calidades, tiempos justos y ausencia de tipismo espa?ol, que tanto repugnaba a Falla.
Rom¨¢ntico rezagado
En cuanto a Laudy Grondahl (Ordrup, Dinamarca, 1886-Copenhague, 1925), es un rom¨¢ntico rezagado que vivi¨® entre 1886 y 1925, escribi¨® bien y con buen dominio de los distintos instrumentos. Su Concierto para tromb¨®n es grato y brillante, sobre todo si est¨¢ defendido por un solista tan excelente como el castellonense Rogelio Igualada, actualmente en las filas de la ONE sin perder un ¨¢pice de su condici¨®n natural de concertista. Para ¨¦l sonaron muchos y entusiastas aplausos.Los mereci¨® por su trabajo de colaboraci¨®n y por su versi¨®n de la Cuarta de Mahler V¨ªctor Pablo P¨¦rez, un m¨²sico de pies a cabeza y de una sensibilidad que gusta internarse por los m¨¢s ¨ªntimos recovecos, de una m¨²sica cargada siempre de bellezas, pero no en todos los casos f¨¢cil de construir. Si en los movimientos instrumentales de la obra el lied aparece como intrahistoria, en el tiempo final se hace presente, aunque precisa de una voz, un dominio de los matices y del idioma como los que posee Mar¨ªa Or¨¢n en alto grado. Mientras la escuch¨¢bamos, sent¨ªamos m¨¢s la ausencia de las Canciones de Falla que tan bien dice y entiende. Otra vez ser¨¢, y a buen seguro que, sin tardanza, la profesora de la Escuela Superior de Freiburg nos dar¨¢ su depurado Falla, si es que no hay fallo como ahora.
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